Más información
Rebeca Crespo analiza la comparecencia de Francina Armengol en la comisión del Senado que investiga el caso Koldo; la sesión extraordinaria en el Congreso de los Diputados con la que el Gobierno de Pedro Sánchez pretende vetar a los periodistas independientes y toda la actualidad política en La segunda dosis de este martes 8 de julio de 2025.
En un giro que sacude los cimientos del PSOE, Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados y ex presidenta de Baleares, se encuentra en el ojo del huracán.
La tercera autoridad del Estado compareció este martes ante la comisión de investigación del Senado sobre el caso Koldo, y las revelaciones han avivado las llamas de un escándalo que amenaza con engullirla.
Acusada de mentir y señalada como pieza clave en una trama de corrupción, Armengol enfrenta un vendaval político y judicial que pone en jaque su credibilidad y su futuro.
Una rectificación que no convence
El epicentro de la controversia radica en su relación con Víctor de Aldama, el empresario imputado en la trama Koldo como comisionista. En su primera comparecencia en el Senado, el 7 de junio de 2024, Armengol negó rotundamente conocer a Aldama. Sin embargo, las evidencias han forzado un cambio de guion.
Este martes, la presidenta del Congreso admitió haberse reunido con él en 2020, cuando era presidenta de Baleares, aunque lo justificó como un encuentro intrascendente en el marco de una visita del CEO de Globalia, Juan José Hidalgo. “No mentí, no mentí”, insistió Armengol, alegando que “es imposible recordar a todas las personas con las que me reúno”.
Una explicación que no ha aplacado las críticas, especialmente del PP y Vox, que la acusan de memoria selectiva y exigen su dimisión.
El senador popular Fernando Martínez-Maíllo no dio tregua: “¿En qué momento recuperó la memoria?”.
Mientras, Ángel Gordillo (Vox) fue más allá, tildándola de mentirosa y pidiendo su renuncia inmediata. La presión no solo viene de la oposición: en las filas del PSOE, el malestar crece ante una contradicción que debilita el discurso de tolerancia cero contra la corrupción que pregona Pedro Sánchez.
Mascarillas defectuosas y obras inacabadas: el núcleo del escándalo
El caso Koldo, que ya se ha cobrado víctimas políticas como José Luis Ábalos y Santos Cerdán, sitúa a Armengol en el centro de una trama que habría desviado millones de euros públicos durante la pandemia.
Según un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, el Gobierno balear de Armengol pagó 12,7 millones de euros a empresas vinculadas a la trama por obras inacabadas y mascarillas inservibles. En concreto, se abonaron 3,7 millones a Soluciones de Gestión, la empresa de Aldama, por mascarillas FFP2 que resultaron ser quirúrgicas, no aptas para uso sanitario. Estas mascarillas, adquiridas en mayo de 2020, fueron almacenadas sin uso, y la reclamación del sobrecoste no se inició hasta tres años después, en vísperas de las elecciones autonómicas.
Además, el Ejecutivo balear adjudicó 9 millones a Levantina, Ingeniería y Construcción para una residencia de ancianos que nunca se terminó, en un contrato donde la UCO señala la intermediación de Koldo García, ex asesor de Ábalos. La sombra de la corrupción se alarga con otro contrato de 1,1 millones para test PCR con Eurofins Megalab, también vinculada a la trama.
Un futuro incierto
Con el cerco judicial y político estrechándose, Armengol se aferra a su cargo, pero las grietas en su defensa son cada vez más visibles. La oposición no da tregua, y las preguntas sin respuesta se acumulan: ¿por qué tardó tanto en reclamar el dinero de las mascarillas defectuosas? ¿Qué papel jugó realmente en las adjudicaciones millonarias? Mientras el caso Koldo sigue destapando cloacas, Francina Armengol camina sobre la cuerda floja, con su prestigio y su carrera pendiendo de un hilo. El tiempo dirá si logra sortear el temporal o si la trama de corrupción termina por arrastrarla.
