La madrugada del sábado 31 de mayo se tiñó de violencia en uno de los enclaves turísticos más populares del sur de España.
Dos hombres de nacionalidad escocesa fueron asesinados a tiros en la terraza del conocido bar irlandés Monaghans, ubicado en pleno paseo marítimo de Fuengirola, Málaga, ante la mirada atónita de turistas y residentes que celebraban el final de la Champions League.
El crimen, ejecutado con aparente profesionalidad y rapidez, ha encendido todas las alarmas sobre la seguridad en una región cada vez más asociada con el crimen organizado internacional.
Según testigos y fuentes policiales, al menos dos hombres encapuchados llegaron en coche al local alrededor de las 23:30 horas.
Uno de ellos descendió armado y disparó varias veces contra las víctimas, que se encontraban sentadas en la terraza.
Uno recibió un impacto en el pecho y falleció al instante; el otro fue alcanzado en tórax y abdomen, muriendo poco después pese a los intentos por salvarle.
Los agresores huyeron rápidamente del lugar, lo que desencadenó un despliegue policial y la instalación de controles en los accesos a Fuengirola.
Hasta el momento no hay detenidos.
Costa del Sol: ¿paraíso turístico o “Costa del Crimen”?
La noticia no tardó en circular por medios británicos e internacionales, reavivando el viejo apodo de “Costa del Crimen” para referirse a la Costa del Sol.
En los últimos años, esta franja litoral ha registrado un preocupante aumento de asesinatos, ajustes de cuentas y operaciones vinculadas al narcotráfico.
El caso más reciente, ocurrido hace apenas seis semanas, fue el asesinato a tiros de un británico en Calahonda, también ejecutado con métodos propios del crimen organizado: disparos a quemarropa y huida en un vehículo que luego fue incendiado.
Aunque Málaga sigue siendo uno de los destinos turísticos predilectos para millones de europeos, las estadísticas muestran una tendencia preocupante:
- En Málaga provincia se cometen una media de 261 delitos diarios según los últimos datos oficiales.
- Los delitos violentos como asesinatos y tentativas han aumentado o se mantienen estables; solo en el primer trimestre del año se contabilizaron seis homicidios consumados y 14 intentos.
- Marbella, Torremolinos y Fuengirola figuran entre las localidades andaluzas con mayor tasa de criminalidad por habitante.
Este auge no es casual: la Costa del Sol funciona como puerta de entrada para hachís africano y cocaína sudamericana hacia Europa, lo que ha atraído a mafias internacionales y ha multiplicado los ajustes de cuentas entre bandas rivales.
El crimen organizado tras la fachada turística
La investigación apunta a que el tiroteo podría estar relacionado con luchas entre bandas criminales originarias del Reino Unido. El propio Monaghans Bar es propiedad —según medios escoceses—de Ross Monaghan, vinculado a una conocida familia criminal de Glasgow. Las conexiones entre bandas británicas asentadas en España y sus rivales escoceses han generado una escalada violenta tanto dentro como fuera del país.
Algunos detalles relevantes:
- El ataque se produjo tras terminar la final europea, cuando decenas de clientes —en su mayoría británicos— llenaban el local.
- La ejecución rápida e impune recuerda a otros crímenes recientes atribuidos a mafias extranjeras.
- La policía nacional mantiene abierta una investigación bajo secreto sumarial.
El perfil bajo adoptado por muchos delincuentes extranjeros —que se camuflan entre turistas o residentes adinerados— dificulta aún más el trabajo policial. Marbella y alrededores se han convertido en refugio habitual para fugitivos internacionales gracias al anonimato que proporciona la alta rotación poblacional y turística.
Testimonios e impacto social
Vecinos y comerciantes muestran creciente preocupación ante la sensación de impunidad. “No es la primera vez que vemos algo así. Hace unos meses mataron a otro hombre cerca. Hay miedo”, cuenta un camarero próximo al lugar.
Los residentes reclaman más presencia policial permanente y controles específicos contra mafias extranjeras. Mientras tanto, asociaciones hoteleras temen que estos hechos dañen la imagen internacional del destino justo al inicio de temporada alta.
¿Es realmente peligrosa la Costa del Sol?
Pese al aumento puntual de delitos graves relacionados con mafias internacionales, los expertos insisten en que el riesgo para el turista convencional sigue siendo bajo. Los crímenes suelen estar dirigidos y planificados entre miembros o rivales de organizaciones criminales. Sin embargo, la frecuencia con que ocurren estos hechos —y su espectacularidad— provoca alarma social y deteriora progresivamente la percepción exterior.
Claves para entender este fenómeno:
- La Costa del Sol combina atractivo turístico con facilidades logísticas para las mafias: puertos deportivos, viviendas lujosas e infraestructuras modernas.
- La globalización criminal ha hecho que bandas británicas, holandesas, rusas o italianas fijen aquí parte de su operativa.
- Las fuerzas policiales locales colaboran cada vez más con Europol e Interpol para frenar este auge.
Anécdotas y curiosidades sobre el caso
- El Monaghans Bar es célebre entre expatriados británicos e irlandeses por retransmitir eventos deportivos internacionales.
- Varios vídeos grabados por testigos circularon rápidamente por redes sociales mostrando las labores de emergencia tras los disparos.
- Algunos medios confundieron inicialmente la nacionalidad irlandesa con escocesa debido al ambiente multicultural habitual del local.
¿Sabías que…?
- A finales de los 80, Marbella ya fue apodada “Costa del Crimen” por albergar a decenas de fugitivos británicos huidos tras delitos graves.
- En los últimos años se han desarticulado redes criminales lideradas desde países tan diversos como Albania o Lituania.
- Los ajustes entre bandas rivales suelen producirse en espacios públicos concurridos para enviar mensajes disuasorios o como represalia.
El doble asesinato ocurrido en Fuengirola este fin de semana es solo el último capítulo —y quizá uno de los más mediáticos—de una larga serie negra que amenaza con consolidar esa incómoda etiqueta: ¿Costa del Sol o “Costa del Crimen”? La respuesta está aún abierta mientras las autoridades redoblan esfuerzos para contener una violencia cada vez menos invisible.
