Soy monárquico, pero en cuanto que solo creo en las monarquías que garantizan que seamos ciudadanos antes que súbditos. Soy católico, pero me causan un fuerte rechazo ciertos afanes de que la fe cristiana totalice a nivel institucional lo que ocurre en nuestras sociedades, abiertas a todos. Soy taurino, pero acepto que es un arte salvaje en el que solo, una vez que eres capaz de ver con otros ojos lo que ocurre en el ruedo, percibes la multitud de matices que envuelven una danza única. Soy madridista, pero le veo una gran “pero” a la Décima: la hemos logrado patrocinados por los Emiratos Árabes, lo que me repugna.
Soy monárquico, católico, taurino y madridista. Y no soy un carca. Como multitud de españoles habrían pensado innatamente de haber afirmado en primer lugar esta simple frase. Porque estas cosas, ante todo, pasan en España, el país en el que a alguien que se dijera de primeras republicano, ateo, animalista y culé se le tacharía inmediatamente de progre.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA