Manuel del Rosal García: «Animalistas, ecolojetas y el gobierno que, a cambio de votos, los alimenta»

Animalistas
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“La Tauromaquia es un símbolo de identidad nacional, los animalistas son el símbolo de los ecolojetas, de su hipocresía bárbara y del uso de los animales para medrar en política”

Se prometían a sí mismos acabar con los símbolos y los arquetipos de España. Entraron en el Congreso de los Diputados como elefante en una ferretería. Dos de los símbolos nacionales más potentes de nuestra historia colectiva, dos arquetipos ancestrales del inconsciente colectivo español serían arrastrados a las profundidades del olvido, La Tauromaquia y la Semana Santa estaban ya contando sus días. Un viento de locura salido de la estupidez, la ideología más seborreica y casposa y apoyado por un gobierno de izquierdas, pero con comportamiento de derechas liberales que buscaban y buscan tan solo el poder y el dinero para ellos prometiendo las migajas del festín a los “desheredados” por una derecha reaccionaria, preparaba las hogueras donde se sacrificarían ambos símbolos nacionales, ambos arquetipos. Bajo la vitola de lo que ellos llaman “progreso” y, desgraciadamente para España, lo creen millones de ciudadanos que identifican el progreso con los móviles y las mascotas, aunque el acceso a la vivienda se les prohíba por decreto ley socialista; se pintaban de rojo sus epidermis y se tiraban al suelo ante las plazas de toros para protestar por la muerte del animal y se refocilaban cuando algún torero era cogido ¡porca miseria! Sin embargo a ninguno de esos ecolojetas, socialistas, comunistas y amantes del medio ambiente hasta la extenuación, se les ha visto pisar la tierra quemada donde han muerto calcinados miles de esos animales a los que tanto aman, mostrando una vez más todos ellos, incluidos los miembros del gobierno, que los animales y el medio ambiente les importan una mierda, ya que lo único que les importa es, a los del gobierno, el poder como sea y a los que viven de la mamandurria ecolojeta y animalista, a los progres con nómina incluida en los presupuestos que pagamos los de siempre con nuestros impuestos, los subsidios que les permiten seguir medrando miserablemente.

La Tauromaquia y la Semana Santa estaban condenadas a morir en las hogueras del progreso. Dos potentes arquetipos del inconsciente colectivo español serían inmolados. Desconocían lo que son los arquetipos y los símbolos de identidad nacional en cualquier pueblo. Estos paniaguados por un gobierno que nunca ha estado ni estará con el pueblo mientras se le llena la boca de mantras sociales; estos limpiabotas y tiralevitas de esa izquierda que huele a naftalina de puritita vieja y gastada, a lo más que han llegado en su defensa del medio ambiente y en su amor a los animales, es a regar unas míseras macetas de geranios y en acariciar al gato de la abuela. Y este gobierno de tinieblas, a lo más que ha llegado en escudo social es a contratar a Broncano para hacerle sombra a Pablo Motos.

Y hete aquí que las plazas de toros ponen todos los días el cartel de no hay billetes, Sus graderíos se llenan hasta la bandera de hombres, mujeres, jóvenes y niños de toda clase y condición como si de repente el inconsciente colectivo, el símbolo de identidad nacional, aherrojado durante años en los oscuros sótanos de la Moncloa “progresista”, se haya soltado de sus cadenas y haya saltado con más fuerza que nunca al albero de los cosos taurinos.

Uno se pregunta si este renacer simbólico y arquetípico será algo más que una explosión de añoranzas y no una contestación popular a las doctrinas, ideologías, represiones y prohibiciones de un gobierno inmerso tan solo en trocear a España para pagar los votos que le permiten a Sánchez dormir en el mullido colchón de la Moncloa. ¡Ojalá fuera eso, una contestación popular!

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