NOS TOMAN POR IMBÉCILES

Romance del buen mentir

Luis XIII… y medio

Mentiras, fake news, propaganda, política
Mentiras, fake news, propaganda, política. PD

La verdad, en estos tiempos,

tal parece un bien escaso;

difícil dar con alguna

entre tanto bulo y fango.

Sin embargo, antiguamente,

de la Edad de Piedra hablo

hasta anteayer, nada menos,

hay algo que estaba claro:

aquél que en una mentira

hubiera sido pillado,

si bien en la transgresión

existían muchos grados,

el rostro se lo ponían

para empezar, colorado;

se le perdía el respeto

y puede que marginado

quedara para los restos

o, al menos, por un buen rato.

La hipocresía es humana;

con ese peso cargamos;

la mentira, no es que sea

un ejercicio muy sano,

pero hay que contar con ella

pues no podemos librarnos

de se nos escape alguna

o, si con ella topamos

tratar con benevolencia

a quien intentó engañarnos;

pero, hasta ahora jamás

pueblo alguno la ha aprobado.

Desde rechazo social

cuando era venial pecado

incluso, en lo casos graves,

mucho peor lo pasaron,

el mentir se tuvo siempre

por algo incivilizado.

Pensemos en la señora

que el marido la ha pescado

con otro tío en la cama

¡Me digan si no es engaño!

Pues bien si se los cargaba,

a los dos, tras por su mano

se tomase la justicia

jamás era castigado.

Más aún, se convertía

tras su honor así lavado,

en un héroe de masas

aplaudido… y envidiado

por algún cónyuge que otro

que, de cuernos bien dotado,

por mucho que le jodiera,

con otro jodía, al tanto,

prefiriera hacerse el sordo…

el ciego, el mudo y el manco.

Que en la viña del Señor

bichos raros no han faltado.

Hasta ese límite horrible

el mentir se ha rechazado.

Pues bien, ahora sucede

al revés en muchos casos:

parece que esté de moda

aquí, en los últimos años,

mentir con toda la cara

y el tío seguir tan pancho.

Me refiero a los políticos,

a quienes ocupan cargos,

a no pocos periodistas

y también a tertulianos

que opinan a troche y moche

la mayoría, iletrados

en que la gente es idiota

parecen muy confiados;

desde luego, en muchos casos

no van desencaminados.

Algunos, a más se atreven:

dicen algo y lo contrario

con lo que, seguro, mienten;

poca duda ahí han dejado.

La primera parte es grave:

a quien con tal desparpajo

se burla del personal,

también maridos burlados,

pues igualmente están siendo

cornudos y apaleados,

muchos, ni siquiera advierten

de tanto manipulados

cómo les toman el pelo

de pies a cabeza calvos

de honra, dignidad y orgullo

son totalmente afeitados.

Hasta les ríen la gracia

aunque, necios e insensatos,

no se enteran, pobrecillos,

primeros perjudicados

pues que no le mienten gratis

seguro, algo van buscando

y gracias a tanto imbécil

terminarán encontrándolo.

Voy con la segunda parte

otra que merece llanto:

con un rostro de cemento

la mentira que han soltado

se la adjudican a otros

y hasta llegan a acusarlos

de que la dijeron ellos

¡el muerto les han cargado!

Queda la tercera parte,

que esto es tragedia en tres actos.

Buena parte de inocentes

tan vilmente así tratados

no sólo no les reprochan

su indecencia, calumniados,

pues la mentira del otro

a ellos han adjudicado.

Con ese callar, otorgan

y, el terreno así abonado

se tragarán otra y otra

pues que no han escarmentado.

Moraleja, que esta historia

una terrible ha dejado:

quien se muestra agradecido

a tanto le den por saco,

no sólo a sí se traiciona

que, responsable ha quedado

del enemigo, crecido,

no pare de machacarlo;

Si fuera él sólo, diría

que estábamos encantados

pues que bien se lo merece

que bien lo muelan a palos.

Pero el problema es más gordo

que al final, pagan el pato,

los lúcidos españoles,

pocos ya que van quedando,

impotentes, sin Gobierno,

no puede así ser llamado

en la práctica, enemigo

a la nación enfrentado

un día sí, otro también

su obligación traicionado

encima, haciéndolo adrede;

¡para eso no le pagamos!

Si sumamos al desastre

sin Oposición estamos,

¿Qué nos queda? ¿Nada más

que, a la fuerza, resignarnos?

¿Es que nadie va a atreverse,

por fin, desenmascararlos?

Cuando la mentira es norma

excepción la verdad, vamos

derechitos al abismo

que acabará por tragarnos.

De mentiras y mentiras

totalmente rodeados

sólo queda una verdad

que no puede consolarnos:

Al menos, los españoles

pronto desaparezcamos

cuando aquí queden tan sólo

todos los que están llegando

ya no habremos de tragar

nos sigan poniendo a caldo

una mentira tras otra.

¡Al fin de ellas nos libramos!

 

Luis XIII… y medio

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído