España limita al Norte,
enseñaban los Colegios,
con el Cantábrico mar;
al Este, los Pirineos;
al Oeste, Portugal;
completa los cuatro vientos
al Sur, lindando con África,
de Gibraltar, el Estrecho.
Las cosas estaban claras,
geográficamente, al menos;
los chavales enterados
a qué límites sujeto,
nuestro lugar en el mapa
España toda, al completo;
unidad territorial
desde muy lejanos tiempos
cuando Hispania nos llamaron
los de aquel Romano Imperio,
hermoso nombre debido
a no sé de los conejos
que por lo visto eran muchos;
de ahí el nombre que nos dieron.
Hoy, todo nos lo han cambiado
aunque es para no creerlo;
si España no se ha movido,
sus límites siguen ciertos,
el problema que sufrimos,
desgraciadamente es nuevo
no afecta a nuestros vecinos
que tampoco se movieron.
Límites han inventado,
ya no fuera, sino dentro
en busca de diferencias
en busca de enfrentamientos
preferiblemente sean
más y más y más violentos.
El “divide y vencerás”
pretende ser paso previo
a la desaparición
de este país, noble y viejo
al que odian quienes debieran
cada vez más grande hacerlo.
Vendidos a no se sabe
poder maligno, extranjero,
su traición avanza más
cuán nos resistimos menos;
la mayoría engañados,
esos sí son pseudo-Medios,
que a coro, bulos y fango
vomitan, siempre perversos
en ropajes progresistas
engañosamente envueltos.
Camino del precipicio
que a nuestros pies han abierto,
los unos que no se enteran,
los otros, no ven remedio,
ante la inmensa cagada
que la golfería ha impuesto
sus límites traicioneros
sirven de papel higiénico.
