Ola de violencia sectaria golpea a comunidades cristianas en África

Bestial masacre de cristianos en Nigeria: más de 200 personas asesinadas brutalmente por yihadistas islámicos

Más de 200 cristianos han sido asesinados en uno de los peores ataques recientes en Nigeria, evidenciando el drama persistente de la persecución religiosa en África occidental

Masacre de cristianos en Nigeria
Masacre de cristianos en Nigeria. PD

Este miércoles, 18 de junio de 2025, el mundo vuelve la mirada a Nigeria, escenario de una de las peores matanzas recientes contra la población cristiana.

La cifra estremece: al menos 200 personas fueron brutalmente asesinadas en la localidad de Yelwata, en el estado central de Benue, durante una ofensiva nocturna protagonizada por yihadistas fulani.

El suceso ha conmocionado a la opinión pública internacional y reabre el debate sobre la persecución y martirio de cristianos en África, una realidad tan persistente como silenciada.

En la noche del 13 al 14 de junio, mientras cientos de desplazados internos descansaban en refugios improvisados, un grupo armado irrumpió gritando “Allahu Akhbar”, según testigos y líderes locales.

Los atacantes prendieron fuego a las viviendas temporales, dispararon y atacaron con machetes a quienes intentaban escapar. El resultado fue devastador: decenas de familias calcinadas vivas, cuerpos irreconocibles —incluidos niños y bebés— y un saldo que ronda las doscientas víctimas mortales.

Contexto y antecedentes: una violencia crónica

La región central nigeriana, especialmente el estado de Benue, se encuentra desde hace años en la línea divisoria entre el norte musulmán y el sur cristiano del país. Los conflictos por la tierra, agravados por tensiones étnicas y religiosas, han convertido a este territorio en un polvorín. Los ataques atribuidos a pastores fulani —etnia mayoritariamente musulmana— contra comunidades agrícolas cristianas no son nuevos. Sin embargo, la magnitud del asalto reciente lo sitúa como uno de los peores desde que existe registro.

El padre Remigius Ihyula, coordinador local de Justicia y Paz, subraya que esta masacre es solo “la punta del iceberg” en una tragedia cotidiana: “Aquí vivimos un goteo constante. Un día matan a tres personas, otro a diez… Es un estado permanente de miedo”. Los sobrevivientes han perdido todo: alimentos, medicinas, ropa… La comunidad entera se ha visto obligada a huir hacia pueblos vecinos como Daudu y Abagena.

El fenómeno, lejos de ser aislado, refleja una dinámica sistemática donde el factor religioso se entrelaza con intereses políticos y económicos. Aunque algunos medios internacionales insisten en vincular estos ataques con disputas por recursos naturales o consecuencias del cambio climático —argumentando que los fulani buscan tierras para su ganado— líderes locales rechazan esta versión: “Las bandas están impulsadas por una ideología islamista. Buscan conquistar tierras cristianas para fundar un Estado islámico”, afirma el padre Ihyula.

El martirio moderno: persecución sistemática

La masacre reciente no es un hecho aislado dentro del contexto africano. Nigeria se ha convertido en uno de los países más peligrosos para los cristianos a nivel mundial. Organizaciones humanitarias y eclesiales documentan decenas de ataques cada mes: iglesias quemadas, secuestros masivos, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados. El informe más reciente confirma que solo entre el 8 y el 14 de junio se produjeron más de doscientos muertos y miles de desplazados solo en Benue.

  • Métodos utilizados: Incendios provocados en viviendas, ataques con machetes y armas automáticas.
  • Víctimas: Familias enteras calcinadas; cuerpos difíciles de identificar.
  • Desplazamiento: Decenas de miles han tenido que abandonar sus hogares para sobrevivir.

A este contexto se suma la crítica reiterada a la inacción —o incapacidad— del gobierno nigeriano para proteger a su ciudadanía más vulnerable. Aunque la policía repelió un primer ataque contra la iglesia local esa misma noche, los agresores lograron arrasar sin resistencia suficiente el refugio del mercado donde dormían centenares de desplazados.

Reacciones internacionales y perspectivas

El impacto global ha motivado mensajes públicos como el del Papa León XIV durante el rezo del Ángelus: “Rezo para que la seguridad, la justicia y la paz prevalezcan en Nigeria”. Las principales organizaciones internacionales exigen medidas urgentes para proteger a las minorías religiosas y frenar la expansión del extremismo violento.

Sin embargo, los líderes comunitarios denuncian que “la violencia es constante y sistemática”. Las estrategias políticas parecen insuficientes ante grupos armados bien organizados e ideologizados. El gobernador regional ha prometido refuerzos policiales y colaboración con organismos federales, pero los resultados no llegan al ritmo que exigen las víctimas.

Un drama africano silenciado

La persecución religiosa no es exclusiva de Nigeria ni reciente. África occidental asiste desde hace años al auge del extremismo islamista —especialmente Boko Haram y grupos filiales— que ha provocado éxodos masivos e incontables muertes entre las poblaciones cristianas. El drama es cotidiano pero invisible para buena parte del mundo.

La masacre de Yelwata vuelve a poner sobre la mesa la necesidad urgente de protección internacional efectiva para quienes sufren persecución por sus creencias religiosas. La comunidad internacional tiene ante sí el reto no solo humanitario sino también geopolítico: frenar el avance del extremismo religioso allí donde más vulnerable es la vida.

La situación actual requiere acción inmediata pero también compromiso sostenido para abordar las causas profundas: impunidad judicial, pobreza extrema, ausencia estatal e instrumentalización política del factor religioso.

Hoy, 18 de junio de 2025, Nigeria sangra por una herida abierta que exige atención prioritaria si se quiere evitar que el martirio siga escribiéndose cada semana sobre las comunidades cristianas africanas.

Palabras clave: Nigeria, masacre cristianos, persecución religiosa África.

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