Habrá justicia.
Y dura.
El viernes 11 de julio de 2025, José Adolfo Macías Villamar, conocido como Fito, aceptó formalmente su extradición a Estados Unidos.
Este movimiento marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico y la violencia en Ecuador, donde Fito había ejercido durante años un dominio férreo sobre la organización criminal Los Choneros, la más antigua y temida del país.
La audiencia en la que se tomó esta decisión representa el desenlace de meses de incertidumbre y tensión, tras su espectacular fuga y posterior recaptura en Manta, su ciudad natal, donde fue hallado oculto en un búnker bajo una lujosa vivienda.
El acuerdo para ser extraditado responde a las acusaciones que pesan sobre él en Estados Unidos, entre ellas conspiración para la distribución internacional de cocaína y liderar una red transnacional de sicarios, traficantes de armas y droga.
El Departamento del Tesoro estadounidense ya había sancionado a Fito y su organización a principios de 2024, subrayando la gravedad del impacto del capo ecuatoriano fuera de sus fronteras. La extradición es vista tanto por autoridades ecuatorianas como estadounidenses como una victoria clave en la ofensiva contra el crimen organizado.
Fito: del taxi al trono criminal
La biografía de Fito es la historia de un ascenso meteórico desde los márgenes sociales hasta convertirse en el rostro del crimen en Ecuador. Nacido en Manta en 1979, comenzó trabajando como taxista antes de entrar en contacto con las redes delictivas que dominarían su vida. Su liderazgo se consolidó tras la muerte violenta de sus predecesores, especialmente Jorge Luis Zambrano («Rasquiña»), jefe histórico de Los Choneros. La banda, fundada en 1998, se transformó bajo su mando: de un grupo local pasó a controlar rutas internacionales de narcotráfico y a forjar alianzas con carteles mexicanos como el de Sinaloa.
El poder alcanzado por Fito fue tan grande que incluso desde la cárcel ejercía un control casi absoluto sobre el sistema penitenciario. Transformó su celda en un cuartel general repleto de lujos e impunidad: internet, fiestas privadas con mariachis, peleas de gallos y acceso privilegiado a todo tipo de comodidades. Esta influencia le permitió orquestar fugas espectaculares y desafiar abiertamente al Estado.
Un reinado marcado por la violencia y el terror
La figura de Fito se asocia directamente con la escalada brutal de violencia que ha vivido Ecuador en los últimos años. Su fuga en enero de 2024 desató una ola inédita de atentados: coches bomba, secuestros masivos, asesinatos selectivos y hasta la toma armada de un canal de televisión durante una transmisión en directo. El presidente Daniel Noboa declaró entonces el estado de emergencia y catalogó a Los Choneros y otras bandas como organizaciones terroristas.
Durante casi año y medio prófugo, Fito fue objeto de una caza implacable. Las autoridades ofrecieron hasta un millón de dólares por información que condujera a su captura. Finalmente cayó gracias a un operativo conjunto militar-policial «sin disparos», según fuentes oficiales. Su arresto fue celebrado por el gobierno como un golpe decisivo al crimen organizado.
Perfil psicológico y social: culto al poder
El aura que rodea a Fito va más allá del miedo: entre sus seguidores goza casi de estatus mítico. Ha logrado cultivar lealtad absoluta entre miembros de Los Choneros e incluso simpatía entre sectores marginales que ven en él una figura desafiante frente al Estado. En varias ocasiones ha difundido vídeos rodeado por hombres armados o lanzando mensajes dirigidos «al pueblo ecuatoriano», lo que refuerza su imagen pública como líder carismático aunque despiadado.
Su perfil psicológico revela rasgos narcisistas y una notable capacidad para manipular tanto a sus aliados como a sus enemigos. La Interamerican Commission on Human Rights destacó su control interno sobre las cárceles, donde imponía autoridad más allá del alcance institucional.
10 curiosidades sobre Fito
- Nació en 1979 en Manta, epicentro histórico del narcotráfico ecuatoriano.
- Comenzó trabajando como taxista antes de ascender en el mundo criminal.
- Tomó las riendas definitivas de Los Choneros tras el asesinato del líder Rasquiña.
- Ha escapado dos veces de prisión: primero en 2013 (de La Roca) y luego en 2024 (de Guayaquil).
- Su celda funcionaba como “búnker” con lujos insólitos dentro del sistema penitenciario.
- Orquestó fiestas con mariachis, peleas clandestinas y acceso irrestricto a internet mientras estaba encarcelado.
- Estableció conexiones internacionales con carteles mexicanos para exportar droga hacia EE.UU..
- Fue sancionado por el Departamento del Tesoro estadounidense por sus actividades criminales transnacionales.
- Su hija fue secuestrada brevemente junto con su prima; ambas liberadas sin daños según declaraciones públicas.
- Logró obtener un título universitario mientras estaba preso.
El futuro tras la caída del capo
La extradición aceptada por Fito abre un nuevo capítulo tanto para Ecuador como para Estados Unidos. En Ecuador queda pendiente saber si este golpe será suficiente para debilitar a Los Choneros o si emergerán nuevos líderes dispuestos a ocupar el vacío dejado por el capo. En Estados Unidos se espera que enfrente cargos federales graves relacionados con narcotráfico internacional y conspiración criminal.
La figura delictiva más poderosa del país andino abandona así los escenarios donde reinó durante años, dejando tras sí una estela marcada por violencia, corrupción e impunidad. Para muchos ecuatorianos, la caída definitiva de Fito representa una esperanza renovada frente al flagelo del crimen organizado.
