La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Iker es madridismo y Mourinho solo mourinhismo

Hasta ahora, Mourinho ha ganado todas las batallas que ha generado en la trastienda del Santiago Bernabéu. Abducido Florentino Pérez, pudo con todos los que consideró que no bailaban al son que marcaba con marcial paso: Valdano fue el emblema de esa sonata bélica. El máximo colaborador de Florentino, la persona con la que este se comprometió a volver a la presidencia del Real Madrid, cayó en desgracia a sus ojos desde el primer instante (ya había recelos previos). Y el patrón del barco le dejó caer por la borda. Sin miramientos.

En los inicios del mourinhismo, este aparecía casi como una ideología fanática de la que formaban parte la mayoría de los aficionados blancos. En ese tiempo, criticar a Mourinho equivalía a que te catalogasen de antimadridista. Cómo estaba la cosa que el “Tu dedo nos guiará el camino”, tras el incidente en que nuestro caballeroso entrenador le metió por la espalda el dedo en el ojo a Tito Vilanova, entonces segundo de Guardiola en el Barça, era celebrado con fervor en un estadio que vibraba con su caudillo. En ese momento, la consigna era que el Barça ganaba por los árbitros. Y, en Europa, por imperativo de la mismísima UEFA. Y tal vez, incluso, por UNICEF, que patrocina a los culés. Todo aquel que, dentro del club, no participaba en esa campaña de denuncia victimista, debía marcharse. Como ocurrió con Valdano.

El siguiente paso se dio con la marcha de Guardiola del Barcelona. Sin la tensión propia de un choque de la Guerra de los Mundos, sin el gran general contra el que competir, Mourinho dio paso a infundir el miedo entre las propias tropas y convertir su poder en incuestionable. Aún más. Entonces empezó la guerra civil en el madridismo. Primero, lo intentó con Toril, el entrenador del filial. Luego, acentuó su cruzada con los periodistas, con encerrona incluida a un profesional en las dependencias del Bernabéu para una “charla amistosa”. Lo último, algo que se intuía en estos tres años: ir a por “los españoles”, el eje de los valores del club, el madridismo pata negra, representado por los capitanes: Iker Casillas y Sergio Ramos. Tras varios intentos con el defensa, ha optado por simbolizar la fuerza de su poder con “un manotazo duro, un golpe helado”, que escribiera Miguel Hernández. La suplencia de Casillas, el mejor portero del mundo, “por motivos técnicos”, es sangrante.

En vez de aprovechar que jugadores esenciales en la edad dorada de la Selección Española (un tiempo jalonado con dos Eurocopas y un Mundial), como Xabi Alonso, Sergio Ramos e Iker Casillas, que también son leyendas en el madridismo, vivan con naturalidad su rol preponderante, Mourinho los ha visto siempre desde la sospecha. Siempre le ha costado hablar bien de ellos tras un partido, acaparando los elogios los chicos de Jorge Mendes, su también representante. En lo que debía de haber sido un ciclo dorado, un remanso de paz, Mourinho no ha fomentado la unión, sino el enfrentamiento. Con las consecuencias que ello conlleva.

Pero ahora ya ha dado el definitivo paso en falso. El aficionado blanco ya no está en bloque con él. Al revés, al fin muchos ven claro que Mourinho no es madridismo, sino simple mourinhismo. Iker, emblema, mito y escudo, sí es madridismo. Y no le hace falta abrir la boca para demostrarlo. Es algo natural, consabido. Aún le quedan muchísimos partidos para defender nuestra camiseta. El mejor portero del mundo, para orgullo nuestro, defiende los palos del Real Madrid y la Selección Española. Por muchos años.

Se aproxima una nueva era. Ganaremos o no, pero esperemos que esté encomendada a alguien que respete los valores deportivos y el señorío del que presumimos quienes queremos al Real Madrid. Adiós, Mourinho, adiós. Déjanos la Décima, te daremos las gracias… y hasta siempre. Pero no vuelvas.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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