La imagen es diáfana.
Helicópteros estadounidenses surcando el cielo del Caribe, comandos abordando un imponente petrolero y el presidente Donald Trump comunicando desde el Despacho Oval que Estados Unidos acaba de apoderarse de “el petrolero más grande jamás incautado” cerca de Venezuela. Este mensaje no solo va dirigido a Irán. Tiene como objetivo directo el círculo cercano de Nicolás Maduro y la red de poder que Washington considera un narcoestado organizado en torno al llamado Cartel de los Soles.
El buque, conocido como M/T Skipper, ha sido parte durante años de la denominada flota oscura, un entramado de petroleros envejecidos, con banderas de conveniencia y propietarios poco transparentes que transportan crudo sancionado de Irán, Venezuela y Rusia, esquivando radares y restricciones. Este operativo, llevado a cabo en aguas internacionales frente a la costa venezolana, se ha convertido en el nuevo símbolo de un cerco que ya no es únicamente diplomático o financiero, sino que también se manifiesta abiertamente en lo marítimo y militar.
Detalles sobre el petrolero iraní
De acuerdo con las autoridades estadounidenses y diversos medios internacionales, el caso del Skipper encapsula casi todos los elementos del conflicto actual:
- Se trata de un VLCC (Very Large Crude Carrier) con capacidad para alrededor de 2 millones de barriles de crudo.
- Navegaba bajo falsa bandera guyanesa y tenía un historial de sanciones del Departamento del Tesoro desde 2022 por “envíos ilícitos de petróleo” relacionados con Irán bajo su anterior denominación, Adisa.
- Este mismo año había facilitado transferencias en alta mar de crudo iraní hacia China antes de aparecer ahora para cargar petróleo venezolano, presumiblemente de la mezcla pesada Merey, habitual en las exportaciones con descuento hacia Asia.
- La incautación fue ordenada por un juez estadounidense, no como resultado de una acusación directa contra el Gobierno venezolano, sino debido a los vínculos previos del buque con el contrabando de crudo iraní sancionado.
La operación fue ejecutada por la Guardia Costera, el FBI, Homeland Security Investigations y contó con apoyo del Pentágono, incluyendo fuerzas especiales que abordaron el buque utilizando helicópteros MH‑60 Seahawk. La fiscal general Pam Bondi enfatizó que el petrolero llevaba “años bajo sanciones por su implicación en una red ilícita de transporte de crudo que apoya a organizaciones terroristas extranjeras”.
Para Washington, el Skipper representa algo más que un simple barco:
- Es una advertencia para la flota oscura que sostiene las exportaciones petroleras de regímenes sancionados.
- Es una prueba de que las sanciones trascienden lo escrito y pueden resultar en una incautación en alta mar.
- Y es, sobre todo, una manera efectiva de restringir la capacidad operativa de PDVSA y los intermediarios que mantienen activo el flujo económico hacia el régimen chavista.
El cerco impuesto por Trump y su atención hacia el Cartel
La captura del Skipper no ocurre sin contexto. Se produce en medio del mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en décadas, acompañado por operaciones contra narcolanchas y embarcaciones sospechosas. A esto se suman ataques previos contra supuestas lanchas narcotraficantes tanto en el Caribe como en el Pacífico, junto con una retórica cada vez más directa por parte de Trump, quien ha reiterado que “los días de Maduro están contados” e insinuando que podría haber acciones militares “pronto” incluso sobre tierra firme.
Además, se ha dado la designación formal del Cartel de los Soles como organización terrorista internacional por parte del Departamento del Tesoro y del Departamento de Estado, lo cual abre la puerta a futuras acciones extraterritoriales.
Según informó el Departamento del Tesoro, este cartel es una organización criminal asentada en Venezuela y liderada por figuras clave como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros altos mandos militares y políticos, involucrada en tráfico de cocaína, contrabando energético, minería ilegal y lavado monetario. Desde 2020, se acusa a Maduro desde el Departamento de Justicia por liderar una estructura dedicada al narcoterrorismo, vinculada con las FARC y ELN.
