EL CAMINO EN TIEMPOS DE MASAS

La fiebre de los peregrinos ‘turigrinos’’ y un viaje mágico a Santiago de Compostela

El auge del ‘turigrino’ reconfigura el Camino de Santiago mientras Santiago de Compostela consolida su magnetismo cultural y gastronómico para una escapada bien planificada

La fiebre de los peregrinos 'turigrinos’' y un viaje mágico a Santiago de Compostela
Camino de Santiago PD

La imagen del peregrino clásico convive hoy con una marea de turigrinos que priorizan comodidad, traslados de mochila y reservas anticipadas.

La ruta jacobea sigue latiendo, pero cambia el pulso del viaje: más servicios, más afluencia y una logística distinta para alcanzar Santiago de Compostela. A día de hoy, 12 de agosto del 2025, el debate no es si ir, sino cómo hacerlo sin perder el sentido del recorrido, disfrutando del patrimonio, la cocina y la vida local con respeto y cabeza.

El Camino de Santiago es una red histórica de rutas europeas que lleva a la tumba del apóstol en la Catedral de Santiago, un itinerario medieval reconocido por su legado espiritual y cultural, hoy reactivado y muy vivo gracias a la recuperación desde los años 80 y la multiplicación de caminos señalizados en España y Europa.

La experiencia se ha diversificado: del Camino Francés al Camino Portugués o la Vía de la Plata, con perfiles que van del peregrino deportivo al viajero de fin de semana. En paralelo, aparece esa figura contemporánea que algunos critican por banalizar la peregrinación, aunque no es un fenómeno tan nuevo como parece: la mezcla entre devoción, viaje y cierta pose acompaña al Camino desde hace siglos, como recuerdan lecturas históricas sobre la cultura jacobea.

Cómo moverse: medios de transporte y tiempos

  • Avión: Aeropuerto de Santiago-Rosalía de Castro (SCQ), con conexiones nacionales y europeas; es la puerta más rápida para una escapada urbana y para cerrar el Camino con vuelo de regreso. Para combinar ruta y ciudad, conviene volar a SCQ y enlazar en bus o tren a puntos de inicio populares como Sarria, Tui o Ferrol.
  • Tren: Renfe une Santiago con A Coruña, Ourense, Vigo y Madrid; es fiable para planificar salidas y regresos de etapas en Galicia y para un viaje relajado a la ciudad final.
  • Bus: red amplia para saltos cortos entre villas del Camino y para traslados al principio o final de etapa. Útil en temporadas con alta ocupación de albergues.
  • En ruta: empresas de “mochila al albergue” y taxis comarcales facilitan etapas más ligeras, lo que ha impulsado el perfil del ‘turigrino’ que prioriza confort y tiempo en destino.

Mejor estación del año para visitar

  • Primavera: la opción más equilibrada para caminar o turistear, con clima templado y afluencia moderada en las rutas principales.
  • Verano: máxima ocupación y ambiente festivo; el 25 de julio brilla la festividad del Apóstol con actividades en la Plaza del Obradoiro. Temperaturas suaves para el norte, pero más colas y precios altos.
  • Otoño: menos gente, buena temperatura y lluvias ocasionales; ideal para centrarse en la ciudad y sus museos, y para disfrutar de producto de temporada.
  • Invierno: rutas exigentes por clima, oficinas y servicios con horarios reducidos; solo para viajeros preparados, aunque la ciudad mantiene su vida cultural y gastronómica.

Coste y precios para dos personas (3 días/2 noches, referencia urbana y final de Camino)

  • Alojamiento:
    • Albergue privado o pensión sencilla: 50–90 € por noche habitación doble.
    • Hotel 3–4 estrellas en casco histórico: 110–180 € por noche.
  • Comidas:
    • Menú del día o taberna con raciones: 35–55 € para dos.
    • Producto local y marisco en casa tradicional: 70–120 € para dos.
    • Alta cocina/estrellas: 180–240 € para dos sin maridaje.
  • Transporte local:
    • Bus urbano y traslados cortos: 10–20 € totales.
    • Taxi puntuales (estación–centro–aeropuerto): 30–50 € en conjunto.
  • Entradas y extras:
    • Museos, cubiertas de la catedral, recorridos guiados: 30–60 € dos personas.

Rango razonable para dos personas: 380–800 € según tipo de hotel y mesa elegida. Estas cifras encajan con la realidad de temporada media en un destino con gran demanda y gastronomía destacada; ajusta al alza en verano y festividades.

Comer muy bien en Santiago: restaurantes imprescindibles

  • Casa Marcelo (1 estrella Michelin): cocina gallego-asiática con menú degustación y formato informal, junto al Obradoiro.
  • A Tafona (estrella Michelin): autora, producto local, técnica refinada; referencia de la ciudad.
  • Simpar (estrella Michelin, abierto en 2023): cocina contemporánea que reinterpreta Galicia; dos menús degustación (aprox. 85–110 €).
  • Abastos 2.0: mercado y temporada, platos limpios y sabrosos.
  • O Gato Negro: mariscos y tapeo clásico compostelano, barra con vida.
  • Mama Peixe: pescado del día y temporada, ambiente local.
  • Garum Bistró: carta corta, mezcla de ideas y buen precio.

Consejo: reserva con antelación para cenas de jueves a sábado y en verano. Para comer de pie y sin prisa, elige barras con marisco del día.

Qué ver y cómo integrarlo en un viaje corto

  • Catedral de Santiago y museos catedralicios: tumba del Apóstol, Pórtico de la Gloria, cubiertas para vistas del casco antiguo.
  • Praza do Obradoiro, San Martiño Pinario y casco histórico: paseo denso en patrimonio que explica por qué la ciudad es final natural del Camino.
  • Parques para respirar: Alameda con vistas a las torres, Bonaval para cerrar la tarde entre arte y verde.
  • Vida cotidiana: mercados, librerías y cafés; busca pan gallego, quesos (Tetilla, Arzúa-Ulloa) y vinos atlánticos (Albariño, Godello).

Claves y trucos para disfrutar al máximo

  • Empieza temprano: si caminas etapas, evita horas centrales en verano y llega con margen para alojarte y pasear sin prisas.
  • Alterna ruta y ciudad: un día de etapa corta + tarde de museos y tapeo deja mejor sabor de boca que sumar kilómetros sin pausa.
  • Reserva lo crítico: en temporada alta, bloquea cama o habitación con 48–72 horas de antelación, especialmente en el tramo final de los últimos 100 km.
  • Respeta espacios y ritmos: el Camino es patrimonio vivo; evita picnic en plazas monumentales y gestos invasivos que han generado críticas al ‘turigrino’.
  • Mete chubasquero ligero todo el año: la lluvia forma parte de la experiencia atlántica, también en primavera y otoño.

‘Turigrinos’: ¿problema o síntoma de un Camino vivo?

El término ha ganado presencia en las crónicas locales para definir al viajero que antepone comodidad a la austeridad clásica: transporta el equipaje, reserva albergue y busca gastronomía y fotos icónicas. La polémica existe, pero forma parte de una tensión histórica entre devoción y viaje mundano en el mundo jacobeo. El aumento de servicios y la masificación en fechas punta obligan a planificar mejor, distribuir etapas y elegir sendas alternativas para aliviar los tramos finales del Camino Francés.

Apunte humano: cada invierno y verano llegan historias singulares, como la de peregrinos veteranos que regresan año tras año y, por salud o logística, se mueven por la ciudad como ‘turigrinos’ temporales, recordando que la motivación cambia, pero el vínculo con Santiago permanece.

Curiosidades y anécdotas

  • El Camino creció como red europea y hoy suma rutas señalizadas por 28 países; esa capilaridad explica su diversidad cultural actual.
  • El 25 de julio, fiesta del Apóstol, concentra actos y llena el calendario estival; conviene reservar con mucha antelación si quieres vivirlo en directo.
  • La etiqueta del “selfie desde los tejados” o el picnic monumental ha encendido debates sobre civismo urbano y limpieza en áreas sensibles del casco.

Dos itinerarios posibles para 3 días

  • Perfil urbano con guiños jacobeos:
    • Día 1: llegada, Catedral y cubiertas, paseo por Alameda, cena en Abastos 2.0.
    • Día 2: casco histórico, San Martiño Pinario, mercado y comida en O Gato Negro; tarde en Bonaval; cena en Simpar o A Tafona.
    • Día 3: excursión corta a Finisterre o Noia, regreso y tapas.
  • Perfil caminante corto:
    • Día 1: etapa simbólica desde O Pedrouzo a Santiago (20 km aprox.), llegada al Obradoiro y visita a la Catedral.
    • Día 2: descanso activo y gastronomía; cena en Casa Marcelo.
    • Día 3: museos, compras y café final en Rúa do Franco.

Parada final fuera de foco: la Casa del Reloj de Molinaseca

Si estiras el viaje por el Bierzo, detente en Molinaseca (tramo del Camino Francés). Cruza su puente medieval, toma algo en la plaza y asómate a la popular “Casa del Reloj”, emblema fotogénico del pueblo y alto perfecto antes o después de Ponferrada. La escala equilibra la experiencia entre patrimonio urbano y rural, recordando que el Camino también se disfruta a ritmo de villa.

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