Las declaraciones al Deluxe del abogado americano de Arantxa Sánchez Vicario rebajaban en apariencia la tensión entre la tenista y su marido, seguramente en busca de un entendimiento entre ellos que pudiera evitar un juicio largo, costoso y negativo para los dos. Pero las heridas siguen abiertas y las acusaciones que se han cruzado hasta ahora han sido estocadas mortales.
La tenista confesó llorando tanto a su hermano Emilio, donde buscó refugio poco antes de Navidad, como a sus abogados españoles, que su esposo la había abandonado, quería quedarse con la custodia de los hijos y retenía efectos personales de ella y sus trofeos deportivos, ocultando que llevaban un tiempo sin hacer vida conyugal y que seguían juntos cara a la galería, «para no perjudicar la imagen de ella», como rezaba el email de Santacana a Arantxa que Informalia adelantó el pasado fin de semana en exclusiva, según recoge Informalia.
Pero la complicada situación financiera del matrimonio, con posibles inversiones en paraísos fiscales, y la demanda del Banco de Luxemburgo exigiéndoles penas de prisión si no devuelven los 7,5 millones de euros que deben a la entidad, les obliga a una estrategia común de defensa.
VÍDEO DESTACADO: Arantxa Sánchez Vicario en el Australian Open 2016