Tras alcanzar el poder su partido en 1982 dijo Alfonso Guerra: «Vamos a dejar este país que no lo va a reconocer ni la madre que lo parió». No sabía Guerra que se iba a quedar muy corto y que su partido -en (muy mala) compañía de otros- ha desempeñado un papel decisivo en dejar España irreconocible, tanto que él mismo se hace cruces ahora. Quizá un poco tarde.
El cartel que ven está en el Aeropuerto de Palma, Baleares, España. Les propongo un test de agudeza visual: a ver si son capaces de averiguar en menos de diez segundos qué idioma se echa en falta.
El único consuelo es que los responsables de este despropósito -y de muchos más e infinitamente más gordos- se van a ir al paro en breve, al menos durante cuatro años. A ver si los que les sustituyan van arreglando un poco este desmadre, no hacen la vista gorda como han hecho otras veces, y volvemos a reconocer aunque sea un poquito de este país que todavía, y milagrosamente, se sigue llamando España, aunque no sé por cuanto tiempo.