La Policía colombiana ha anunciado en agosto de 2011 lunes la captura de una chica de 17 años conocida con el alias de ‘La Perris’, una «niña sicario» a la que se acusaba de múltiples asesinatos y que se había fugado de una prisión de menores.
Las autoridades locales aseguran que la adolescente era la jefa de sicarios de una banda y una de sus misiones era reclutar y adiestrar a menores de edad que convertía en asesinos a sueldo.
A ‘La Perris’ se le atribuyen por lo menos ocho homicidios ocurridos en Itagüí.
María*, entre la tristeza que le produjo la noticia que le ha dado la vuelta a Colombia, niega lo que hasta el momento se ha conocido de su hija, a la que la Policía le atribuye, por lo menos, ocho homicidios.
El día en que la capturaron por primera vez -recuerda la madre-, la joven le pidió permiso para ir a donde una amiga por una ropa y unos zapatos, pero unas horas después fue sorprendida con una llamada de la Policía en la que le informaban que a su hija la habían capturado mientras le enseñaba, a un menor de 16 años, cómo disparar un revólver calibre 38.
Aunque no era la primera vez que la aprehendían -pues el 16 de febrero de este año fue sorprendida con estupefacientes-, la vida de la familia cambió para siempre. «Eso le pasó por boba, pues ese pelao fue quien le dijo que lo acompañará a llevar esos ‘fierros’; mi muchacha, en medio de su ingenuidad, le dijo que sí», dice la mujer.
La niña que describe María es otra para las autoridades, que aseguran que ese hallazgo logró demostrar lo que sospechaban desde hacía meses: que ‘la Perris’ era la instructora de sicarios del barrio el Tablazo, de Itagüí. La menor nació y creció en el barrio Santa María de Itagüí, en el sur del área metropolitana. Su mamá asegura que es una niña muy dulce e inteligente. Sin embargo, a los 13 años, cuando cursaba séptimo grado en el colegio Carlos E.
Cortés, del barrio Calatrava, decidió no volver a estudiar. Dijo que unas compañeras de su clase la amenazaban y abusaban constantemente de ella por vivir en El Tablazo, considerado como el barrio enemigo. «Le dio miedo seguir estudiando y, aunque le dije que se metiera en otro colegio de aquí (El Tablazo), nunca quiso.
A cambio, me ayudó con las labores de la casa y a cuidar a sus hermanitas», recuerda la mujer. Pero el prontuario delictivo de la joven comenzó a ser conocido por la Policía exactamente en esa época. «Empezó siendo un ‘carrito’ -niños informantes encargados de guardar y llevar armas a los combos-, y poco a poco fue escalando en la estructura delincuencial hasta volverse una osada sicaria», revela el general Yesid Vásquez, comandante de la Policía del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Según el alto oficial, la frialdad con que la joven abordaba a sus víctimas llamó la atención de Erick Vargas, alias ‘Sebastián’, que le encargó reclutar y entrenar menores para sostener la guerra en Itagüí, librada entre los combos de El Tablazo y Calatrava, este último fiel a Maximiliano Bonilla, alias ‘Valenciano’, enemigo de ‘Sebastián’.
A pesar de esta información, en las angostas calles de El Tablazo está prohibido mencionar el apodo que se ganó la menor tras terminar la telenovela El Capo, en la que María Adelaida Puerta, interpretó el papel de ‘la Perris’, fiel y temeraria escolta de un narcotraficante colombiano.
«Ese apodo se lo puso la misma Policía», alega ‘María’, entre lágrimas. Sin embargo, ‘la Perris’ es todo un mito en varios sectores del municipio y hasta sus enemigos ofrecen 4 millones de pesos y una moto por su cabeza, ya que, por sus efectivas estrategias para reclutar sicarios, se convirtió en un peligro para varias estructuras delincuenciales.
«Es muy llamativa, por todo lo que se dice de ella. Por eso, los jóvenes la admiran y su popularidad la usa como estrategia: primero se hace amiga de ellos, luego los seduce y, cuando ya entablan una relación, los mete en el mundo del sicariato», denuncia uno de los muchachos del sector. Muchos la tildan de lesbiana y quienes han logrado entablar una conversación con ella, la definen como una mujer muy tranquila, de pocas palabras, que no suelta la lengua fácilmente. Su madre dice que es muy tierna, pendiente de sus hermanas y que solo se la pasa dibujando y leyendo día y noche.
Así fue su evasión Dos días después de que ‘la Perris’ fue aprehendida por primera vez -por el porte de armas-, inició una leyenda de escapismo, tanto en su barrio, como en el Centro Especializado para el Menor Infractor (Cespa) de Medellín, de donde se fugó. La juez de control de garantías, Liliana Arias, le dictó medida de detención preventiva en el centro de rehabilitación La Pola, pero la Policía de Infancia y Adolescencia controvirtió la orden judicial y la llevó a una oficina del Centro Transitorio Amigó, argumentando que en La Pola no había donde tenerla, por falta de cupos.
«El 22 de julio recibí el reporte que el día anterior se había evadido, a eso de las 11:50 a.m., por una ventana de esa oficina», recuerda Arias. La joven no se fue sola, se fugó con otro menor de 17 años, a quien la misma juez, unos días antes, le había dictado medida de aseguramiento por el delito de homicidio. Durante ocho días, las autoridades no tuvieron pista de ella, hasta el pasado sábado 30 de julio, cuando recibieron una llamada anónima que informaba de un tiroteo en el barrio El Tablazo, donde, según la Policía, varios hombres del combo de Calatrava, armados con pistolas automáticas, convirtieron las calles en campo de batalla con el único objetivo de asesinar a la menor, que para ellos sería su más grande trofeo. Ocultándose detrás de las paredes de las casas del barrio, y con unos pocos revólveres, los amigos de ‘la Perris’ repelieron el ataque, pero estaban en evidente desventaja.
«Por esto, creemos que sus mismos compañeros hicieron la llamada a la estación de Policía de Itagüí, desde donde salieron varias patrullas, y gracias a la intervención de los agentes logramos salvarle la vida», asegura el general Vásquez.
Dice, además, que ese mismo día fue recapturada y trasladada de nuevo al Cespa, de donde había escapado. Pero la madre de la joven niega esta versión: «Ella estaba jugando dominó en la casa de una amiga, aquí no hubo tiroteos ni nada por el estilo. La cogieron dentro de esa vivienda». Una guerra en Facebook Tan popular es la leyenda de ‘la Perris’ entre sus enemigos, que estos le crearon un perfil en la red social Facebook llamado ‘La Perris cabrona’, donde publican fotos de varios jóvenes de El Tablazo, objetivo criminal de los combos. También se mofan de la supuesta jefe de sicarios, porque cayó con un calibre 38.
«Solo 8 no be con nel mogoso ke la kojieron kieto yo kreo ke ni si kiera saben disparar una pistola por ke nunca la an cojido hasta la misma perris les enseñava a dar bala, kieto, con puro 8», dice uno de los comentarios.
Ante esto, las directivas de una organización social de Itagüí, que por seguridad pidieron reserva de sus nombres, aseguran que muchos de los jóvenes que aparecen en esas fotografías no son parte de los combos delincuenciales.
«Le hacemos un llamado al Estado, para que proteja la vida de estos muchachos que nada tienen que ver con la guerra que se vive en el municipio», manifestaron. No la investigan por homicidio. A pesar de toda la información y los supuestos indicios que tiene la Policía de los crímenes que ha cometido ‘la Perris’, la Fiscalía solo le imputó cargos por tres delitos: tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, porte ilegal de armas y evasión. Según el código de la Infancia y Adolescencia, de estos tres delitos, solo el porte ilegal de armas amerita medida de aseguramiento.
«Los otros dos son excarcelables, por lo que la sanción podría ir de uno a cinco años de prisión, según la nueva ley de seguridad ciudadana», explica la juez Arias. Aclara que hasta el momento la Fiscalía no ha hecho ningún trámite para imputarle cargos por homicidio, por lo que la joven, que cumplirá su mayoría de edad en 17 días, solo será juzgada por los delitos mencionados. Pero así se logre establecer si ‘la Perris’ es una sicaria, será juzgada como menor y cumplirá su pena en un Centro para el Menor Infractor, ya que cualquier delito que haya cometid ocurrió antes de los 18.
Por su parte, ‘María’ está segura de que su hija no ha cometido ninguno de esos crímenes; por ello, dice, guardará con celo los lápices y las hojas en blanco que su niña, la pintora, dejó sobre su cama