NORMALIZANDO ALIANZAS

El PP cambia de registro, no pica en el cebo del PSOE y tiende la mano a VOX tras analizar a fondo los datos de las elecciones en Extremadura

Alberto Núñez Feijóo intenta establecer relaciones más fluidas con Santiago Abascal, a pesar de que María Guardiola siga diciendo que está abierta a ofertas de los socialistas

El PP cambia de registro, no pica en el cebo del PSOE y tiende la mano a VOX tras analizar a fondo los datos de las elecciones en Extremadura
Feijóo (PP) vs Abascal (VOX). PD

El Partido Popular ha adoptado un enfoque más pragmático tras los resultados de las elecciones en Extremadura. La presidenta en funciones, María Guardiola, logró imponerse el 21 de diciembre con una victoria ajustada, pero no alcanzó la mayoría absoluta. Para poder gobernar, necesita aliados y VOX se presenta como la alternativa obligada al haber incrementado su representación de 5 a 11 escaños. Este panorama obliga a Génova, la sede central del PP, a interpretar con atención lo que han dictado las urnas: los votantes exigen estabilidad sin rechazar a la derecha alternativa.

Por su parte, Santiago Abascal, líder de Vox, no tardó en reaccionar. Desde Madrid, instó a Guardiola a aclarar su posición: o pacta con Vox, aceptando sus demandas en cuestiones como el Pacto Verde, lucha contra la inmigración ilegal, impuestos y políticas de género, o busca acuerdos con el PSOE o Podemos. Aunque Abascal evitó entrar en detalles sobre sus condiciones, dejó claro que no obstaculizarán el cambio ni traicionarán a sus votantes. Recordó pactos previos del PP con la izquierda, como el que firmó José Antonio Monago con IU en 2011, para cuestionar así la coherencia del PP. Según él, ahora le toca decidir a Guardiola y a Feijóo.

El mensaje claro de Extremadura

Las elecciones en Extremadura han servido como un termómetro perfecto para medir las dinámicas dentro de la derecha española. Aunque el PP salió vencedor, ha perdido apoyo respecto a las urnas de 2023 y no logró captar los votos esperados del exterior, cuyo recuento está pendiente. En contraste, VOX se erigió como el gran triunfador: aumentó tanto en votos como en escaños, superando todas las expectativas en una región que tradicionalmente ha sido fiel al bipartidismo. Por su parte, Unidas por Extremadura también obtuvo avances, mientras que el PSOE sufrió una histórica debacle al perder diez escaños y quedarse con tan sólo dieciocho.

Es crucial interpretar correctamente este resultado. Si bien Feijóo capitaliza el desplome socialista —un golpe directo para Pedro Sánchez— no logra frenar el ascenso de VOX. En un artículo para Periodista Digital, Alfonso Rojo señala que a Feijóo solo le queda llegar a un acuerdo con Abascal si desea recuperar los votos perdidos ante el PSOE. Los populares cuentan con 28 escaños, mientras que VOX tiene 11; aún les faltan 5 para alcanzar la mayoría absoluta de 33. Un pacto con los socialistas sería un suicidio político para la marca PP en esa región; y alianza con la izquierda radical parece improbable debido al rechazo mostrado por parte de Irene de Miguel.

Por otro lado, las declaraciones de Guardiola han causado revuelo. Se refirió despectivamente como «señoros» a los votantes de VOX, lo que llevó a que Abascal la apodara «la Irene Montero del PP». Esta confrontación electoral, marcada por un humor involuntario —como ese «feminazi» extremeño— contrasta con la nueva fase que exige VOX: negociaciones serias para la investidura y los presupuestos del 2026. Abascal dejó claro que sin acuerdo sobre las cuentas no habrá abstención.

Desde las oficinas centrales del PP en Génova, tanto Feijóo como su mano derecha, Miguel Tellado, han dejado claro su mensaje. Pidieron a Abascal que no se confunda de adversario y reconozca lo que han dictado las urnas: «Quieren que les gobierne el PP». Feijóo exige «responsabilidad y proporcionalidad» por parte de Vox, abriendo así una puerta hacia una convivencia pacífica entre ambos partidos. Este enfoque pragmático se refleja también en otros territorios: en Valencia, por ejemplo, el presidente electo, Pérez Llorca, asumió su cargo gracias al apoyo de Vox mientras arremetía contra temas como migración y el Pacto Verde. En Sevilla, el PP liderado por José Luis Sanz aprobó los presupuestos del 2026 incluyendo exigencias provenientes de Vox sobre recortes en igualdad y medidas antiaborto.

TerritorioResultado PPVoxPacto actual
Extremadura28 escaños (victoria sin mayoría)11 (duplica)Pendiente; llave Vox
ValenciaGobierno respaldado por VoxLíneas rojas cumplidasEstable; contra Pacto Verde
SevillaPresupuestos 2026 aprobadosExigencias incorporadasAlianza presupuestaria
Murcia/BalearesGobiernos PP-VoxColaboración mediterráneaConsolidada

La relación entre PP y VOX ha fluctuado entre alianzas y enfrentamientos. En 2023, ya fue necesaria la colaboración con VOX para investir a Guardiola, aunque surgieron fricciones durante ese proceso. Guardiola prometió en campaña electoral con VOX y llegó a definirlo como partido de ultraderecha. Pasadas las elecciones, tuvo que comerse esas palabras y pactar con ese partido que previamente había despreciado. Por su parte, Abascal ha denunciado que PP y PSOE son socios en el Parlamento Europeo y en la Comisión y que en esas instituciones acuerdan cosas que debilitan España en áreas clave como inmigración ilegal, agricultura, ganadería, pesca, industria o sector del Automóvil.

Además, VOX ha denunciado reiteradamente cómo el Pacto Verde suscrito entre populares y socialistas perjudica a todas las áreas económicas en general y al campo en particular, además de pretender el cierre de instalaciones de producción de electricidad que son indispensables para España como la Central de Almaraz. Por todo ello, el candidato de VOX en Extremadura, Oscar Fernández Calle, ha recordado en innumerables ocasiones¡: «Da igual si es PP o PSOE; aquí manda una socialista temporalmente contratada por el PP».

En este contexto cambiante, Feijóo ha moderado su discurso. Antes temía parecerse demasiado a VOX; ahora parece aceptar ciertos marcos ideológicos comunes entre ambos partidos y normalizar esta relación: «Es necesario interpretar adecuadamente lo ocurrido en Extremadura». Mientras Guardiola intenta resistir esta presión desde Génova, Tellado marca el rumbo del partido popular ante un electorado que demanda gobiernos estables; diluir diferencias ideológicas parece ser ahora el camino elegido.

Las posibles repercusiones ya se vislumbran para las elecciones de 2026. Lo sucedido en Extremadura podría anticipar lo que ocurrirá en Andalucía y Castilla y León. Si VOX intensifica su oposición contra la inmigración ilegal y exige que se aseguren las fronteras y que se deporte a los ilegalers, así como sobre infraestructura (AVE Madrid-Lisboa o aeropuerto Badajoz), podría forzar al PP a ceder para evitar bloqueos políticos futuros. Un pacto fallido podría invisibilizar a los votantes voxistas e incluso fortalecer aún más a Sánchez. En cambio, una colaboración fluida podría reconfigurar la derecha española como un proyecto común —el más ágil dentro del contexto europeo occidental—.

  • Líneas rojas exigidas por VOX: Rechazo al Pacto Verde; operatividad nuclear en Almaraz; recortes al gasto superfluo (igualdad y sindicatos).
  • Propuestas planteadas por Guardiola: Abstención posible siempre que no se traicione al cambio prometido.
  • Postura adoptada por Feijóo: Responsabilidad mutua; enfocar esfuerzos contra el PSOE como verdadero enemigo.

El ciclo autonómico dibuja tres posibles escenarios para la relación entre PP y VOX: confrontación (como se vivió durante la campaña electoral extremeña), acuerdo liderado por PP (como ocurre actualmente en Valencia o Murcia) o iniciativas impulsadas por VOX corregidas posteriormente por los populares (en Europa). Tanto Feijóo como Abascal coinciden en buscar estabilidad política —algo evidente también tras el relevo valenciano protagonizado por Mazón—.

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