Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Casta, caspa y caverna

Miguel Font Rosell

Hay momentos en la historia que marcan inicios o términos, y el esperado debate Rajoy-Sánchez es un ejemplo, de libro, del final de una época política en España.

A menos de una semana de las elecciones generales, el poder ya no se decide entre dos partidos amortizados, en base a determinar quien es mas o menos trincón, a quien indultamos, o a quien condenamos, con la premisa asentada de que “al final son todos iguales”. Hoy el poder y sus maneras habrán de decidirse, en teoría, entre 10 partidos políticos que podemos agrupar en 4 familias diferentes: los viejos (PP-PSOE), los nuevos (Ciudadanos-Podemos), los desheredados (IU-UPyD) y los separatistas (PNV y Bildu-Convergencia (o como se llame) y ERC).

Los separatistas, por obra y gracia de una ley electoral absurda en la que se favorece a quienes se presentan únicamente en circunscripciones autonómicas, van a tener bastante mas presencia en el Parlamento Nacional que a quienes, presentándose en toda España, se les ha colgado ya el sambenito de los desheredados, aunque al final estos sumen bastantes mas votos que quienes nada quieren saber con el Parlamento Español, aunque eso si, se presentan.

También victimas de esa ley electoral van a ser los nuevos, partidos con amplia presencia juvenil, con bases en general mas cultas, dinámicas, comprometidas, ilusionadas y en espera de la utópica llegada real de la democracia, asentadas mayoritariamente en las principales ciudades, en detrimento de los partidos tradicionales con mayor presencia en la España mas profunda, donde un escaño es mucho mas barato que para quienes representen a los ciudadanos de las principales capitales, tanto es así que a igual porcentaje de votantes en las encuestas, el PSOE sacaría unos 10 escaños mas que Ciudadanos, lo que no deja de ser un solemne atentado a la democracia.

Ante este panorama, ayer tenía lugar un debate, entre los partidos mayoritarios en España hace ahora ya la friolera de 4 años (una eternidad). Como era de esperar en dos partidos que han perdido en intención de voto, ya todo su capital de gobierno en solitario, el resultado ha sido calcado a lo que cabía prever de su larga trayectoria. Dos horas de constante enfrentamiento, de eterno protagonismo del “y tu más”, insultos, descalificaciones, mentiras, montones de datos contrapuestos, carencia absoluta de ideas, promesas sin apoyo en justificación alguna, en definitiva, todo aquello que ha hecho que la mayoría de los españoles pensantes no quieran ya saber nada mas de tales partidos, ni de tales formas de “liderar”.

El debate tenía lugar en la academia de la TV, en campo neutral pero, ¿quién lo ganó?.

En cuanto a cadenas, creo que sin lugar a dudas la sexta, con una tertulia posterior a la que asistieron los nuevos (Rivera e Iglesias) y una conexión posterior con los desheredados (Garzón y Herzog), sin presencia, evidentemente, de los separatistas a quienes todo esto parece importarles un higo chumbo.

Ya en cuanto a candidatos, sin lugar a dudas la victoria fue para Rivera principalmente, con más presencia en la tertulia posterior, mayor aplomo, mejores formas, mejores argumentos y mejor sustentados, mejor dialéctica y con planteamientos muy similares a los de Iglesias, quien no pasa de acertar en los diagnósticos en detrimento de los remedios, coincidiendo ambos en que lo contemplado era el ocaso de otra época, de una forma de hacer política absolutamente ineficaz y pasada de moda, la puesta en escena del hartazgo mayúsculo de gran parte de los españoles hacia la falta de ideas, las continuas peleas, la falta de entendimiento, algo que cualquier ciudadano actual desprecia ya profundamente. Por parte de Iglesias, quien se fue pronto, al parecer para atender otras obligaciones, se dijo, no obstante, algo realmente ingenioso y destacable: “si el debate fuera importante, el PP hubiera enviado a Soraya”.

En cuanto a los dos contrincantes, uno lanzado a la yugular del contrario y el otro sorprendido de que alguien pudiera no rendirle pleitesía, el peso de un pasado lleno de corrupciones, errores, vaivenes y negligencias, todo ello bajo el lema de “y tu más”, no dio para nada esperanzador ni ilusionante, sino todo lo contrario. Tan es así que hoy parece que lo único destacable son los insultos y aquí es preciso introducir un matiz que, en general, parecen ignorar los medios, quienes achacan el insulto personal a cada uno de los combatientes. Cierto que Sánchez acusó a Rajoy personalmente de no ser decente (falta de cualidad personal), pero este no le respondió con otra falta de cualidad personal, sino con una actitud de falta de cualidad, cuando le dijo que “lo que manifestaba” era ruin, mezquino y miserable (no el propio Sánchez). Son matices, sin duda, pero el que no es decente, no lo es en la mayor parte de sus actuaciones, mientras que a quien actúa en una ocasión concreta, de forma ruín, mezquina o miserable, no se le supone el serlo de forma habitual.

Matices aparte, esto es como las religiones, los fijos de ambos partidos, los adoctrinados, seguirán votándoles pase lo que pase, e incluso pensarán que con ello actúan correctamente, sintiéndose incluso honrados en hacerlo (hay que ser cebollo, a estas alturas), aunque se haya puesto de manifiesto para cualquier individuo pensante, que tales partidos y tales formas, pertenecen ya a la historia, se encuentran amortizados y no son activo alguno de valía para el futuro de España. Por otra parte, los indecisos, los del grupo “no sabe o no contesta”, si tras el “debate” no lo tienen claro, empieza ya a ser preocupante.

El problema catalán fue evitado por ambos, quienes manifestaron no tener ni una sola idea sobre el particular, ya no digamos del problema que seguirá al catalán, el vasco, o de la inmigración, el atajo de la prevención contra la corrupción en los propios partidos, la dependencia, el paro de larga duración, las sicab, los indultos, los sindicatos, la reforma de la justicia, la transformación del Senado, la abolición de las Diputaciones a favor de las propias autonomías, la profundización en el Estado Federal, la enseñanza, la reforma de la Constitución, etc. Ni una sola idea desarrollada y contrastada por ninguna de las partes, ni un planteamiento de colaboración en nada. Curiosamente, solo se pusieron de acuerdo en algo absolutamente obsoleto, el mantenimiento de la inmensa retahíla de municipios que ya desde la Unión Europea nos piden que aglutinemos.

En definitiva, casta, caspa y caverna.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

Lo más leído