Las penas pueden llegar a los 20 años

Pirómanos, patosos y pasmados: perfil y castigo de los causantes de los incendios en España

Las autoridades han detenido a 37 personas y mantienen bajo investigación a otras 113 por su presunta implicación en el origen de los fuegos

El pirómano y el fuego
El pirómano y el fuego. PD

Los humanos hemos sentido una fascinación ancestral por el fuego, una fuerza que ilumina, calienta y destruye con igual intensidad.

Esta atracción, arraigada en nuestra evolución, despierta en algunos un impulso oscuro: el pirómano, movido por una compulsión perversa, encuentra en las llamas una liberación caótica, un éxtasis prohibido que desafía la razón y consume todo a su paso, dejando tras de sí cenizas y un eco de su tormento interno.

Los incendios forestales han marcado este verano como uno de los más duros en la memoria reciente.

A día de hoy, 21 de agosto de 2025, las autoridades han detenido a 37 personas y mantienen bajo investigación a otras 113 por su presunta implicación en el origen de los fuegos que asolan el país desde el 1 de junio.

La cifra, actualizada por el Ministerio del Interior tras la última reunión del Comité Estatal de Coordinación, evidencia la magnitud del problema y la presión policial en un contexto donde la amenaza del fuego y el daño ambiental son ya inasumibles para muchas comunidades.

El perfil de los arrestados es diverso.

Entre los detenidos hay desde pirómanos reincidentes hasta vecinos que actuaron con negligencia o imprudencia, pasando por trabajadores relacionados con la extinción de incendios.

Galicia, Castilla y León y Andalucía concentran buena parte de los casos, aunque el fenómeno es transversal y afecta a casi todo el territorio nacional.

¿Quiénes son los detenidos y cómo actúan?

El retrato robot del detenido por incendios forestales no responde a un único patrón. La casuística de los arrestos de este verano incluye:

  • Pirómanos: individuos que prenden fuego de manera intencionada, a menudo impulsados por trastornos psicológicos o por el mero placer de provocar el incendio. Un caso reciente es el de un hombre en Galicia, acusado de provocar el incendio de Oímbra y enviado a prisión provisional sin fianza.
  • Negligentes: personas que, sin intención directa, causan un incendio por imprudencia grave. Un ejemplo es el de un vecino de Zamora, arrestado tras originar un fuego devastador al almacenar residuos y vidrios de forma inadecuada, lo que, bajo el efecto lupa y condiciones meteorológicas adversas, desató el desastre.
  • Casos singulares: destaca la detención de un empleado vinculado a la extinción de incendios en Ávila, sospechoso de provocar un fuego que arrasó más de 2.000 hectáreas, o la investigación a una octogenaria en Ourense, presunta autora de varios conatos de incendio.

El denominador común es el impacto social y ambiental: decenas de miles de hectáreas arrasadas, pueblos enteros amenazados y una factura económica y ecológica incalculable.

Qué penas contempla la ley española

El Código Penal español distingue entre incendios provocados de forma intencionada y los causados por imprudencia. La severidad de la pena depende de varios factores, como la existencia de peligro para la vida humana, la gravedad de los daños o la superficie afectada.

Tabla de penas principales según el Código Penal:

Tipo de incendioPrisiónMulta
Con peligro para la vida o integridad física (art. 351)10 a 20 años12 a 24 meses
Montes o masas forestales sin peligro para personas (art. 352)1 a 5 años12 a 18 meses
Especial gravedad (art. 353)3 a 6 años18 a 24 meses
Sin propagación (art. 354)6 meses a 1 año6 a 12 meses

Si el incendio se produce por imprudencia pero pone en riesgo vidas humanas, la pena puede ser de 4 a 10 años de cárcel. Cuando solo hay daños materiales, la condena suele reducirse e incluso puede transformarse en multas diarias de entre 10 y 100 euros, dependiendo de la gravedad de los hechos.

La ley contempla además agravantes y atenuantes. Por ejemplo, si el autor actúa bajo un trastorno mental diagnosticado, la condena puede verse reducida o incluso quedar suspendida. Por el contrario, si el incendio afecta a espacios protegidos, provoca graves daños a la flora y fauna o tiene fines económicos, el castigo será mayor.

Perfil psicológico y social de los autores

El fenómeno de la piromanía está presente en una parte de los casos. Los expertos subrayan que muchos detenidos por incendios intencionados presentan trastornos psicológicos, lo que complica la aplicación de la ley y, en ocasiones, deriva en medidas alternativas a la prisión. La imprudencia, por otra parte, es más frecuente en áreas rurales y suele estar asociada a la quema de rastrojos, eliminación de residuos o conductas poco responsables ante el riesgo extremo de incendio.

Anécdotas recientes:

  • Un octogenario gallego, investigado por varios conatos, fue defendido por sus vecinos, que aseguraban que solo intentaba proteger su finca.
  • En Zamora, el incendio causado por el efecto lupa de unos residuos terminó con el arresto de su responsable tras arrasar más de 4.000 hectáreas.
  • Un trabajador de la propia extinción de incendios, detenido en Ávila, habría provocado el fuego supuestamente por intereses laborales.

Dificultades en la investigación y castigo

Demostrar la intencionalidad es uno de los principales retos para la Justicia. Las cifras oficiales señalan que aproximadamente la mitad de los incendios son provocados de forma deliberada, mientras que tres de cada diez obedecen a imprudencias. La frontera entre dolo e imprudencia es difusa y suele marcar la diferencia entre una condena larga y una sanción más leve.

La colaboración ciudadana, los testimonios directos y el trabajo de los equipos de investigación son clave para esclarecer los hechos. Sin embargo, la sensación de impunidad y la reincidencia de algunos pirómanos preocupan a las autoridades, que reclaman endurecer los controles y mejorar la prevención.

Curiosidades y hechos destacables

  • En España, la calificación urbanística de los terrenos afectados por incendios forestales no puede modificarse durante 30 años, un mecanismo legal para evitar intereses especulativos tras los fuegos.
  • Las multas económicas pueden ascender a decenas de miles de euros, además de la responsabilidad civil por los daños causados.
  • La mayoría de los detenidos no tienen antecedentes penales, pero sí existe un reducido grupo de pirómanos reincidentes, conocidos por los cuerpos policiales.

El verano de 2025 se recordará por la magnitud de los incendios y la contundencia de las actuaciones policiales y judiciales. La sociedad española asiste, entre la indignación y la impotencia, a una sucesión de noticias sobre arrestos, juicios y condenas que ponen en primer plano la necesidad de una mayor concienciación y responsabilidad colectiva frente al fuego.

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