(PD).- «Cada cosa tiene su tiempo». Una frase que define como pocas la filosofía de Mariano Rajoy, que si algo detesta es que otros le marquen el ritmo. Al presidente del PP le gusta ponerse sus propios tiempos, aun a sabiendas de que en más de una ocasión su piano, piano exaspera a sus compañeros de partido y a sus votantes.
Este domingo la volvió a usar durante la clausura del primer Foro Abierto que los populares celebraron este fin de semana. Y lo hizo para justificar por qué había elegido este momento para hacer, según sus palabras, «un discurso distinto».
Un discurso para tiempos de crisis, titulado «Valores para un nuevo mundo» y en el que – a los acordes de «Viva la vida» de Coldplay– ha dejado claro que es él quien manda en el partido, que ha llegado la hora de dar «la batalla de las ideas» y de recuperar los valores abandonados por el Gobierno ZP mediante un partido «unido y cohesionado».
Ha sido un discurso casi «obaniano» y un aviso a navegantes.
«Queridos amigos:
Hoy, quiero hacer un discurso distinto, un discurso para una época de crisis. En este primer foro abierto de militantes del PP habéis escuchado a nuestros dirigentes. Hay tres que van a batirse el cobre en Galicia, en el País Vasco y en España entera. Alberto, Antonio y Jaime, representan lo mejor de la familia popular: juventud, talento, experiencia y fortaleza en las convicciones.
Queridos Alberto, Antonio y Jaime, sabéis que tenéis a todo el Partido Popular, conmigo a la cabeza. Juntos vamos a demostrarle a todo el mundo la grandeza y la fuerza de lo que significa ser populares en España. Sois los mejores y quiero que todo el mundo sepa que ya estamos preparados. Hoy, quiero que salgamos de aquí abrazados a una certeza: ¡Con ellos y con vosotros, salimos a ganar las próximas elecciones! Hemos trabajado y elaborado las mejores propuestas. Hemos cumplido el mandato del Congreso de Valencia. Hemos abierto el partido a la reflexión para combatir el escepticismo que asfixia a tantos y el cinismo que alimentan algunos pocos.
Nuestro compromiso en Valencia no fue un brindis al sol, sino la prueba de que no renunciamos a la rebeldía de mejorar las cosas. De vuestras aportaciones han surgido estas propuestas. Ellas son nuestra hoja de ruta. Os animo a hacerlas vuestras y a sacarlas al aire libre. Os animo a difundirlas en vuestras casas, en el trabajo, entre vuestros amigos. Sin intermediarios y directos a la cabeza y al corazón de los españoles. Hemos trabajado mucho celebrando los Congresos Autonómicos y Provinciales de nuestro partido. Hoy tenemos un partido renovado en toda España y con la maquinaria a punto. Ahora toca trabajar, llegar a la gente y explicarle lo que somos. Os decía al principio que hoy voy a hacer un discurso distinto. Llevo tiempo esperando este momento. Pero cada cosa tenía su tiempo.
Hoy, más que nunca, estoy convencido de una cosa: para anticipar y ganar el futuro es urgente pegarse a la piel del país y escuchar sin miedo el latido de su cuerpo social. Vivimos uno de esos momentos en los cuales las incertidumbres y las dificultades diarias golpean la entereza y la ilusión de los españoles.
Amigas y amigos, la crisis esa crisis de la que todo el mundo habla tiene caras. La crisis es ese hombre que ha perdido su salud y su dinero luchando para pagar a sus trabajadores y el IVA a fin de mes. La crisis es esa mujer que vale mucho, que cada día se le reconoce menos su trabajo y su sacrificio personal.
La crisis es ese agricultor que no se benefició de a espectacular subida de los precios de ayer pero sí padece la caída del consumo de hoy. La crisis es esa empleada de banca que se ve obligada a negarle un crédito al cliente cumplidor de siempre, al que ahora tiene que decirle que su formalidad de tantos años ya no cuenta. La crisis son esos ciudadanos convertidos en los justos que pagan por los pecados de otros, son las caras de la crisis. Como lo es, también, la crisis es esa persona que vino de fuera y que se esforzó por contribuir a la prosperidad de España, que invirtió aquí sus ahorros y que ahora ha perdido su trabajo. O el trabajador del automóvil afectado por un ERE o el autónomo obligado a doblar su jornada de trabajo y a pesar de ello sus ingresos no dejan de mermar.
La crisis no son sólo dígitos rojos sino son sueños rotos. Son los proyectos vitales secuestrados por una realidad que el Gobierno ya no puede ocultar más. Pero hay que ver el futuro, hay que ver que tiene que pasar en el más allá. La crisis nos deja algunas enseñanzas. De esas enseñanzas todos debemos aprender. La primera es que resulta dudoso que pueda operar con eficacia un Gobierno que teme a la verdad, que falsea la realidad, que no toma una sola medida acertada y que como consecuencia ha arruinado la confianza de todo el mundo y bloquea toda posibilidad de recuperación.
Lo diré con serenidad, pero voy a decir lo que pienso.
– Yo le reprocho al gobierno la mentira, el engaño y la farsa sostenida en un tiempo precioso que ya nadie nos devolverá. Y muchos españoles también se lo reprochan.
– Yo le reprocho al Gobierno que contemple el paro como una calamidad que nos ha caído del cielo y que el cielo tendrá que remediar. Yo se lo reprocho y muchos españoles también se lo reprochan.
– Yo le reprocho al Gobierno sus medidas equivocadas, sus errores y sus chapuzas. Y muchos españoles también se lo reprochan.
– Yo reprocho al gobierno y a su presidente su soberbia. Que no haya atendido ni una sola de las propuestas que le hemos hecho; le reprocho que haya desdeñado la experiencia de quienes conseguimos en su día superar una crisis económica. Y muchos españoles también se lo reprochan.
– Yo le reprocho al Gobierno que use el dinero público como si no fuera de nadie. El dinero público es de 45 millones de españoles con nombres y apellidos que no pueden permitirse un Presidente manirroto y un Gobierno pródigo con la riqueza de todos.
– Yo le reprocho al gobierno la desconfianza que ha sembrado. Los ciudadanos no tienen por qué saber lo que significa la triple A en la calificación de un país. Pero nuestra obligación es explicarles que además de la reputación económica de España en el mundo, de esa calificación depende que puedan conseguir préstamos más fáciles y baratos.
¿Por qué España ha perdido crédito? ¿Por qué a las organizaciones financieras internacionales no les inspira confianza la situación española? Por una razón, porque ven al señor Rodríguez Zapatero y oyen a señor Rodríguez Zapatero. Esa es la razón por la que hemos perdido crédito.
Todo eso le reprocho al gobierno. Y todo eso es lo que le reprochan al Gobierno millones y millones de españoles. Esta es la primera enseñanza de la crisis, lo que un Gobierno jamás debe hacer.
Pero amigas y amigos, la crisis nos deja más enseñanzas, que son las más importantes, porque los gobiernos pueden cambiar y cambian, y este va a cambiar pronto, pero hay cosas, hay enseñanzas que también nos deja la crisis. Construir sobre la desmesura no conduce a nada bueno. La especulación, la imprudencia, la ventaja económica fácil, el engaño, la audacia sin principios y la obtención del máximo beneficio a partir de la ley del mínimo esfuerzo, no son buenos aliados para nada, y menos aún para alcanzar una prosperidad estable y duradera.
Algunos han olvidado que la verdadera prosperidad nace del ejercicio continuado de valores que hacen fuerte a la persona y su papel en la sociedad. El individualismo posesivo y consumista que algunos han fomentado hasta el infinito, la cultura de la satisfacción inmediata y la del beneficio a cualquier precio, no son instrumentos para construir una sociedad mejor. Descuidar la prudencia, la austeridad, la sencillez, los valores aprendidos de nuestros mayores y sustituir la paciencia laboriosa del artesano por las prisas y por las escaramuzas del especulador, han debilitado los fundamentos morales de nuestra sociedad. Esa es una enseñanza de la crisis.
Pues bien, amigas y amigos, en esta situación es muy importante saber cuál es la actitud que nosotros, los del Partido Popular, debemos adoptar. Tenemos que ofrecernos a los españoles para ayudar a resistir el cerco de la incertidumbre; para vencer la angustia y para romper el desamparo que tantos sienten ante la crisis en estos difíciles momentos. Si no entendemos al que sufre la crisis, no somos nada. Este es el sentimiento con el que debemos forjar el nuevo patriotismo al que pretendo convocaros hoy. Tenemos que limpiar el buen nombre del futuro para que la ilusión de vivir devuelva lo antes posible la alegría a los españoles. España sin ilusión por el futuro pierde su identidad más auténtica.
Hace ya muchos años el presidente Roosevelt dijo en un momento que podría parecerse al presente: «sólo hay que tener miedo al miedo mismo». Hoy, en España, lo veis todos los días, el verdadero enemigo es el miedo al futuro y la verdadera valentía es la de aquellos que están dispuestos a trabajar sin desmayo por la esperanza. Esa es hoy la verdadera valentía. Os diré una cosa que la creo profundamente.
Hay motivos para la esperanza y el primero es la sociedad española. Son los españoles que trabajan duro, que madrugan, que trasnochan en turnos agotadores, que se ocupan de sus hijos, de sus nietos, de sus mayores, de sus semejantes. Esa es la mayoría de los españoles; no algunos listos que circulan por ahí, esa es la mayoría de los españoles; la buena gente; los que distinguen lo justo de lo injusto, lo correcto de lo incorrecto y actúan en consecuencia. Permitirme que os ponga un ejemplo que refleja muy bien lo que son muchísimos españoles.
Esta misma semana he tenido la oportunidad de visitar uno de los muchos comedores sociales que alimentan cada día a más personas en nuestra sociedad. Es una experiencia que aconsejo a todos, es una realidad que cada uno de nosotros debería conocer de primera mano, porque ahí es donde cobra su mejor significado la palabra solidaridad. Lo que quiero deciros es que todos deberíamos saber que esas cocinas económicas ya no sólo alimentan a personas que la vida ha arrojado a las cunetas de la sociedad. Esa asistencia ha aumentado en pocos meses en más de un 40 %. Algo está cambiando en España y nosotros debemos sentir ese cambio. Eso es muy indicativo de que algo ha cambiado en España y nosotros debemos sentir ese cambio.
La crisis está ampliando las cunetas y estrechando los caminos de nuestro país. Y esa es la cruda realidad. El proceso de empobrecimiento de España ya ha empezado, y afecta a todos, y no os podéis hacer idea de quienes son esos todos. Pero, queridos amigos, volvamos por un instante ese comedor social de la periferia del sur de Madrid. Allí me ocurrió algo que no esperaba y que os voy a contar. Allí me encontré con el rostro real de la crisis, pero también descubrí el rostro de la esperanza que nos debe ayudar a confiar en el futuro.
Junto a la amargura y junto al dolor de todos los que allí acuden en busca de alimento y abrigo, y a muchos les tiene que costar muchísimo. Junta a esas personas sentí también la fuerza del ejemplo de gente con principios, de gente responsable y valiosa que dedica lo mejor de su vida a atender a los más necesitados. No tuve que viajar al Tercer Mundo para encontrarme con tres personas excepcionales. Tres personas de bien que se llaman Cándido, Ana y Antonio. Lo que os quiero decir es que ellos y tantos otros voluntarios de distinta condición y edad, son los héroes silenciosos que España necesita para combatir la crisis. Os hablo de un físico jubilado, una joven trabajadora social y un abuelo que fue empleado de banca y que ahora dedican su vida a ayudar a los que sufren.
Quiero daros las gracias por vuestro ejemplo. Esta es la prueba de que tenemos motivos para mirar con ilusión el futuro. Los españoles, lo más importante, lo primero los españoles. Amigas y amigos tenemos a los españoles. Y tenemos la historia la grande la pequeña, la antigua y la del día a día lo demuestran. Ahora lo que necesitamos es una política económica alternativa como la del partido popular. Hoy podemos decir con satisfacción que esa alternativa la hemos enriquecido y la mejorado con vuestras propuestas.
Pero no basta con un plan económico. Necesitamos recuperar los valores que puedan sostenerlo. Hay que recuperar esos valores, porque llevan cuatro años sufriendo malos tratos por parte del Gobierno de España. Y ese es el reto más importante del Partido Popular.
Hay que dar la batalla de las ideas. Hay que explicar, porque es verdad, que una sociedad vacía de valores será peor y además será más pobre. Y esa batalla la vamos a dar con nuestro discurso, amigas y amigos, y la vamos a dar con nuestra conducta.
Porque amigas y amigos,
– Creemos que la ley está para que se cumpla y no para que los delincuentes se burlen de la justicia. Hay que terminar con el crimen del día siguiente que consiste en que el delincuente entra por una puerta y sale por la de atrás.
– Nosotros creemos que la palabra dada tiene un valor. Ya está bien de que los versos de la campaña electoral se conviertan en una prosa irreconocible en el Gobierno, como sucede con el señor Rodríguez Zapatero, ya está bien.
– Nosotros, y la inmensa mayoría, creemos que la verdad no es lo mismo que la mentira, porque no es lo mismo el pleno empleo que ganar el record de parados en un año. No es lo mismo.
– Nosotros creemos que el respeto a los padres, a los mayores, y la buena educación no es un resabio autoritario, sino un camino sabio para el crecimiento de nuestros hijos y de nuestros jóvenes.
– Nosotros creemos que la tolerancia no se predica sino que se practica. Nosotros creemos que no se puede predicar la Alianza de las Civilizaciones y la paz infinita, y al mismo tiempo duplicar la venta de armas al tercer mundo como ha hecho el señor Rodríguez Zapatero, que lo explique.
– Nosotros creemos que al terrorista no se le puede conceder ni un milímetro de espacio desde el que se le permita golpear una sola fibra de nuestra sociedad democrática. Ni un milímetro de espacio. Al terrorismo hay que derrotarlo.
– Nosotros creemos que España es una nación. La nación más vieja de Europa, con más de 500 años de historia. creemos en España como proyecto de futuro, y creemos en la Constitución Española, y creemos que no es lo mismo una chapuza que un estado que sea capaz de garantizar, la igualdad, la cohesión y la solidaridad. España es una nación y no la suma de 17 territorios, es una nación.
– Creemos que hay que recuperar valores como el trabajo bien hecho, la austeridad, el espíritu de superación frente a los obstáculos, eso es lo que intentamos inculcarles a nuestros niños desde pequeños. Si no te sale a la primera, pues lo intentas dos, tres, cuatro, cinco y seis veces. Espíritu de superación. El esfuerzo, el mérito y eso que llamamos espíritu cívico que no es sino la responsabilidad que nos impulsa a contribuir al bien común.
Todos estos valores están en crisis, y demandan con urgencia su propio plan de rescate. Nos urge rescatar del abandono todos esos valores que el Señor Rodríguez Zapatero menosprecia y maltrata como si fueran incordios prescindibles. Pues no lo son, porque esos son los fundamentos de una sociedad que puede mejorar y puede progresar, pues no lo son. Esa es nuestra tarea, nuestro principal objetivo.
Eso es lo que nos piden los españoles, lo que esperan de nosotros nuestros votantes, y lo que nos exigen nuestros militantes. Eso es lo que quieren de nosotros, recuperar esos valores abandonados por este Gobierno y hacerlo con un partido unido y cohesionado. Y yo me comprometo a garantizar la unidad y cohesión de este partido, pase lo que pase.
Hay algo que está por encima del interés de cualquier militante, sea el que fuere: es el Partido. Y hay algo que está por encima de los intereses del partido, sean cuales fueren: son los españoles. Estamos aquí para servir a los españoles y para nada más. Porque si no para que estamos en la vida política, ¿para tener un puesto o qué? Y los tiempos que vivimos hoy exigen de todos, y de mí, más responsabilidad y grandeza. No podemos permitirnos el lujo de distraernos de lo realmente importante y grandeza porque somos un referente para millones de españoles, que nos han dado su voto, y su confianza y eso vale más que muchas cosas, no tiene un valor material, pero tiene un valor sentimental muy fuerte, es su confianza. Somos un referente para la sociedad española. Yo garantizo que responderemos a esa confianza y sé que vosotros me acompañaréis en ello.
Ya se que hay por ahí, fuera de nuestro partido, otros que están a otras cosas, todos lo sabemos, pero la inmensa mayoría mucho más del 99%, está en lo que nosotros hemos hablado aquí, está en la crisis, la economía, está en sus valores, en la educación. En eso está la mayoría de la gente. Y ahí tenemos que estar nosotros, en lo grande en lo importante y no en lo pequeño.
Con fortaleza, la fortaleza interior es básica. Y la fortaleza te la da el decir lo que piensas, actuar con arreglo a lo que tú crees que es mejor, el saber lo que tienes que hacer, y eso es el Partido Popular y ahí es donde debemos estar todos. Yo os digo que sé lo que tengo que hacer, que se lo que pienso, que cumplo el mandato de un partido y estaré siempre dando la batalla de las ideas y para mejorar la sociedad española y no para otras cosas.
Voy terminando.
Somos desde hace algunos años la octava potencia económica del mundo, pero los españoles deben saber, y lo saben, que si no reaccionamos a tiempo esa prosperidad, que creíamos consolidada y segura, está en riesgo por la pasividad y las mentiras del gobierno.
La realidad mundial nos conduce irremediablemente a un mundo de competencia acelerada, en donde los mejores encontrarán un lugar para decidir el futuro y los apáticos serán apartados del tablero. Eso va a pasar así, nos guste o no nos guste y España tiene que estar entre los primeros, a la cabeza de quienes lideren el éxito frente a la crisis, y eso exige que adoptemos un modelo de crecimiento a la altura del siglo XXI. Tenemos que abordar reformas profundas y las propuestas de este Foro, son nuestra contribución frente al desafío global que enfrenta España.
Nos corresponde a nosotros devolver el prestigio social a los emprendedores, porque serán ellos, y no el cielo como cree el Gobierno, quienes restauren el crecimiento, tenemos que ayudarles a liberar las barreras burocráticas que dificultan la creación de riqueza. Tenemos que exigirle al Gobierno que desatasque los bancos y libere el dinero de todos. Un banco que no presta dinero no es un banco, y no cumple su función. No es momento para manifestar como hacen algunos optimismos de cinco años, ni para caer en el pesimismo, es el momento para actuar con realismo. Un realismo responsable, es a lo que yo os convoco hoy, a un nuevo patriotismo para rescatar de la senda de la prosperidad, y solo así recuperaremos la confianza y podremos lograr que la mayoría de los españoles nos sigan con la ilusión de quien vuelve a confiar en el futuro.
Vamos a proyectar nuestra alternativa de centro reformista desde el ejercicio responsable de la oposición. Responsable en la defensa del interés general y responsable en la denuncia de su olvido. Todo el mundo sabe que hemos ofrecido a este Gobierno una alternativa económica, un programa de medidas completo para hacer frente a la crisis. Y todo el mundo sabe que el Gobierno lo ha desdeñado por arrogancia, por sectarismo y por cobardía, todo el mundo lo sabe.
Y cada día que pasa la realidad se encarga de demostrar lo cara que les sale a los españoles la pasividad del Gobierno. Cada negocio cerrado es un motivo para pedir al señor Rodríguez Zapatero una rectificación completa de su política. Cada empleo perdido una razón para exigir un urgente cambio de rumbo.
Hoy, hemos renovado nuestro programa de soluciones a la parálisis decepcionante que nos ofrece este Gobierno. De este Foro abierto el Partido Popular ofrece a toda la sociedad española, a toda, incluido el Gobierno, una alternativa de esperanza, un guión distinto a este goteo de desánimo.
Esa es la grandeza de la democracia, la capacidad de ofrecer una alternativa. Queridos amigos, la verdad, la crisis va a ser larga y dura pero la ilusión que me inspira es que de nosotros depende que esa travesía sea más corta y menos amarga. Los españoles nos jugamos mucho, nos lo jugamos casi todo: nuestra prosperidad, nuestros valores, el futuro de nuestros hijos.
Las circunstancias nos han puesto a todos en una situación de enorme dificultad y para hacerle frente tenemos que recurrir a lo mejor de nosotros. Tenemos la oportunidad de salir más fuertes de esta crisis si le hacemos frente con generosidad, con responsabilidad y con un renovado patriotismo.
Recuperar nuestros niveles de bienestar exige inevitablemente recuperar los valores perdidos. Unos y otros van indisolublemente unidos. Esta es la principal y más provechosa lección que hemos aprendido de esta crisis Termino ya.
Las obras políticas o son colectivas o no son.
Tenemos ante nosotros, ante todos nosotros una gigantesca obra política por hacer: devolver a la sociedad española la prosperidad económica y el orgullo de las cosas bien hechas.
Yo os necesito, a todos, y lo digo, os necesita vuestro partido, a todos, y lo digo, y os necesita vuestro país, España.
Muchas gracias».