Abel Hernández reprocha a los socialistas que repitan contra el Gobierno las conspiraciones anteriores al 23-F
Comencé el 12 de noviembre de 2014 este repaso a las columnas del día reprochando a Antonio Casado que recurriese a la metáfora del «ruido de sables» para definir la situación de Mariano Rajoy, rodeado por su partido. Vaya, pues me equivoqué yo… y también se equivocó Casado, quien vuelve a insistir en el chiste en su columna de ElConfidencial.com (Antonio, hazme caso: cuando un chiste se repite demasiado pierde su gracia).
Este 13 de noviembre de 2014, hay ruido en torno a la cámara en la que duerme (hiberna, según otros) Rajoy, pero no es ruido de sables ni de tanques, como dice el biógrafo de Zapatero llamado Suso de Toro. Es ruido de papeles. ¡Menudo editorial publica El País, en que califica a Rajoy y a Mas de obstáculos para la solución de la crisis… causada por el catalanismo!
Josep Ramoneda, defensor de la reforma de la Constitución para convertir el Reino de España en confederación, acompaña el editorial de El País con una columna titulada ‘Un presidente varado’, en que argumenta que el régimen político está hundiéndose (bloqueado es el calificativo del editorial golpista de El País).
Rajoy no abrió ni una sola rendija a la negociación. La única puerta que ofreció a Mas es intransitable: que promueva una reforma constitucional que, ya le advierte de antemano, él y su partido rechazarán.
El pasado domingo se confirmaron dos cosas: que el deterioro del régimen político español es tal que el principio de legalidad se tambalea; y que las relaciones de fuerza nos indican que ni el soberanismo tiene capacidad para romper unilateralmente con éxito con España, ni el Gobierno español es capaz de neutralizar al soberanismo catalán. De esta realidad debería partir cualquier estrategia política.
En el horizonte aparece una posible imputación del presidente Artur Mas que haría el milagro de convertir a un político sin carisma en un mito patriótico. ¿Quitarse de encima a un adversario por inhabilitación judicial? ¿Ésta es la apuesta de Rajoy? Hay algo peor que equivocarse de estrategia: no darse cuenta de que ha fracasado. Hay que estar muy ciego para no ver el aviso del 9-N: con su estrategia Rajoy siempre está a la defensiva, nunca ha tenido la iniciativa política. Las aguas suben por las grietas del régimen y el presidente está varado.
A Abel Hernández (La Razón) su experiencia de la Transición le sirve para detectar la conspiración.
Lo que se echa en falta, en unos y en otros, en estos momebntos críticos es un poco de patriotismo y una defensa cerrada de la Constitución vigente. Todo menos jugar, como jugaron los socialistas y otros con el general Armada en vísperas del 23-F, a peligrosas salidas extraconstitucionales.
JULIANA NO VE LAS CONSPIRACIONES CONTRA RAJOY
El clamor de todos, unitaristas, autonomistas, federalistas, confederalistas, separatistas (y madridistas), contra Rajoy empieza a ser tan ensordecedor que Francisco Marhuenda se ve obligado a salir en su defensa. En una columna, emplea los argumentos de las abuelas: dejad trabajar a los mayores y confiad en los que se han gastado los codos estudiando.
La verdad es que me sorprende la falta de respeto de algunos periodistas y políticos, que no empleaban con anteriores presidentes, cuando se refieren a él. Se ha instalado un estilo poco respetuoso, displicente y arrogante por parte de compañeros que ahora son expertos en todo.
Con tal de descalificar al presidente del Gobierno se pueden decir todas las barbaridades. Una cosa es la crítica política, pero otra es la imagen de vago, indolente e incompetente que se ofrece sin más base que la antipatía que le tienen algunos periodistas, medios y políticos. No tiene ningún atributo y es tratado como si fuera un monigote al que se puede insultar con total impunidad. Ahora resulta que todo el mundo es especialista en todo. Desde el minuto uno del conflicto, abogados del Estado, letrados en Cortes, diplomáticos, técnicos de la Administración civil, economistas del Estado y una larga lista de profesionales de primer nivel han trabajado en este tema.
Lo siento por los antimarianistas, pero el presidente del Gobierno tenía sobre la mesa información suficiente, planes y simulaciones para actuar con eficacia. Rajoy comete errores, como en el aborto o en la elección de algunos sujetos de su entorno, pero desde luego acertó cuando emprendió duras reformas y no pidió el rescate, como ahora en la prudencia y la labor que ha realizado frente al desafío soberanista. La realidad es que la actuación en España y en el exterior ha dado buenos resultados.
Mientras, la ‘cheerleader’ de Mas deja esta perla de respeto y educación en su columna de La Vanguardia:
Rajoy parecía más cercano al papel de tertuliano de 13tv que a la condición de presidente
De todas maneras, las críticas a Rajoy demuestran que la prensa de papel editada en Madrid es más libre, o está menos controlada, que la prensa catalana. Esto escribe uno de los palanganeros del catalanismo, rival de Rahola por el favor de Artur Mas: Francesc-Marc Álvaro.
Yo le había explicado (a una amiga), unos días antes, que estaba seguro de que el president no fallaría, por dos motivos: porque era consciente de que no podía abandonar a una parte central de la sociedad que había confiado en él y porque tenía la convicción de que, una vez había hecho las cosas ordenadamente y de acuerdo con los procedimientos establecidos, estaba legitimado para obedecer sólo el mandato surgido de Cataluña aunque eso representara plantar cara al Gobierno, al TC y a quien fuera.
A mí estos elogios de un llamado periodista a un gobernante me amargan el café y el tabaco. Me recuerdan tanto a las columnas-lametón de Anson… quien hoy ya no detiene sus críticas al Gobierno en Arriola, sino que las eleva a Rajoy.
Una política de tórpida pasividad, liderada por Pedro Arriola, ha agrandado el problema en lugar de solucionarlo. Decían los que le rodean que Rajoy era impenetrable y no decía nada para evitar que se conociera lo que iba a hacer y se estropeara la estrategia. Según sus colaboradores, lo tenía todo previsto. No era verdad. Rajoy era impenetrable porque no tenía nada que penetrar. Su conferencia de Prensa de ayer así lo ha confirmado.
Pablo Sebastián (Republica.com) reconoce que Rajoy es un maestro en el arte gallego de hablar sin decir nada o casi nada.
La verdad es que no entendemos por qué Rajoy no comparece a menudo en el Parlamento y ante la prensa, porque se le dan muy bien manejando el arte de la confusión. En cuanto a la crisis del Gobierno y del PP, por la corrupción y de desgaste electoral que anuncian las encuestas más el desánimo que el desistimiento proporcional del 9N ha provocado en el PP, Rajoy estuvo tajante cuando le preguntaron si pensaba hacer cambios en el Gobierno y en la cúpula del PP, porque su respuesta fue escueta: ‘No’.
Lo que desilusiona a unos y deja estupefactos a otros. Es decir Rajoy en estado puro.
Enric Juliana, corresponsal de La Vanguardia en Madrid, hace hoy el ridículo, porque demuestra que no se entera de nada, pero de nada, de lo que ocurre en Madrid: que Rajoy está fuerte y que trata de imitar a Artur Mas creando una especie de Partido del Presidente. (Enric, un consejo: habla de la Unión para la Mayoría Presidencial, que ya existe en Francia.)
Parece haber llegado la hora de los partidos del Presidente. En Cataluña se están tejiendo, aceleradamente, los mimbres del ‘Partit del President’, la agregación de catalanistas y soberanistas de distinta procedencia y extracción alrededor de la figura de Artur Mas.
Agobiado por un octubre desastroso, Rajoy quiere que el PP sea el Partido del Presidente que dice un no más fuerte que nunca al soberanismo catalán -¿lo oyes bien elector tentado de votar a Ciudadanos o a UPyD?-. No a las tesis de reforma constitucional; no, en esta legislatura, al menos. No a la dispersión del bloque dominante. No al miedo escénico ante unas municipales que podrían ser el Annual de la derecha española. El Partido del Presidente se dispone a empapelar al presidente de la Generalitat para que no quede duda de quien es el máximo defensor de la unidad de España. Con lo cual, la secuencia 11-9-11 (del once del nueve al nueve del once) concluye con la siguiente paradoja: el Partido del Presidente propulsa al Partit del President.
Me parece que Juliana habría escrito días antes de la dimisión de Suárez que éste se encontraba más fuerte que nunca en el Gobierno y en la UCD…
ARCADI ESPADA: » ES HORA DE QUE LOS SECESIONISTAS PAGUEN»
Dos columnistas quieren encontrar en la declaración de Rajoy un discurso hasta ahora novedoso en la política española: decir no a los nacionalistas.
Arcadi Espada (El Mundo) pide que se haga ver a todos los catalanes qué les ocurre a los sediciosos:
La actitud del presidente estuvo determinada el 9 de noviembre por el gran mantra nacionalista y sus tontos útiles: no les provoquemos o crecerán como las setas. Pues bien, después de treinta años de cuidados intensivos y ahora que han crecido como la amanita muscaria es el momento de que el César piense, y actúe, en términos lógicos. El número de independentistas crecerá mientras sus descargas ilegales les sigan saliendo gratis. En este sentido el domingo fue un día inolvidable: quién no se apunta a saltarse la ley gozosamente para volver a casa cuando el heroico ministro de Justicia les dice por la tele, con su poquito de ceño, que han sido malotes.
Es hora de que los secesionistas paguen, empezando por el principal. A ver cuántos van quedando. Será el momento apropiado para que el presidente pueda contarlos atendiendo a sus propios cálculos y sin legitimar, como hizo ayer con torpeza, el sedicente censo nacionalista.
Jorge Bustos (Zoomnews.com) se emocionó cuando Rajoy dijo que no aceptaría negociar la independencia de Cataluña.
El miércoles habló un castellano cristalino y abundó en una palabra hermosa que ni los periodistas ni los ciudadanos primermundistas en general están habituados a escuchar: no. «No voy a dialogar, nunca, sobre la unidad de España ni la soberanía nacional». Es preciso repetir esta frase, paladearla despacio, decirla en los bares y en los pies de foto de Kardashian en Facebook. No, nunca, ni hablar: el artículo 1 no se negocia.
El Perú se jodió hace ya tiempo pero al nacionalismo se le puede derrotar si, por una vez en 35 años, el Gobierno central de turno se aplicara la sentencia de Einstein sobre esperar resultados distintos repitiendo los mismo actos y estrenara frente al eterno chantaje victimista una actitud novedosa: aquella que consiste en decir de una puta vez que no.
Ignacio Camacho (ABC) nos advierte de que los nacionalistas pretenden derrotarnos por agotamiento y cansancio, que les demos lo que ellos quieren para que se callen. Su recomendación es paciencia. ¿Como la que ha tenido Rajoy, me pregunto?
Aunque los nacionalistas definan su aspiración como una cuestión de exclusiva índole catalana, estamos ante un problema español que sólo puede resolver España. Por eso intentan crear un clima de secesión psicológica por hartazgo que empuje a muchos ciudadanos a la tentación de ceder para desembarazarse del conflicto. Ésa ha sido siempre la finalidad de la pesadísima murga del soberanismo: vencer por cansancio, obtener privilegios a base de una cargante insistencia.
Este irritado tedio nacional ante la latosa obstinación separatista es una reacción lógica pero perniciosa y favorece a la causa de la ruptura. Ni la España que conocemos y habitamos es posible sin Cataluña ni Cataluña resulta viable sin el proyecto común español. Faltan emociones, cariño y entendimiento, pero estamos condenados a la paciencia. Y lo último que cabe hacer es desistir por agotamiento.
ALBIAC COMPARA A LOS CATALANISTAS CON LOS NAZIS
En la redacción de La Vanguardia estarán encantados con Mas, pero la chulería de los catalanista y su inevitable propensión a humillar a los demás españoles han hecho que muchos compatriotas estén ya hartos del chau-chau catalán.
Gabriel Albiac (ABC) compara a los catalanistas con los nazis en su manejo de la propaganda.
El Núremberg de Leni Riefenstahl y el Bayreuth de Wagner son tan esenciales a la toma del poder por Hitler cuanto las SA y las SS. Ahora, se llaman televisores.
Lo saben los nacionalistas catalanes, a quienes pronto seguirán los vascos. ¿ Lo sabe el Gobierno? Es dudoso. De saberlo no hubiera perdido esta batalla como la ha perdido. Sin darla. Sin hacer uso de los medios constrictivos con que la constitución -toda constitución democrática- lo dota para defender al ciudadano. Que es su única razón de ser. Es el peor modo posible de naufragio: rendirse ante un golpe de Estado -escénico, pero golpe- sin combatir siquiera para defender a los golpeados.
Jorge Martínez Reverte (El País), felizmente recuperado de un ictus, estalla contra el discurso progresista en El País y el PSOE, de que hay que querer a los catalanes.
Cuando uno viene de asomarse al otro lado pierde algunos impulsos bondadosos. Ahora está de moda decirles a los catalanes que los demás les queremos. ¿Les queremos a todos? Yo prefiero decir que si alguien no me quiere, tampoco le quiero yo. La política no puede mezclarse con los sentimientos. Con los auténticos, y menos con los falsos. Yo no puedo querer a quien me dice que le robo ni a quien me acusa de genocida por ser castellano. Quiero a los catalanes igual que a los de Badajoz. Conformémonos, y no es poco, con respetar la ley que pactamos un día entre todos.
Yo no sé si en el otro lado se descansa en paz, pero por lo menos que no me llamen hipócrita en este.
En cambio, Raúl del Pozo (El Mundo), recomienda calma, mesura, tranquilidad, paciencia.
La moderación es la gran virtud en la lucha de las ideas, pero el choque entre la voluntad de ser de los catalanistas y la defensa del territorio del resto de los españoles se ha convertido en un laberinto sin puerta. El Gobierno ha elegido la coraza de la ley. Los fiscales han presentado querellas contra Artur Mas y miembros de su equipo, pidiendo la inhabilitación por desobediencia y prevaricación. Recuerda Enric Juliana que la última vez que la Fiscalía General del Estado se querelló contra un presidente de la Generalitat (1984), éste consiguió cuatro victorias electorales consecutivas. Según el presidente del Gobierno, él no ha dado ninguna instrucción a la Fiscalía, aunque algunos fiscales han denunciado presiones del Gobierno para intervenir.
¿Lucha de las ideas? Raúl del Pozo me deja pasmado: ¿tiene ideas Rajoy?
Nicolás Redondo me decepciona al publicar una tribuna en El País en la que convoca a todos los españoles a reformar la Constitución, pero sin decirnos en qué sentido o para qué.
A la solución al órdago de los independentistas catalanes tenemos que estar convocados todos los españoles, e ineludiblemente nos obligará a cambiar el marco de la acción política, que debe definirse por las reformas necesarias para volver a legitimar las instituciones constitucionales.
MAYTE ALCARAZ CUENTA SECRETITOS DE LA OPERACIÓN PÚNICA
En una columna que para mí es como poco oscura en sus orígenes, Mayte Alcaraz (ABC) trata de trasladar la corrupción de la Operación Púnica a un pacto entre sinvergüenzas del PP y el PSOE, que salpicaría a Tomás Gómez. Esperanza Aguirre, por el contrario, quedaría al margen.
La operación Púnica (…) destapado las complicidades inconfesables entre cargos públicos de PP, PSOE e IU, entregados a la impostura de guerras mediáticas mientras se repartían dádivas de empresarios indecentes en largas sobremesas. Una de las anfitrionas de esos almuerzos de manteles de hilo y lenguas largas era entonces pareja de un socialista relevante, con mando en plaza en la Comunidad de Madrid durante los últimos ochenta y primeros noventa.
La « peña » de compañeros – cómo compañeros, casi hermanos- de aquellas veladas no distinguía colores ni siglas: responsables de Valdemoro, Torrejón de Velasco, Casarrubuelos, Parla, Serranillos del Valle y otros municipios acudían solícitos al reclamo del mandamás socialista.
El primer marido de la conocida dama calla, pero sabe tanto o más que ella. Su nombre, a pesar de sus vínculos de amistad con muchos de los investigados, no ha salido a la luz. Quizá porque no tiene nada que ocultar. O sí: hace años que se vio inmerso en algún asunto turbio. Ambos podrían contar y no callar sobre los muchos amigos que tenía Tomás Gómez, a la sazón alcalde de Parla en aquellos años en que los alcaldes de la autovía vivían peligrosamente.
La columna ridícula del día la firma Maruja Torres (Eldiario.es). La pobre columnista es ya la única en España que sigue manteniendo el soniquete de que todo lo que está pasando en Cataluña es fruto de un pacto entre Rajoy y Mas, que al fin y al cabo son de derechas y van a misa, para que los españoles nos olvidemos de la corrupción de sus partidos y sus amigos.
Habló con la convicción de un Don Pelayo e incluso se creció con lo de un tercio contra dos tercios y hay más catalanes que independentistas, que repetía como un mantra, pero empezó a balbucear en la fase de galleo -a mí nadie me impone una consulta legal-, que es cuando se le nota mucho que, en vez de un verdadero duelo en O.K. Corral, le está haciendo un boca-a-boca a Artur Mas, en plan somos dos gotas de lluvia que buscan la noche, qué bien, chico, gracias a esto nadie habla de las cosas fraudulentas relacionadas con las sedes de nuestros partidos.