Este domingo, 20 de julio de 2025, la política camerunesa vive un momento insólito: Paul Biya, presidente desde 1982 y decano mundial de los jefes de Estado en ejercicio, ha decidido reinventarse en el entorno digital.
A través de campañas en redes sociales, el anciano Biya -que tiene ya 92 años- intenta seducir a una nueva generación de cameruneses que ha crecido bajo su mandato.
El desafío es mayúsculo: la brecha generacional y la desconfianza hacia un régimen de más de cuatro décadas dificultan cualquier intento de acercamiento real.
La estrategia digital, impulsada por su entorno cercano, busca modernizar la imagen presidencial y capitalizar el creciente uso de smartphones y plataformas sociales entre los jóvenes.
Sin embargo, en las calles y foros virtuales de Camerún, predomina el escepticismo ante este giro tecnológico. La juventud demanda cambios profundos en materia de empleo, libertades y participación política; reclamos que no se resuelven con vídeos o mensajes en X (antes Twitter) o Instagram.
Los límites del cambio digital: desafección juvenil
Paul Biya anunció hace solo unos días su candidatura a las elecciones presidenciales del próximo 12 de octubre. Si logra un nuevo mandato, llegaría a gobernar hasta los 99 años. El anuncio, realizado a través de sus renovadas cuentas oficiales en redes sociales, evidencia la apuesta por los canales digitales para comunicar sus intenciones y defender su legado.
Pese a la modernización del mensaje, la realidad es que Biya ha delegado progresivamente las tareas ejecutivas en sus fieles y ha evitado abordar abiertamente la cuestión de la sucesión política. Las fracturas internas dentro del partido gobernante —el Movimiento Democrático del Pueblo Camerunés (CPDM)— se han agudizado tras la salida de aliados históricos del norte del país, tradicionalmente bastión biyaísta. Dos exministros clave han optado por presentar sus propias candidaturas tras desmarcarse del oficialismo.
La llamada “estrategia digital” enfrenta retos estructurales:
- Desconfianza extendida: muchos jóvenes consideran que las campañas en redes son un maquillaje superficial ante problemas estructurales como el paro juvenil o las restricciones políticas.
- Ausencia de sucesión clara: la falta de un relevo generacional alimenta el sentimiento de estancamiento político.
- Conflictos sin resolver: la respuesta militar al separatismo anglófono sigue generando rechazo entre buena parte de la sociedad joven, especialmente en las regiones noroeste y suroeste.
Pese a estos esfuerzos por renovar su imagen, sectores importantes —incluidos líderes religiosos y organizaciones civiles— insisten públicamente en que ha llegado el momento de una transición real. La presión interna crece incluso entre los históricos colaboradores del presidente.
Economía estable… pero sin entusiasmo juvenil
Uno de los argumentos recurrentes en la comunicación oficialista es la estabilidad económica lograda bajo el largo mandato de Biya. Camerún ha atraído inversiones extranjeras y ha mantenido un crecimiento moderado durante años. Sin embargo:
- El desempleo juvenil sigue siendo elevado.
- La percepción generalizada es que la prosperidad no llega a todos los rincones ni grupos sociales.
- Persisten desigualdades regionales acentuadas por los conflictos armados internos.
10 curiosidades sobre Paul Biya
Para comprender mejor al personaje detrás del ‘revamp’ digital, aquí van diez datos llamativos sobre Paul Biya:
- Es el segundo jefe de Estado más longevo en ejercicio del mundo, solo superado por Teodoro Obiang (Guinea Ecuatorial).
- Lleva ininterrumpidamente en el poder desde 1982; es decir, más de 42 años.
- Ha sobrevivido a numerosos intentos internos y externos para apartarle del cargo.
- Su gobierno ha sido testigo tanto del auge como del declive progresivo del multipartidismo camerunés.
- Es uno de los presidentes africanos con mayor fortuna personal declarada.
- Habla francés e inglés; Camerún es oficialmente bilingüe tras su independencia dual (francesa e inglesa).
- Ha utilizado históricamente alianzas políticas para debilitar a sus rivales internos.
- Es conocido por delegar funciones clave mientras mantiene férreo control sobre el aparato estatal.
- No ha celebrado congresos internos regulares en su partido desde hace catorce años.
- En redes sociales se le percibe como desconectado del día a día nacional pese al reciente intento de modernización.
Un futuro incierto con aroma a continuidad
El plazo para registrar candidaturas termina este lunes 21; después se hará pública la lista definitiva que concurrirá contra Biya el próximo octubre. La oposición tradicional parece fragmentada y debilitada tras décadas bajo un sistema que penaliza cualquier disidencia relevante.
La pregunta no es tanto si Paul Biya logrará otro mandato —la maquinaria institucional le favorece abiertamente— sino si esta apuesta digital puede frenar el creciente desapego entre las nuevas generaciones urbanas y rurales. De momento, todo apunta a que las redes sociales no bastan para conquistar corazones ni votos cuando pesan cuatro décadas ininterrumpidas de poder.
Las próximas semanas serán decisivas para calibrar hasta qué punto la narrativa digital puede cambiar una realidad marcada por la fatiga política… o si solo servirá como un eco más entre tantos mensajes oficiales que no logran ya seducir a quienes nunca han conocido otro presidente.
