No somos ángeles, no, pero si en algún momento lo fuimos, las alas las perdimos por el camino, mucho antes de perder el propio camino.
Así que ahora, cuando hablamos banalmente de alcanzar el amor universal, no sabemos ni por dónde comenzar.
Intentémoslo.
El camino hacia el amor universal pasa por una puerta llamada “comprensión”.
Pasa por el simple ejercicio de ponerse desapasionadamente en la piel del otro y darse cuenta de que nadie es tan bueno, ni tan malo como aparenta o prejuzgamos.
Salvo el Gran Hermano, HDLGP, claro, ya que, con este tipo, siempre nos quedaremos cortos.
En cualquier caso, el camino hacia el amor universal pasa por reconocer que todos, sin excepción, somos seres perfectamente imperfectos y que, en consecuencia, debemos de pensárnoslo dos veces antes de juzgar, condenar, y lanzar la primera piedra contra todos aquellos que, a nuestro entender, son diferentes.
Salvo la deshonrosa excepción, de aquellos que hace tiempo que perdieron su humanidad.
Deja en paz al diferente; déjalo ser; solo déjalo ser.
Vive y deja vivir; incluso a aquellos que, como un servidor, se cisca en el hipócrita ´buenismo woke 2030´.

