Zapatero es la versión española del flautista de Hamelin

Zapatero es la versión española del flautista de Hamelin

(PD).- Si tienes más de 45 años, si eres de clase media, si te educaste bajo la jerarquía de un maestro y te enseñaron a respetar los símbolos de tu país, si creciste creyendo en las virtudes del esfuerzo, no son buenos tiempos para ti en España.

Tu criterio político cotiza en baja, votes a quien votes, porque se basa en los valores caducos de una democracia balbuciente e indecisa, y tu fuerza laboral ha dejado de ser significativa.

Escribe Ignacio Camacho en ABC que el jefe de personal te mirará por el pasillo con los ojos inyectados en sangre, calculando los años que te quedan para ser carne de prejubilación, y si consigues evitar su puntería liquidadora más vale que no hagas planes a cuenta de tu pensión futura.

En casa no te sentirás mucho mejor; tu hija post-adolescente puede abortar sin que te enteres, y en todo caso es probable que algún fin de semana regrese vomitando de madrugada y pase un par de días con las hormonas revueltas porque se haya tomado la píldora poscoital que compró en la farmacia con los veinte euros que le diste para irse «con las amigas».

Y si has estudiado y trabajado lo bastante duro para alcanzar un empleíto de 1.500 euros netos al mes, no sueñes con cambiar de casa ni en el improbable caso de que convenzas al director de tu banco para que te conceda una hipoteca, porque dentro de dos años no podrás desgravarla.

Eres una reliquia sociológica, una criatura de la Transición, una prematura antigualla. No estás de moda. No tienes futuro, y el presente tampoco te muestra su prometedora sonrisa de Gioconda.

En cambio, si eres joven, y sobre todo si además eres chica, la España del zapaterismo te abre sus brazos acogedores, confortables, generosos.

Cuando estudies Primaria el Gobierno te regalará un portátil para que aprendas a chatear por el Messenger; podrás pasar de curso con varias asignaturas pendientes y en las noches de los viernes más locos no tendrás que acercarte al hospital a pedirle a un médico somnoliento y ceñudo que te recete la pastillita.

Si aun así te quedas embarazada no hará falta que le pidas permiso para abortar a tus «viejos», y si pese a todo ello todavía quieres tener el niño el Estado te entregará 2.500 pavos para que le compres pañales.

Has nacido en el tiempo correcto y en el lugar adecuado; incluso es teóricamente posible que, en caso de gustarte la política, no tardes demasiado en acumular de cuota en cuota méritos suficientes para llegar a ministra.

Así que, cuando oigas la música de Hamelin, síguela; el flautista que toca la melodía es el mágico líder de una generación imparable.

Dicen los sociólogos que la primera papeleta de voto que coges marca tu elección durante una media de doce años: hasta pasados los treinta se suele votar lo mismo que a los dieciocho. Así que es tu momento, disfruta, déjate seducir; tienes a todo un Gobierno pendiente de tus más nimios deseos.

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