El PSOE maniobra ante el desgaste de su socio de coalición

Sánchez da por desahuciada a Yolanda Díaz y le busca sustituto en Sumar y sitio en el PSOE

El presidente considera cerrado el ciclo de Yolanda Díaz y explora alternativas para mantener viva la ultraizquierda, mientras reajusta las banderas ideológicas a su favor

Yolanda Díaz (SUMAR)
Yolanda Díaz (SUMAR). PD

Yolanda Díaz se hunde, víctima de su propia vacuidad política.

Hasta su mentor y socio Pedro Sánchez, le ha puesto la cruz.

Desahuciada en el panorama izquierdista español, donde su liderazgo en Sumar se desmorona.

Su futuro es incierto y entre los socialistas crecen lo que opinan que no tardará en fichar por el PSOE, dentro de la operación que el marido de Begoña está realizando para absorber a toda la ultraizquierda.

Se le busca sustituto en Sumar y más adelante, quizá incluso antes de las próximas elecciones generales, le ofrecerán un puesto bien remunerado o un huevo en las listas socialistas.

 A fecha de hoy, 21 de septiembre de 2025, la impresión en el Congreso de los Diputados es que Sánchez da por amortizada la figura de Díaz al frente de Sumar, convencido de que su liderazgo ya no es efectivo para mantener cohesionado ni movilizado al electorado a la izquierda del PSOE.

Ahora, el objetivo es encontrar otra persona para llenar el hueco, porque Podemos y en concreto Pablo Iglesias aprieta desde la izquierda.

No se trata únicamente de una cuestión interna.

Sánchez ha arrebatado casi todas las banderas a la ultraizquierda, es socio de los proetarras y tiene en el equipo a los separatistas de derechas, sabe que hay sectores muy sectarios y radicales, que jamás apoyarán en la urnas al PSOE.

Para sus planes, es esencial que exista algo, todavía más escorado que él, que logre movilizar a los votantes desencantados que hace 10 años respaldaban a Podemos.

El ciclo político de Yolanda Díaz: del apogeo a la irrelevancia

La reciente trayectoria de Yolanda Díaz ilustra claramente este fenómeno. Luego de la salida de Pablo Iglesias y la creación de Sumar como un conglomerado progresista, la ministra de Trabajo consiguió reunir bajo su ala a partidos tan diversos como Izquierda Unida, Más Madrid o Compromís. Sin embargo, los resultados en las elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas han sido devastadores: pérdida de apoyos, fragmentación interna y disputas sobre el futuro rumbo del proyecto.

La propia Díaz admitió su debilidad al anunciar hace poco más de un año su decisión de abandonar la dirección orgánica del movimiento. Desde ese momento, el espacio a la izquierda del PSOE ha permanecido en estado vegetativo: sin un liderazgo claro, sin un proyecto común y sin capacidad real para presionar al Ejecutivo en el Parlamento. Ni siquiera los escándalos que han afectado al PSOE le han permitido capitalizar descontento; por el contrario, Sumar ha optado por mantener un prudente silencio estratégico que apenas le ha permitido sobrevivir.

La búsqueda del “mirlo blanco”: ¿utopía o estrategia?

En este contexto complicado, Sánchez y su equipo buscan con desesperación una figura capaz de unir voluntades y devolver la ilusión a ese electorado progresista huérfano. La tarea no resulta sencilla: los nombres que circulan en tertulias y conversaciones son más fruto del deseo que reflejo de la realidad política. Los socialistas son conscientes de que cualquier movimiento erróneo podría facilitar una victoria histórica para PP y Vox.

Las encuestas recientes evidencian ese nerviosismo. Aunque Sánchez sigue siendo el líder preferido entre los votantes progresistas gracias a su capacidad para gestionar crisis y su visión estratégica, ni Díaz ni ningún otro dirigente del espacio Sumar logra alcanzar el umbral mínimo necesario para ser considerado como candidato presidencial. La sensación general es que se necesita a alguien nuevo, disruptivo y con carisma mediático.

Sánchez y las banderas ideológicas: okupas, menas y Palestina

Mientras tanto, el presidente ha decidido adoptar una estrategia tan pragmática como arriesgada: apropiarse de todas las banderas simbólicas que pertenecen a sus socios minoritarios para consolidar su liderazgo en la izquierda. Si durante años fue Podemos quien marcó la agenda social con temas como la okupación o la inmigración (menores extranjeros no acompañados), ahora es Sánchez quien asume estas reivindicaciones como propias.

En las últimas semanas, incluso ha dado un salto cualitativo al incorporar también el discurso pro-palestino e incluir las demandas más beligerantes contra Israel —incluso aquellas vinculadas con sectores cercanos a Hamas— en medio de una crisis internacional. Este giro ha dejado descolocada a buena parte de la ultraizquierda tradicional, que observa cómo el PSOE ocupa todos los espacios simbólicos disponibles mientras ellos quedan impotentes ante el desmoronamiento paulatino de su base electoral.

El papel residual de Sumar y Podemos: supervivencia o irrelevancia

El panorama parlamentario actual es especialmente delicado. Los cuatro votos de Podemos —que siguen manteniendo una estrategia distinta e incompatible con Sumar— se han vuelto cruciales para aprobar cualquier iniciativa legislativa relevante. Sin embargo, lejos de abogar por la unidad o un rearme ideológico conjunto, cada formación parece más preocupada por sobrevivir al siguiente capítulo de esta crisis interminable.

Sumar intenta ahora negociar desde una posición cada vez más debilitada nuevos marcos relacionales con el PSOE; Podemos se limita a marcar distancias sin asumir riesgos; Compromís e Izquierda Unida buscan protagonismo propio sin resultados visibles. La geometría variable parlamentaria convierte cada votación en una suerte de ruleta rusa política.

Claves estratégicas del momento

  • Pedro Sánchez busca consolidar su imagen como el único referente progresista capaz de garantizar estabilidad y bloqueos efectivos ante una posible alianza PP-Vox.
  • El espacio político situado a la izquierda del PSOE enfrenta su mayor crisis desde 2015: carece de liderazgo claro, cohesión interna y proyecto común.
  • Las banderas ideológicas tradicionales (okupación, inmigración irregular o causa palestina) han sido absorbidas por el discurso oficialista socialista.
  • Ni Yolanda Díaz ni ninguna otra figura emergente logra establecerse como alternativa real dentro o fuera del Parlamento.
  • El principal riesgo: que la fragmentación actual facilite una mayoría absoluta conservadora si se convocan nuevas elecciones generales.

Curiosidades recientes sobre el caso

  • En círculos socialistas se comenta en tono humorístico que encontrar ese “mirlo blanco” es más complicado que hallar agua en Marte; algunos incluso sugieren buscarlo en programas televisivos.
  • La última encuesta publicada posiciona al PSOE como único partido progresista relevante entre los menores de 30 años por primera vez desde 2019.
  • Varios diputados veteranos reconocen en privado que nunca antes habían presenciado tanta volatilidad política… ni tanta pasión por apropiarse ajenamente del discurso ajeno.

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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