Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

…Y los Pujol en la calle

 

 

Pero, ¿qué ha sido de la justicia? ¿Desde que mentes se administra hoy justicia en España?.

Una familia que lo ha sido todo en política, que actuaban desde un caciquismo alarmante, que trincaron lo que no está escrito, que consideraban suyo el país que administraban, que cobraban por cualquier adjudicación pública, que se movían por los paraísos fiscales como Pedro por su casa, que se han reído de todo y de todos, que llevan años escondiendo pruebas a su antojo y que no hay un puñetero juez que les meta mano. Ni siquiera preventiva, en la calle y con chulería.

Por otro lado, un par de chavales que montan en la esquina de una calle un chiringuito ridículo, financiado y permitido por el ayuntamiento, donde representar una obra de títeres con un público de niños con sus padres, que no superan las treinta personas, quienes ante su sorpresa asisten a una obra nada adecuada para niños, que les escandaliza y como consecuencia avisan a la policía municipal quienes los detienen, los llevan a comisaría, y a las pocas horas un juez declara prisión sin fianza, acusados de un delito de enaltecimiento del terrorismo.

Al día siguiente, los medios en general montan un pollo descomunal, condenan a galeras a los titiriteros, apoyados por toda la caverna mediática que sin encomendarse a conocimiento alguno sobre el particular ni a contrastar nada, pronostican poco menos que el fin del mundo y como consecuencia de ello, nuestro culto país que solo lee titulares, se revoluciona y varios colectivos apocalípticos piden poco menos que la rápida resurrección de la guillotina y en la plaza pública. Estamos locos…

Pero, ¿qué ha analizado el juez?. Se trata de una compañía (uno y la compañía) llamada “Titeres desde abajo”, que representan una obra llamada La bruja y D. Cristóbal, inspirada en el retablillo de D. Cristóbal de Federico García Lorca, en la que han sustituido la figura protagonista por una bruja okupa, que tras una serie de vicisitudes en donde no faltan asesinatos, violaciones, y otras lindezas, finalmente es apresada a costa de falsear el delito del que se le acusa, pues aprovechando que está sin sentido, un policía pone en sus manos una pancarta con la leyenda “Gora Alka-ETA” para así poder acusarla de terrorista, detenerla y desalojar la vivienda. La obra pretendía, entre otras cosas, ni más ni menos (paradojas del destino) que demostrar las injusticias que a veces se cometen con la imputación de pruebas falsas.

Es una obra que si hubiese sido representada en un teatro, en lugar de en la vía pública, y con un público adulto, nadie hubiese dicho absolutamente nada, salvo las clásicas justificaciones en uno y otro sentido en cuanto a preferencias, e incluso en caso de gustar, hubiese permanecido en cartel el tiempo que fuese sin mayores consecuencias.

Sinceramente, lo de enaltecimiento del terrorismo en este caso, me parece una coña marinera de una irresponsabilidad preocupante. Mi sensación, a la par que asombro, es la de abuso de poder por parte de quien tiene la potestad de decretar tamaña medida, la de cabreo hacia quienes han frivolizado tanto con una profesión como es el periodismo, que requiere de mayor seriedad y contraste a la hora de publicar un falso testimonio, y la de indignación hacia un poder judicial que escandaliza con tales actitudes comparadas, con el uso de varas de medir totalmente descompensadas.

¿Dónde está el enaltecimiento del terrorismo? ¿En la propia pancarta, o en una supuesta actitud que nada tiene que ver con lo que allí tuvo lugar?. La pancarta la pone un policía en manos de una víctima para acusarla falsamente de pertenecer a un grupo terrorista ¿y se condena a los autores y actores por el uso de la pancarta, porque se supone que alguien puede ponerse cachondo con ETA al ver tamaño mensaje? ¿veinte o treinta niños que no tienen ni la menor idea de lo que representa el cartel? ¿y a los escandalizados les aterran más estos chicos que quien los ha mandado a la cárcel sin fianza, en un plís plás? ¿Tanto odio circula que no somos capaces de juzgar las cosas con un poco de sentido común?. A mi tampoco me gustan muchas de las cosas que están ocurriendo en el ayuntamiento de Madrid, dedicado más a saraos cutres, venganzas de posguerra y zancadillas a la inversión, mientras Madrid expone suciedad, basura y cochambre por todas sus esquinas, pero esto es ya excesivo, sobre todo cuando lo ocurrido nada tiene que ver con enaltecimiento del terrorismo alguno, pues la pancarta era un instrumento teatral para otro fin que nada tiene que ver con ETA.

Estos chicos merecen que se les cierre el chiringuito para funciones en la vía publica, por el riesgo que supone para el público infantil una obra violenta de difícil comprensión para su entendimiento (no tanta como los video-juegos regalados por sus padres y la cantidad de delitos de todo tipo que a diario ofrece a todas horas la televisión), que se les censure por la falta de buen gusto de la obra, y cosas por el estilo, pero de ahí a imputarles, a toda prisa, un delito de tal calibre…

Otra cosa es investigar como una responsable de contratación en el ayuntamiento, contrata a estos dos sin saber lo que iban a montar, ni ante quien iban a llevar a cabo una representación que no era para todos los públicos, ni el escenario de cutrerío que el ayuntamiento de Madrid dispone para obsequiar “culturalmente” a sus ciudadanos, etc. cuestiones todas ellas suficientes como para pedir la dimisión inmediata de tales “responsables”, pues al parecer estos chicos no engañaron a nadie representando algo distinto a lo programado. Sinceramente, me parece mucho más grave la actuación de los responsables de “cultura” en el ayuntamiento, que la de los reos de grave delito que sorprendentemente y a la velocidad del rayo, hoy ocupan una celda por la que han hecho muchos más méritos, entre otros, los Pujol y compañía.

Mire usted señoría, lo del enaltecimiento del terrorismo es otra cosa, mucho más próximo al llevado a cabo públicamente, con profusión de videos al respecto, por alguno de los fenómenos (profesores universitarios) a los que el pueblo español ha otorgado recientemente un porcentaje de votos que hoy le permite negociar el gobierno del país, no lo de estos dos pobres bobos haciendo el chorra, en un garito impresentable, ante cuatro amiguitos de parvulario que no entendieron ni jota del asunto.

Por otra parte, el contenido de la pancarta “Gora Alka-ETA” tiene su origen en un grupo musical llamado “Lehendakaris muertos” que al parecer si están más próximos al enaltecimiento del terrorismo y que, en síntesis, significa el dar vivas a una mezcla de AlQaeda y ETA en su reivindicación del anarquismo.

¿Qué ha sido de la justicia, de la mesura y del sentido común?

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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