El director de El Economista cree que Gallardón es la mano que está paralizando las investigaciones contra el exbanquero

¿Carpetazo judicial a las tropelías de Blesa?

Amador G. Ayora: "Se ve que Blesa se siente protegido por Gallardón y por eso es capaz de desafíar a la misma Justicia"

Ayora: "Habría que preguntar a Gallardón por qué la Fiscalía se niega a abrir diligencias sobre el presunto tráfico de influencias que se trasluce de los correos de Blesa"

«El affaire de Miguel Blesa es un auténtico escándalo», afirma Amador G. Ayora, director de El Economista, para a continuación desvelar que el juez Juan Antonio Toro ordenó paralizar las pesquisas sobre la venta del City Bank de Florida.

Blesa pagó por este banco, que intentó utilizar para hacer negocios con Aznar en América, 1.117 millones de dólares —Blesa, el cazador cazado de Caja Madrid–. Un coste disparatado, según el Banco de España.

¿A dónde fue a parar el supuesto sobreprecio abonado?, se pregunta Ayora.

«Es evidente, que no sería tan torpe de enviar una transferencia a un paraíso fiscal a su nombre o el de sus colaboradores. Los pagos se realizaron probablemente por servicios ficticios, como informes de asesoramiento, etc. Por la existencia de estos indicios, el juez Elpidio Silva encarceló a Blesa y solicitó información al FBI sobre varias operaciones y algunas personas que aparecen en los correos de Blesa —¿Qué ponen los e-mails de Blesa para que el TSJM se los vete a la defensa del juez Silva?–, como Carlos Agag, hermano de Alejandro, yerno del matrimonio Aznar, que aparece en operaciones en Cuba y Venezuela.

La Audiencia Nacional jamás dio trámite a la solicitud de Elpidio Silva, lo que obligó a excarcelar al exbanquero —El caradura de Blesa afirma que nunca entendió por qué le metieron en la cárcel–, y el magistrado sustituto, que acaba de tomar las riendas del caso, lo primero que hace es parar la investigación —Elpidio Silva defiende que encarceló a Blesa por riesgo de fuga y destrucción de pruebas–. Las sospechas provienen porque quien manda en la Audiencia Nacional es el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, uno de los grandes amigos de Blesa, como muestran los correos. Gallardón fue su colaborador necesario en varias aventuras empresariales.»

El director de El Economista añade que el exalcalde ofreció, por ejemplo, a Blesa desde el Ayuntamiento, un palacete para albergar la colección de arte del pintor Gerardo Rueda, que Aznar estaba empeñado en que adquiriera la caja —Miguel Blesa al hijo mayor de Aznar: “Caja Madrid no es mi cortijo”–.

«Curiosamente, el fiscal de Madrid, Manuel Moix, bajo las órdenes directas de Gallardón, acudió a los medios a denunciar a Elpidio Silva por presunta prevaricación y posteriormente logró apartarlo de la causa. Todo parece obedecer a una cuidada estrategia consistente primero en fabricarle una fama de loco peligroso, después apartarlo del caso y por último paralizar la investigación para que el asunto sea enterrado.»

Ayora finaliza señalando que «también habría que preguntar a Gallardón por qué la Fiscalía se niega a abrir diligencias sobre el presunto tráfico de influencias que se trasluce de los correos de Blesa» —«Esperanza Aguirre no tiene ni puta idea» (Blesa dixit en un email de 2009)–.

«O por qué el exbanquero se dedica a descalificar al magistrado que lo iba a juzgar sin ningún tipo de pudor. Un comportamiento temerario por parte de cualquier imputado frente a su juez. Se ve que Blesa se siente protegido por Gallardón y por eso es capaz de desafíar a la misma Justicia. El inconveniente es que con ello se encubre a un presunto delincuente.»

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