Agoniza toda una época.
El restaurante Lhardy, que abrió sus puertas en la carrera de San Jerónimo en 1839 y ha servido cocidos, pastelitos y otras delicias a reyes y presidentes, ha presentado el preconcurso de acreedores.
El preconcurso es la situación previa al concurso de acreedores, y se produce cuando una empresa se declara insolvente y lo comunica al juzgado.
Desde que una empresa pide el preconcurso, cuenta un plazo de cuatro meses para intentar alcanzar un acuerdo de pago con los acreedores o proveedores y refinanciar la deuda.
Si esto no ocurre, finalmente se presentará el concurso, lo que antaño se denominaba ‘quiebra’.
El no contar con terraza, entre otras razones, unidos a la falta de turistas y las restricciones de aforo, han sido fatales para el negocio.
Así lo ha confirmado un gerente del restaurante que ha señalado que el «remate» a su situación lo ha ocasionado la pandemia, aunque llevan 10 años con «problemas» por las obras en el entorno del complejo Canalejas.
El gerente ha señalado que han entrado en un preconcurso de acreedores y su idea es continuar con el negocio pese al covid-19, en una información avanzada por el diario ‘El Mundo’.
Que Lhardy haya presentado el preconcurso no implica que vaya a cerrar, pero sí que se enfrenta a una situación muy complicada.
Su facturación se ha desplomado un 70%.
Tiene una plantilla de 40 personas, de las que 18 están en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
UNO MÁS DE LA LISTA MÍTICA
Lhardy está incluido en los locales centenarios de Madrid de especial significación ciudadana e interés general para la ciudad, reconocidos el pasado mes por el Pleno del Ayuntamiento de la capital.
En la ciudad se conservan 12 establecimientos de este tipo agrupados en la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM). Son Bodega de la Ardosa (1892), Restaurante Botín (1875), Café Gijón (1888), Casa Alberto (1827), Casa Ciriaco (1887), Casa Labra (1860), Casa Pedro (1825), La Casa del Abuelo (1906), Lhardy (1839), Malacatín (1895), Posada de la Villa (1642) y Taberna Antonio Sánchez (1787).
Estos emblemáticos restaurantes llevan más de 100 años preparando los platos típicos de la ciudad. Además de atesorar la historia de la gastronomía, han sido testigos del devenir de la política, la literatura, la pintura o la tauromaquia. Algunos de los capítulos de la historia de la villa se han escrito entre sus paredes.
La pandemia ha ocasionado el cierre de diferentes bares relevantes en la ciudad como es el caso de la histórica cafetería madrileña Ferpal, ubicada en la calle Arenal, que anunció su cierre el mismo año en el que iba a celebrar su 50 aniversario por el impacto del coronavirus.
Este cierre se suma al de la conocida cafetería, bar y pastelería Hontanares, situada en la plaza de la Avenida de América de Madrid, que cerró definitivamente sus puertas en noviembre, consecuencia de las pérdidas económicas acarreadas por el covid.
También, el mismo mes anunció su cierre definitivo el icónico restaurante madrileño Zalacaín, el primero en España en alcanzar las tres estrellas Michelin, por el impacto del coronavirus, además de presentar el concurso de acreedores.
Otros como el piano bar ‘Toni2’, que lleva más de 40 años en la noche de la capital, se mostró dispuesto a «aguantar» pese a la pandemia tras haber podido abrir solamente durante el mes de julio desde que el auge del coronavirus obligara a cerrar el local en marzo.