Ya era hora… ¿no?
Feijóo se ha quitado los guantes y empieza a llamar a las cosas por su nombre.
Atrás quedan aquellos eufemismos de ‘entorno familiar’ o ‘círculo íntimo’, para referirse suavemente a los apaños de Begoña o a los chanchullos del hermano músico y a las putas las llama putas y a los ladrones, ladrones.
Harto de tanta desvergüenza, el líder del PP se subió a la tribuna del Congreso este miércoles y a la cara, porque lo tenía a cuatro metros de distancia, le preguntó a Sánchez de qué prostíbulos ha vivido y le acusó sin ambages de haberse lucrado del abominable negocio de la prostitución.
Feijóo, por primera vez y esperemos que no por última, ha hecho referencia a las saunas gay del suegro del amo del PSOE, en las que por cierto hacía los sobre de pago a los empleados la propia Begoña y de las que salió el dinero con el que se financió la casa de Pozuelo donde vivieron el actual presidente del Gobierno y su mujer antes de asaltar La Moncloa.
Lo grave no es solo la acusación, sino que ni Sánchez ni el PSOE han desmentido una palabra, por la sencilla razón de que todo es cierto.
El marido de Begoña se quedó de piedra y no es para menos, acostumbrado como está a insultar a sus rivales de la forma más zafia sin que estos, habitualmente del PP con la excepción de Ayuso, osen siquiera replicar.
Contra los mafiosos, como dejaron claro Eliot Ness y sus ‘intocables’ en su despiadada lucha con Al Capone, no se puede ir con pistolas de agua; hay que tirar -como hacen ellos- de las escopetas recortadas y las metralletas Thompson.
Y Sánchez y su cuadrilla de maleantes son una mafia, que no se detiene ante nada, carece de límites morales y juega sucio hasta el vómito.
No se como evolucionará este vodevil, pero les dejo a los del PP unas sugerencias.
Dado que la izquierda no para de usar contra ustedes la más llamada Memoria Histórica, entren a fondo al trapo. Sin histérias ni alharacas.
Basta montar un educativo tour turístico por las más espantosas de las 345 checas que los socialistas y sus compinches gestionaron en el Madrid republicano y colocar en algunos edificios, como el de Bellas Artes, en la calle de Alcalá, una placa en varios idiomas recordando que en esos lugares se torturó de forma bestial y asesinó a unas 10.000 personas.
Algo parecido en Ronda, rememorando el día de agosto del 36 en que los milicianos despeñaron por el tajo, uno a uno, a 512 inocentes.
Hay para hartarse, lo mismo que con la corrupción.
Quedaría chocante, pensando en los turistas extranjeros, un cartel enorme en la rotonda anterior al Parador de Teruel subrayando que el 15 de septiembre de 2020 por allí pasó el furgón cargado de putas fletado para su orgía por el socialista Ábalos, pero se pueden idear detalles ingeniosos para refrescar en la ciudadanía lo del Tito Berni, los EREs andaluces y un montón de cosas.
Y sin cortarse un pelo, porque como le espetó Abascal a Feijóo este miércoles en el Congreso, ya no es sólo por patriotismo, es por higiene.