"Fue impactante, inimaginable. ¿Quién quiere tener a alguien así como abuelo?", expresa

Nieto de Rudolf Höss: «Mi abuelo fue el mayor asesino en masa de la historia»

Fue uno de los principales responsables del Holocausto y como comandante del infame campo de concentración de Auschwitz, estuvo a cargo de la operación que llevó a la muerte de millones de personas.

Nieto de Rudolf Höss: "Mi abuelo fue el mayor asesino en masa de la historia"

Kai estaba en clase de historia en sexto grado cuando el profesor mencionó un nombre que captó su atención: Rudolf Höss. Era el hombre encargado de supervisar el mayor campo de concentración y exterminio de la Segunda Guerra Mundial, y compartía su mismo apellido.

«Empecé a escuchar con más atención, porque el nombre me resultaba familiar», comentó Kai Höss al programa Outlook de la BBC. «Entonces me di cuenta de que era nuestro apellido, con la misma ortografía que aparece en mi certificado de nacimiento».

Sin embargo, lo que Kai jamás imaginó fue que esa conexión lo llevaría a descubrir un oscuro secreto familiar. Su madre le reveló la verdad: «‘Sí’, me dijo, ‘él es tu abuelo'».

Durante los Juicios de Núremberg, donde muchos líderes nazis fueron juzgados por sus crímenes en el Holocausto, Rudolf Höss confesó su papel en la muerte de más de 1.130.000 personas en Auschwitz, en su mayoría judíos. Kai, apenas un adolescente, acababa de descubrir que era descendiente directo del hombre detrás de esa atrocidad.

«Fue impactante, inimaginable. ¿Quién quiere tener a alguien así como abuelo?», expresó.

Hoy, después de una vida que lo llevó de ser un exitoso gerente hotelero a un pastor evangélico en Alemania, Kai Höss reflexiona sobre cómo aquella revelación en su adolescencia transformó su vida y el momento en que finalmente pudo confrontar su pasado junto a su padre. Kai recuerda una infancia tranquila, jugando en el gran patio de su hogar, donde nunca se mencionaba el fascismo ni la ideología nazi.

«Mi padre siempre fue una persona muy gentil, callada. Le costaba mucho expresar sus emociones», recuerda Kai. Su madre, en cambio, era una persona emprendedora, siempre preocupada por las apariencias en el pequeño pueblo donde vivían, donde todo el mundo se conocía.

A causa de esa naturaleza reservada de su padre, Hans Jürgen Höss, Kai nunca supo sobre el pasado de su familia ni que su padre había pasado su niñez cerca de un campo de exterminio. «Creo que solo una vez mencionó que recordaba cómo el ‘tío Heiney’, es decir, Heinrich Himmler, había llegado de Berlín para llevarle juguetes en Navidad», cuenta. Su padre tenía apenas 6 o 7 años durante aquellos años oscuros.

Las pocas menciones de Hans sobre su propio padre solían describirlo como un padre cariñoso: «Mi papá recordaba con cariño las veces que navegaban en bote juntos en el río», dijo Kai.

Hoss capturado por el bando aliado

Por eso, Kai no podía imaginar lo que descubriría al leer una copia de las memorias de su abuelo, guardadas por su madre. Mientras esperaba su ejecución, en abril de 1947, Rudolf Höss escribió su autobiografía desde la prisión. En sus memorias, describió de manera fría y metódica los horrores que supervisó en Auschwitz, incluyendo la decisión de emplear gas como método de exterminio.

Kai recuerda el dolor al leer esas palabras tan frías y clínicas. «Es desgarrador ver cómo justificaba lo que hacía, algo tan terrible y tan inhumano».

Aquel descubrimiento llenó a Kai de emociones intensas: vergüenza, incredulidad y una culpa que se hizo aún más difícil de llevar siendo apenas un adolescente.

No mucho después de descubrir la verdad sobre su familia, la vida de Kai se complicó aún más cuando sus padres decidieron divorciarse. «Fue un divorcio muy complicado, con órdenes de restricción y conflictos. Eso nos impidió hablar abiertamente sobre la situación», explica Kai.

Buscando distanciarse de un pasado tan turbio, Kai se dedicó a una exitosa carrera en la industria hotelera y dejó Alemania por más de 30 años.

Viajó por el mundo, se casó y vivió en Estados Unidos, evitando volver a un hogar lleno de recuerdos dolorosos. Durante esas décadas, no tuvo contacto con su padre.

Casi 30 años después, Kai recibió una llamada inesperada. «No reconocí el número. Pregunté quién era y me dijo: ‘Soy tu papá'». Aunque inicialmente quería confrontarlo, al escuchar a su padre, decidió darle una oportunidad para reconstruir su relación.

Ambos decidieron participar en el documental La sombra del comandante, presentado en el festival de cine de Sedona, donde ambos se enfrentaron al doloroso legado familiar. Uno de los momentos más emotivos fue cuando conocieron a una sobreviviente de Auschwitz. «Verla sonreír, sentada en nuestra casa tomando café, fue increíble. Reconciliación, perdón, amor… es posible», comentó Kai.

Kai y su padre, Hans, visitaron juntos Auschwitz, una experiencia desgarradora. «Ver esa fábrica de muerte, el lugar que mi abuelo creó para exterminar personas, me destrozó», cuenta Kai.

Hans también tuvo su momento de dolor al leer por primera vez fragmentos de las memorias de su propio padre y al visitar el sitio donde fue ejecutado. «Lloró en silencio y dijo: ‘Mi padre recibió el castigo justo por sus crímenes'», recuerda Kai.

Ahora, Kai habla abiertamente con sus hijos, de 12 y 7 años, sobre los crímenes de su abuelo. Considera importante mantener viva la memoria del Holocausto para evitar que la historia se repita.

«Quiero que los niños comprendan lo terrible de esos hechos, que salgan de clase diciendo: ‘Esto jamás debe volver a ocurrir'».

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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