Las autoridades norteamericanas han presentado formalmente cargos contra el español Javier Martin-Artajo y el francés Julien Grout, exempleados del banco estadounidense JP Morgan, y han ordenado su arresto acusándoles de conspiración para falsear las cuentas y registros, comisión de fraude y falsificación de los registros ante la Comisión de Valores de EE.UU. (SEC).
La demanda, presentada por el Juzgado del Distrito Sur de Nueva York, está relacionada con las multimillonarias pérdidas sufridas en 2012 por el banco estadounidense JP Morgan en relación con una fallida operación con derivados realizada por la oficina londinense de la entidad, que tuvo que asumir un impacto negativo en sus cuentas de 6.200 millones de dólares (unos 4.590 millones de euros).
En un primer momento el escándalo, que hizo tambalearse al propio consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, se centró en la figura del operador Bruno Iksil, conocido como «la ballena de Londres», aunque finalmente las autoridades estadounidenses desestimaron presentar cargos contra él y sí lo han hecho contra su compañero Julien Grout y Martín-Artajo, por aquel entonces responsable de la Oficina de Inversión Principal (CIO) del banco en la City.
En su demanda, el tribunal neoyorquino señala que los dos exempleados de JP Morgan «al menos entre marzo y mayo de 2012» conspiraron y acordaron realizar actos que vulneran las leyes estadounidenses, incluyendo la falsificación de registros y registros ante la SEC.
Martín-Artajo, familia del ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Alberto Martín Artajo, fue el director de la Oficina de Inversión Principal (CIO) de JP Morgan en Londres cuando el trader Bruno Iksil realizó las operaciones que llevaron al agujero financiero. Tanto el español como el francés pueden enfrentar hasta 25 años de prisión cada uno y una multa máxima de 250.000 dólares (unos 189.000 euros).
El fiscal federal neoyorquino Preet Bharara confió en que los ex empleados de JP Morgan Chase se entreguen voluntariamente a las autoridades de Estados Unidos, aunque no descartó iniciar un proceso de extradición en caso contrario. «Estamos en contacto con sus abogados y confiamos en que harán los correcto y se presentarán en Estados Unidos para responder de las acusaciones», dijo en rueda de prensa Bharara respecto a los dos acusados.
No obstante, el ejecutivo español confía en ser exonerado una vez concluya la investigación, según sus abogados. El bufete londinense Norton Rose Fulbright LLP así lo señaló en un comunicado divulgado antes de que la Fiscalía federal de EEUU le acusase formalmente de ocultar parte de las pérdidas de más de 6.000 millones de dólares registradas en Londres.
«Martin-Artajo ha cooperado en cada investigación interna y externa que se le ha requerido en el Reino Unido» y no se le había pedido que no saliese del país, apuntaron sus abogados en su nombre.
Según la prensa estadounidense, Martín-Artajo reside en un pueblo al oeste de Londres, en una de las áreas más exclusivas del Reino Unido que cuenta con vecinos como la Princesa Ana, el primer ministro David Cameron, la modelo Kate Moss, el actor Hugh Grant (y su ex esposa Liz Hurley) y el artista Damien Hirst. El Príncipe Carlos tiene también una casa allí. Y entre los habitantes pasados están Winston Churchill y los escritores T.S. Eliot, J.M. Barrie y Jane Austen.
Dado que según Bloomberg Martín-Artajo ganó 11 millones de dólares (8,3 millones de euros) en 2011, no parece que tuviera problemas en asegurarse una vivienda de esas características.
Según esas mismas informaciones, la casa de Martín-Artajo y su esposa podría costar unas 850.000 libras (un millón de euros). Sin embargo, el financiero no está en ella. La cadena de televisión CNBC ha visitado la propiedad y ha informado de que el servicio doméstico les ha dicho que el matrimonio está de viaje fuera del país. Según la agencia de noticias Bloomberg, los Martín-Artajo dejaron la casa el sábado, cuando ‘The New York Times’ publicó que EEUU iba a solicitar el arresto y la extradición del banquero.
Martín-Artajo tiene una amplia experiencia en finanzas. Antes de trabajar en JP Morgan estuvo en Dresdner, uno de los mayores bancos alemanes. Sin embargo, su carrera se estrelló en 2012, cuando su subordinado Bruno Iksil llevó a cabo una operación en derivados financieros que costó 4.700 millones a JP Morgan, que es el mayor banco del mundo por valor bursátil.
Iksil era conocido como ‘la Ballena de Londres’, por el inmenso tamaño de sus operaciones y el carácter secreto de su identidad. Según las autoridades estadounidenses, Martín-Artajo pudo haber hecho que Iksil y otro empleado del banco, el francés Julien Grout, falsificaran la contabilidad de la entidad para disimular las pérdidas. Grout también ha sido procesado, y podría ser detenido. Desde que dejó JP Morgan, el subordinado de Martín-Artajo ha vivido con sus padres en el sur de Francia. Iksil, sin embargo, no ha sido procesado.
El escándalo de la ‘Ballena de Londres’ ha tenido repercusiones mundiales. Primero, estuvo a punto de hacer que el presidente y consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon -el hombre que convirtió el banco en la mayor entidad del mundo- perdiera uno de esos dos cargos en una rebelión de accionistas que a duras penas pudo calmar.
Después, la crisis salpicó a la agencia de noticias Bloomberg de forma dramática. Eso se debe a que sus periodistas descubrieron el escándalo cuando accedieron al servicio de chats online de la empresa. Teóricamente, los informadores de Bloomberg no pueden leer los mensajes de los usuarios de los terminales informáticas de esa empresa, ya que son privados. La revelación causó un tremendo daño a la reputación de la agencia.
Y, finalmente, la ‘Ballena de Londres’ está siendo usada por el Gobierno de Obama como un caso ejemplarizante. El hecho de que la debacle afecte indirectamente a Dimon -que en los últimos años ha destacado por sus enfrentamientos con los reguladores- le da un simbolismo adicional. Por eso, el Departamento de Justicia de EEUU ha abierto una investigación criminal, que puede acabar con Martín-Artajo y Grout en prisión, y prepara una fuerte multa para el banco.