UN FOTÓGRAFO CULPA AL "NEOLIBERALISMO" POR NO HACER BIEN SU TRABAJO

Caraduras sin fronteras: El País dice ahora que no le dejaron mostrar el horror de la pandemia y culpa a la censura

Caraduras sin fronteras: El País dice ahora que no le dejaron mostrar el horror de la pandemia y culpa a la censura
Olmo Calvo.

Se llama Olmo Calvo y es fotógrafo de El País. En una sección llamada ‘Miradas del Covid’ Calvo cuenta que a él no le dejaron hacer fotos de las situaciones más duras de la pandemia. ¿Quiénes? No lo dice, no da nombres y culpa… ¡al neoliberalismo!.

Es para partirse la caja. La desfachatez del diario gubernamental que ocultó el drama de la pandemia no parece tener límites. Ahora se caen del guindo para lavar sus culpas, primero admitiendo que el Gobierno mentía con la cifra de muertos y ahora denunciando la ‘censura’ para no mostrar el dolor de las víctimas.

«El miedo invadió a los jefes de prensa de hospitales, servicios de ambulancias, tanatorios, ayuntamientos, comunidades autónomas y ministerios. Pero no era miedo al virus, sino a lo que se pudiese publicar. Mientras en otros países veíamos la crudeza de las imágenes que iba dejando la pandemia, en España todo eran calles vacías y aplausos a las puertas de hospitales», relata Calvo.

Se le olvida decir que su propio periódico participó de esa operación de ‘omertá’ en la que se linchaba a los periódicos que sí mostraron el dolor como El Mundo sacando las imágenes de la morgue del Palacio de Hielo como hizo Fernando Lázaro. Y les pusieron a parir.

«No se podían fotografiar ancianos enfermos en las residencias, hospitales abarrotados de pacientes o depósitos llenos de cadáveres. La excusa era el temor a los contagios o la privacidad, la realidad el pánico que tenían a que se viese algo que les pudiese perjudicar».

El dolor siempre se puede fotografiar pero Calvo prefirió no hacerlo y culpar meses después a un «muro de la censura» impuesto por la Moncloa, no por el neoloberalismo como dice este fotógrafo. La única culpa es el propio Calvo que no hizo su trabajo por los complejos del buenismo.

«El neoliberalismo más desenfrenado se desató en nuestra profesión. Pese a todo y con mucho esfuerzo yo pude trabajar. Quizá no como hubiese querido, pero trabajé y lo sigo haciendo».

 

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