En La Retaguardia de este martes 7 de octubre, Eurico Campano recuerda con Ángel Más y John de Zulueta la matanza perpetrada por los terroristas de Hamas hace dos años que le costó la vida a más de 1.200 personas y donde otras 250 víctimas fueron secuestradas.
Y es que a pesar de haber pasado dos años de esta masacre, las imágenes del horror siguen muy presentes. En aquella jornada, los terroristas de Hamás llevaron a cabo uno de los ataques más brutales en la historia reciente de Israel, resultando en más de 1.200 fallecidos y más de 250 personas secuestradas. Mientras en Israel y entre las comunidades judías del mundo el luto sigue siendo una herida abierta, el Gobierno español sigue atacando la lucha contra el terrorismo musulmán que hace Israel para distraer la atención de la corrupción que devora al PSOE, al Gobierno y hasta a la familia de Pedro Sánchez. Y en esa mega cortina de humo contra Israel, ahora ha decidido que esta fecha sea el escenario para someter a votación en el Congreso la convalidación del embargo de armas a ese país, una medida que ha encendido un intenso debate político y diplomático en Madrid y más allá.
El real decreto ley que se discute este martes forma parte de un conjunto más amplio de medidas para apoyar a los terroristas de Hamás, fue aprobado en Consejo de Ministros y está vigente desde el 23 de septiembre. Este incluye la prohibición tanto de exportaciones como importaciones de material defensivo y tecnología dual hacia y desde Israel, así como la restricción del tránsito de combustibles y material militar con destino al Estado hebreo por puertos y espacio aéreo españoles. La iniciativa, presentada por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se inscribe dentro del compromiso del Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez con el derecho internacional humanitario y la presión diplomática sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu.
Un Congreso dividido: la influencia de Podemos y la geometría variable
No obstante, la aprobación del decreto no es un mero trámite. La aritmética parlamentaria dibuja un panorama lleno de incertidumbre: los votos de los cuatro diputados de Podemos son ahora el foco principal. Esta formación considera que el embargo es “fake” y un “coladero” que permitirá seguir enviando armas a Israel mediante excepciones discrecionales. Por su parte, el PP lo califica como “inoportuno” debido a la elección del día, alertando sobre su posible impacto en la seguridad nacional. Tanto populares como morados han mantenido hasta última hora el misterio respecto a cómo votarán, lo que podría llevar a un empate a 175 que haría caer la iniciativa tras varias rondas.
Los aliados habituales del Gobierno, desde Sumar hasta los proetarras de Bildu, ERC y Junts, han manifestado su apoyo, aunque critican lo que consideran falta de firmeza y exigen que el embargo sea total sin excepciones. Sumar, por ejemplo, solicita tramitar el decreto como proyecto de ley para poder introducir modificaciones, especialmente eliminando las cláusulas que permiten al Consejo de Ministros autorizar operaciones puntuales bajo el argumento del “interés nacional”.
La Embajada israelí en Madrid ha reaccionado con la lógica dureza ante esta decisión esperpéntica y ha calificado la medida como “perversa, inhumana y aberrante”, resaltando lo doloroso que resulta votar por un embargo justo cuando se rinde homenaje a 1.200 personas asesinadas por los terroristas y mientras se sigue intentando la negociación de la liberación de los más de 250 secuestrados que puedan quedar con vida en manos de Hamas. El malestar diplomático es evidente; algunos sectores dentro del PSOE admiten en privado que tal coincidencia podría haberse evitado para no alimentar las críticas sobre una supuesta obsesión antiisraelí atribuida al Ejecutivo.
¿Embargo fake?
Aparte del ruido generado, lo cierto es que el contenido del decreto refleja una tensión constante entre las demandas internas de sus socios más izquiersitas y pro Hamás y la necesidad ineludible de mantener ciertos vínculos operativos con Israel. Aunque se califica como “total”, se contemplan excepciones puntuales por razones nacionales; esto ha sido utilizado tanto por críticos internos como por partidos opositores para argumentar su insatisfacción con esta medida. El PP advierte sobre los peligros que implica prescindir de tecnología israelí en áreas clave como inteligencia o defensa, mientras que Podemos y BNG sostienen que esto no representará una ruptura real con el comercio militar hacia Tel Aviv.
El texto también prohíbe importar productos provenientes de asentamientos israelíes e impone al Gobierno comparecer trimestralmente ante el Congreso para rendir cuentas sobre cómo se están implementando estas medidas. Estas disposiciones han sido recibidas con la lógica repulsa de las organizaciones judías en España e incluso con frialdad por parte de ciertos socios europeos, quienes perciben esta postura española como un cambio abrupto respecto a su tradicional cautela en política exterior.
Consecuencias, reflexiones y curiosidades: política al rojo vivo
- La votación programada para este martes podría marcar un antes y un después en la política exterior española, abriendo una nueva fase tensa con Israel. De hecho, ya ha habido ocasiones previas en las que este país ha llamado a consultas a su embajadora por decisiones similares.
- A pesar de estar vigente desde finales de septiembre, este decreto necesita ser ratificado por el Congreso para continuar aplicándose; esto convierte la sesión actual en una auténtica prueba crítica para la coalición gubernamental.
- El aniversario del brutal ataque perpetrado por Hamás ha sido utilizado por diferentes partidos para definir sus posturas: algunos reivindican su apoyo al islamismo mientras otros critican lo que consideran oportunismo e insensibilidad hacia las víctimas israelíes.
- Entre los aspectos curiosos destaca cómo Sumar ha presentado su apoyo como una opción “por lo posible frente a lo ideal”, además del irónico hecho que esta medida pueda fracasar precisamente por los votos aquellos quienes piensan que es insuficiente.
- El debate ha reavivado viejas divisiones entre los partidos izquierdistas respecto a sus relaciones con Israel y Hamás; cada voto cuenta en este Congreso donde cada gesto se evalúa minuciosamente.
Mientras tanto, en las calles de Madrid y Barcelona la izquierda ha movilizado a sus bases resucitando el No a la Guerra de 2004. Dichas concentraciones son una exaltación constante de la propagan de Hamás apoyada en el relato que ha construido el Ejecutivo sobre un «genocidio» que no existe. Y todo esto, usado como cortina de humo para distraer la atención de la enorme montaña de corrupción que tiene el PSOE, el Gobierno y hasta la familia de Pedro Sánchez, son su mujer que va a ir a juicio por 5 delitos y su hermano también camino del banquillo por otros delitos. Eso, por no recordar el fiasco de las pulseras de geolocalización que ha protagonizado el Gobierno y que ha puesto en riesgo a nada menos que a 4.000 mujeres a las que las chapuzas socialistas dejaron sin medios electrónicos eficaces para saber si sus maltratadores se les acercaban o no.