Qué extraordinario artista es Adriano Celentano.
Nunca me canso de escuchar todas sus versiones de «Il ragazzo della via Gluck», aparte de su emblemático «Azzurro».
Empiezo a lamentar no haberme «italianizado» antes. Hubiera sido un contrapunto positivo a una germanización que llevada al extremo produce efectos secundarios.