Va camino del abismo, pero se los llevará a todos por delante.
Y se lo merecen, porque han sido y son cómplices de todas sus fechorías, y eso incluye desde los ministros a los militantes de base.
En los pasillos del PSOE, ha calado una frase que ya nadie se atreve a negar en privado: “si cae, nos cae a todos”.
Lo que hace unos meses sonaba a exageración, es ya un axioma indiscutible.
No hay que ser Nostradamus para vaticinar lo que se nos viene encima.
El distópico villancico. pic.twitter.com/mEW1Ywp2h3
— Antonio Budiño (@budino_antonio) December 13, 2025
La sucesión de detenciones, registros y sumarios cruzados ha convertido la “resistencia” de Pedro Sánchez en una trinchera, donde el partido espera la ofensiva final de la justicia… o de los votantes.
La situación es conocida, pero en las últimas 48 horas ha tomado tintes de crisis sistémica: diez causas de corrupción activas que afectan tanto al Gobierno Frankenstein como al PSOE, entrelazando líneas que conectan Ferraz, la SEPI, ministerios cruciales y figuras que fueron hombres de máxima confianza del presidente.
Aquello que antes se consideraba “casos aislados” ahora se presenta en análisis políticos y judiciales como un patrón estructural que pone en peligro la propia supervivencia del proyecto socialista.
Sánchez es el número uno de la pirámide de corrupción y degradación institucional.
Invoca la «soberanía popular», pero no la convoca. Tiene pánico a los españoles. Pánico a las urnas.
España necesita un profundo rearme moral.
Exigimos elecciones generales Ya. pic.twitter.com/xrP81vUBOt
— Cayetana Álvarez de Toledo (@cayetanaAT) December 13, 2025
El efecto dominó de la corrupción: del caso Koldo a la “fontanera” del PSOE
En menos de un año, el entorno de Sánchez ha pasado de gestionar el desgaste del caso Koldo-Ábalos a enfrentarse a un mapa de escándalos que dibuja una red compleja de intereses, comisiones y tráfico de influencias en diversos niveles administrativos. Las preocupaciones más relevantes dentro del propio PSOE pueden resumirse en cuatro vectores:
- Megasumario Cerdán–Ábalos–Koldo, con el exministro y su exasesor bajo prisión provisional por presunto cobro de comisiones en contratos relacionados con mascarillas, viajes y adjudicaciones desde Transportes.
- La trama de Servinabar y la SEPI, donde han sido detenidos Vicente Fernández, ex presidente del holding público, y el empresario Antxón Alonso, acusados de amañar contratos y cobrar un 2% en comisiones por obras y servicios públicos.
- La figura de Leire Díez, mencionada en varios sumarios como la “fontanera” que operaría como intermediaria, recabando información sensible sobre jueces, fiscales y mandos policiales relacionados con causas que afectan al entorno de Sánchez.
- Los frentes que comprometen al círculo más cercano del presidente: investigaciones sobre las actividades profesionales de Begoña Gómez y la situación judicial del hermano de Sánchez, además de la condena del exfiscal general del Estado Álvaro García Ortiz por filtrar un correo relacionado con la defensa de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.
El resultado es un claro efecto dominó: cada nuevo auto judicial reactiva causas anteriores, suma nombres a las listas de investigados y refuerza la percepción sobre una corrupción creciente en el entorno político y administrativo cercano a Moncloa. No se trata solo de casos separados; hay un entramado donde resurgen empresas, intermediarios y cargos públicos implicados en más de un sumario.
Sánchez, atrincherado: ni elecciones ni gran crisis de Gobierno
A pesar del terremoto político, Pedro Sánchez ha decidido resistir.
Desde Moncloa se ha descartado una gran remodelación gubernamental. Y lo más significativo: rechazan por completo convocar elecciones anticipadas, sabiendo que unas urnas abiertas bajo estas circunstancias podrían convertir su actual debilidad en una derrota histórica.
Entre los socialistas existe una convicción clara: si hoy hubiera elecciones:
- La derecha arrollaría al PSOE tanto en escaños como en poder territorial.
- El partido perdería gran parte de su presencia en comunidades autónomas y ayuntamientos. Muchos dirigentes ya consideran que ellos serán los primeros en pagar el precio del desgaste causado por Sánchez.
- Sus socios parlamentarios intentarían distanciarse para salvarse. Esto ya lo evidencian declaraciones como las de Yolanda Díaz, quien ha calificado como “insoportable” el clima de corrupción y acoso que rodea al Gobierno.
Mientras tanto, el presidente ha decidido reducir su agenda pública al mínimo.
Es consciente de que cada aparición se convierte más bien en una rueda prensa encubierta sobre casos corruptos que no reflejan actos gubernamentales efectivos. Intentos por contrarrestar esta imagen con encuestas favorables –como el último barómetro del CIS, donde sitúan al PSOE nueve puntos por encima del PP– han sido recibidos con escepticismo fuera del círculo más cercano a Ferraz.
El PSOE se resigna: “Nos hundirá con él”
En federaciones clave y entre cuadros intermedios dentro del PSOE se extiende una amarga convicción: Sánchez no soltará el poder voluntariamente; arrastrará al partido hasta el último día legislativo. Varios barones territoriales han levantado la voz, aunque aún con cautela. Emiliano García-Page, presidente Castilla-La Mancha, ha sido claro al afirmar que el partido “ha perdido el control sobre la situación” tras esta última oleada detenciones.
En privado, dirigentes socialistas describen un panorama donde:
- La marca PSOE se degrada semana tras semana al asociarse con un “árbol de la corrupción” que abarca desde su aparato orgánico hasta exministros, pasando por la SEPI y empresas rescatadas con fondos públicos.
- La base militante experimenta desmoralización ante los escándalos y miedo ante una posible implosión electoral si se precipita el final legislativo.
- Las federaciones perciben que serán las primeras en afrontar las consecuencias; perderán gobiernos autonómicos y alcaldías consideradas como el “núcleo duro” del poder socialista.
Esta resignación no implica ausencia total cálculo. Los cuadros más experimentados identifican dos riesgos a medio plazo:
- Que la justicia acelere algunos sumarios relevantes forzando dimisiones en cadena que conviertan al Gobierno en un ejecutivo prácticamente en funciones permanente.
- Que la oposición capitalice este desgaste tan abrumadoramente que el PSOE quede relegado a un papel secundario dentro del sistema político, mientras surgen fuerzas minoritarias tanto a su izquierda como a su derecha.
Rajoy y la “etapa más desdichada” desde 1978
El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha expresado esta semana lo que muchos sectores conservadores e incluso analistas comparten: “vivimos la etapa más desdichada desde 1978. Es un periodo sombrío para nuestra historia”. Sus palabras no son simplemente una hipérbole aislada; están respaldadas por un contexto político caracterizado por:
- Un Gobierno golpeado simultáneamente por acusaciones tanto de corrupción como por un ‘Me Too’ interno, lo cual ha obligado a dimisiones dentro ejecutiva socialista e incluso llevado a sus líderes a admitir que “no estuvieron a la altura”.
- Una mayoría parlamentaria extremadamente frágil; depende constantemente acuerdos con partidos nacionalistas cuyos líderes le exigen hoy mismo “un cambio profundo” para seguir apoyándolo.
- Una creciente crisis institucional que afecta también a organismos como Fiscalía o SEPI; empresas rescatadas como Plus Ultra, bajo investigación por presunto blanqueo tras recibir más 50 millones euros públicos; además está perjudicando seriamente nuestra imagen internacional como país.
La contradicción entre este relato oficial y lo vivido es palpable. Mientras Sánchez intenta blindarse mediante anuncios como un Plan Estatal contra la Corrupción, diseñado junto con OCDE y presentado ante el Congreso como algo “ambicioso y honesto”, los avances judiciales parecen ir justo hacia dirección opuesta. La paradoja resulta evidente: El Ejecutivo promete endurecer penas y controles mientras crecen las sospechas precisamente dentro su propio entorno político.
Una crisis librada entre Ferraz, juzgados y urnas
El panorama para los próximos meses combina tres frentes simultáneos:
- Judicial:
- Al menos diez causas activas relacionadas con corrupción afectan tanto exministros como altos cargos o figuras orgánicas clave dentro partido.
- Investigaciones sobre adjudicaciones millonarias; comisiones ilegales; tráfico influencias; uso irregular recursos públicos están también bajo lupa judicial.
- Político interno:
- Un PSOE dividido entre quienes piden catarsis profunda –con relevo dirección incluido– frente aquellos temerosos ante cualquier movimiento precipitado podría llevarles elecciones devastadoras.
- Barones marcan distancias respecto a Sánchez pero aún no fuerzan choque frontal; esperan medir mejor coste interno externo eventual relevo.
- Electoral:
- Encuestas públicas privadas presentan lecturas divergentes: mientras CIS dibuja cómodo ventaja para PSOE, otros sondeos termómetro territorial apuntan derecha dispuesta arrollar socialismo si abren urnas pleno temporal corrupción.
- Electorado fatigado sensación “casos sin fin”, donde idea corrupción extendida entorno Sánchez gana terreno incluso antiguos votantes socialistas .
Mientras tanto , sede Ferraz cunde impresión vivir final ciclo políticamente agotador. En solo semana acumulados:
- Nuevos informes UCO sobre trama hidrocarburos vuelve salpicar José Luis Ábalos.
- Detenciones cadena ligadas SEPI empresas vinculadas antiguos responsables organización PSOE.
- Dimisiones presuntos casos acoso sexual multiplican daño reputacional más allá penal.
En este contexto, idea lenta e inexorable agonía ya no solo titular contundente; se ha transformad , muchos cuadros partido, descripción ajustada proceso donde corrupción dejó ser simple problema imagen para convertirse amenaza existencial.
Y mientras Moncloa insiste aguantar “apretando dientes”, federaciones territoriales han adoptado otra expresión menos heroica quizás más precisa: cuando música pare, serán ellas quienes queden sin silla.
