Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Propuesta para salvar la unidad nacional

 

Pocas veces la historia de España ha estado tan comprometida, y tan pendiente de la necesidad de una urgente toma de decisiones de carácter patriótico, en manos de unos pocos que hasta ahora están demostrando estar más pendientes de sus propios intereses que de los del país que se lo consiente, lo que supone que la semana entrante marcará un antes y un después en nuestro futuro patrio.

Como entiendo que todos debemos aportar nuestro granito de arena para intentar salvar la situación, sobre todo trás la proclamación en Cataluña de un nuevo presidente de la Generalitat, mas dispuesto incluso que el anterior a dar, a toda prisa, los pasos necesarios para independizarse y “echar del país a los invasores”, y solo faltan unos días para la apertura del nuevo parlamento español donde decidir el futuro gobierno de la nación, me permito exponer mi solución al problema, expuesta ya en otro artículo el siguiente día a las elecciones generales.

Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos, los tres partidos que tienen clara la necesidad de no fragmentar España, designan cada uno un equipo de cinco negociadores y ponen sobre la mesa otras tantas ideas fundamentales que piensen que hoy precisa reformar España. Nombran de común acuerdo un moderador ajeno a los tres partidos, independiente y de sobrado y reconocido prestigio nacional y se reúnen, a puerta cerrada, con un plazo establecido, para elaborar un documento de consenso que contenga las reformas consensuadas y su compromiso de reforma constitucional para llevarlas a cabo.

Con el programa elaborado, cada partido debería ceder en sus aspiraciones, de manera que al Partido Popular, como partido mas votado, se le adjudicaría el gobierno, quien a su vez, ante el rechazo generalizado que provoca Rajoy, cedería en dar el liderazgo a Soraya Saez de Santamaría. El Partido Socialista, cedería en cuanto a no formar parte del gobierno y como contrapartida se le adjudicaría la presidencia de Congreso y Senado, mientras a Ciudadanos se le adjudicaría la presidencia de un Comité de seguimiento y control de la materialización de los acuerdos adoptados. Podemos, por otra parte, ejercería de oposición durante los dos años que duraría esa legislatura para, a partir de ahí, convocar nuevas elecciones y que cada uno rentabilice sus logros, bien como gobierno, como presidencia de las instituciones, como seguimiento y control del proceso, o como oposición, introduciendo en sus programas todo aquello que considerasen necesario para el pais y que no se hubiera afrontado en esos dos años de salvación nacional.

En cuanto a Cataluña, nada se soluciona con las continuas amenazas con que tan mal se ha afrontado el problema, sino ofreciendo las toneladas de razones que existen para convencer a los catalanes sobre el beneficio común de seguir juntos, de manera que en esos dos años y a poder ser cuanto antes, se llevaría a término un referendum nacional en el que consultar a los españoles la siguiente pregunta: “¿Considera que Cataluña debe formar parte del Estado español?. Evidentemente en espera de una respuesta afirmativa en todo el territorio, incluida Cataluña, sería preciso que no solo fueran las instituciones catalanas, como ha sido hasta ahora, quienes aportaran razones a sus vecinos, sino que el gobierno central debería encargar toda una batería de informes a los mas prestigiosos consultores internacionales, para poner de manifiesto las consecuencias que para España y para Cataluña tendría, en todo orden de convivencia para todos, la proclamación de su independencia, algo sobre lo que deberían manifestarse, clara y públicamente, las distintas instituciones europeas, ya sean de orden político, económico, comercial, deportivo, etc.

Hecho esto así, la consulta popular arrojaría un SI masivo hacia la continuidad de Cataluña en España, tanto en todo el territorio español como en la propia Cataluña, poblada por una gran mayoría de personas cabales, ajenas a cualquier veleidad independentista a poco que se le pongan de manifiesto las consecuencias reales de tal locura segregacionista.

Es el momento en el que todos debemos ceder algo de nuestros encasillamientos, de ser generosos en pro del país. Quedan unos días para este proceder. Si no está en nuestros políticos la generosidad suficiente como para llevar a cabo una solución de este porte, a nadie extrañe que en el corto-medio plazo, a España no la reconozca ni la madre que la parió, o el fantasma del 36 empiece a recorrer las sombras de nuestros mas oscuros presagios.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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