De recuperar a Jardiel Poncela, por J.C.Deus

Enrique Jardiel Poncela es nuestro Oscar Wilde, un señor inteligente e irónico, que canalizó en el humor su desajuste, que murió prematuramente porque no podía aguantar este jodido mundo, y que ha sido en las últimas décadas injustamente marginado por esa conspiración de los necios que rige todos sus estamentos y especialmente el creativo. Juan Carlos Pérez de la Fuente se atreve a rescatarlo y con ello se adentra en una ruta -la del teatro español contemporáneo sin prejuicios politiqueros- que está esperando adaptaciones competentes, y que puede darle muchos y merecidos éxitos. Parece vacunado contra la pandemia de lo políticamente correcto y eso hoy es una excepción que agradecemos.

Escrita en la convulsa España republicana en vísperas de la revolución de octubre de 1934, Angelina o el honor de un brigadier es una comedia manifiestamente escapista, que quiere hacer reir y distraer en una época agitada, pero que por la inteligencia y dotes de su autor se convierte en una entretenida sátira del teatro decimonónico como, salvando las diferencias, Cervantes se burlaba de los libros de caballerías del anterior siglo. Una sátira que además es un monumento literario que burla burlando el teatro en verso, construye ripios memorables, parlamentos rimados que aún hoy deslumbran con su agudeza, todo al servicio de un humor blanco, que a nadie ni nada ofende y que sólo pretende divertir ilustrando.

La acción transcurre en la españa de 1880, entre las clases altas de una nación adormilada. Angelina, hija de un pomposo militar, que no podía llamarse más que Marcial, va a casarse como es debido, con un tontinaca manejable, pero el pollopera Germán, conquistador irresistible de señoras aburridas, se escapa con la niña ansiosa de aventuras el día de su petición de mano. Su padre y Rodolfo, el novio abandonado, les persiguen. Angelina se arrepiente inmediatamente del desliz, pero es tarde para evitar que Don Marcial desafíe en duelo a Germán en defensa de su honor. Le hiere y gana la partida pero el triunfo se le indigesta al descubrir que no sólo le ha robado la hija sino también la esposa, su Marcela que le estaba siendo infiel con tan exitoso galán. Ridículos señorones y esposas casquivanas, jovenzuelos vacuos y damitas tontinacas, unas gentes decadentes de las que reirse sin hacer sangre ni chabacanería.

La puesta en escena recrea la época con el distanciamiento irónico de un sistema de cortinajes, bastidores y telas a la antigua usanza. La parodia en ocurrentes ripios de un folletín grandilocuente está justamente medida para no caer en las múltiples trampas que podrían arruinar el montaje de una obra irónica, de una disimulada burla, de una amable farsa. El reparto está clavado en tono y gesto, en fondo y forma, y los actores secundarios a la altura de los protagonistas, que es cuando puede decirse que el director ha triunfado. Y así, Federico, el amigo del ligón, y las dos amiguitas de la novia, contribuyen a la veracidad cómica de la trama tanto como esa pareja zarzuelera de médico y banquero que escoltan a un brigadier ridículo hasta por su grado castrense, al que se carga con el baldón de los baldones en aquellos tiempos del cuplé, los temidos cuernos del marido engañado.

Juan Carlos Pérez de la Fuente se explica así: ‘Es otro tiempo, un siglo lejano, lo que relucía no era oro, es latón. Y se oxida. Este humor ventila, airea, ilumina, hiere, purifica y es un gratificante distanciamiento para revisar los mitos y las grandes palabras, ya tan polvorientas, que durante siglos, guardadas en escapularios, fueron santo y seña de este pueblo y de su teatro. Ironías del tiempo. Lo que hoy es humor, ayer fue llanto’. Bueno, no dramaticemos, que Jardiel se lo tomaba más a coña.

UN MODERADO INGENIOSO

Jardiel Poncela nació en Madrid en 1901. Era hijo de pintora y periodista. La influencia de Ramón Gómez de la Serna resultará decisiva en su orientación literaria. Está también cercano a Miguel Mihura, Tono, Edgar Neville, Manuel Abril o Enrique Díaz Casariego. En 1926 da inicio a una relación sentimental con
una mujer separada llamada Josefina Peñalver, con quien, sin casarse, tendrá a su hija Evangelina, nacida dos años después del comienzo de la relación. Poco tiempo más tarde la pareja se rompería.

Su primera obra teatral estrenada fue Una noche de primavera sin sueño (1927). En esta
primera etapa de su carrera también ejerció como novelista, debutando con Amor se
escribe sin hache (1929). Con posterioridad aparecerían ¡Espérame en Siberia, vida mía!
(1930), Pero…¿hubo alguna vez once mil vírgenes? (1931) y La tournée de Dios (1932).
A comienzos de los años 30, y tras estrenar la obra de teatro El cadáver del señor García
(1930), Jardiel se marchó a los Estados Unidos, intentando abrirse camino como
guionista en Hollywood. En 1933 retornó a España y principió una relación con la actriz Carmen Sánchez Labajos, con quien tendría otra hija, Mari Luz.

En 1936 fue detenido por el gobierno del Frente Popular por dar asistencia al político conservador Rafael Salazar, pero quedaría en libertad después de pasar tres días en la cárcel. En plena guerra se marchó
a Francia. Posteriormente viajó a Argentina para retornar de nuevo a España y residir en
San Sebastián, alineándose con el franquismo. Después del conflicto retornó a la capital
de España y a mediados de los años 40 se declaró independiente a nivel ideológico.

Abandonando en 1933 la escritura novelesca, Jardiel centra su gran talento en el teatro,
escribiendo títulos como Margarita, Armando y su padre (1933), Usted tiene ojos de
mujer fatal (1933), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Un adulterio decente
(1935), Las cinco advertencias de Satanás (1935), Un marido de ida y vuelta (1939),
Eloísa está debajo de un almendro (1940), Los ladrones somos gente honrada (1941),
Los habitantes de la casa deshabitada (1942), Es peligroso asomarse al exterior (1942),
Blanca por fuera y rosa por dentro (1943), Cuatro corazones con freno y marcha atrás
(1946), una de sus principales obras, que en 1936 se había estrenado con el título de
Morirse es un error, Agua, aceite y gasolina (1946), El sexo débil ha hecho gimnasia
(1949) y Los tigres escondidos en la alcoba (1949).

A finales de los años 30 Jardiel llegó a dirigir y escribir cortos cinematográficos, como Un
anuncio y cinco cartas (1937), Definiciones (1938) o un largometraje llamado Mauricio o
una víctima del vicio (1940). En 1943 crea la Compañía de Comedias Cómicas, pero sobrevivir a una guerra civil nunca ha sido fácil. El fracaso comercial de sus últimas producciones teatrales le lleva a la ruina económica y un cáncer de laringe termina provocando su muerte el 12 de febrero de 1952. Tenía 50
años.

Enrique Jardiel Poncela es uno de los principales nombres del teatro humorístico
español. Infravalorado en su tiempo y de nuevo con la democracia, su ingenioso teatro basado en la lógica de lo inverosímil, con gusto por el absurdo, el sarcasmo y la ironía, y la creación de situaciones y personajes disparatados, no está al alcance de la simpleza reinante.

LA EMPRESA PÉREZ DE LA FUENTE

Desde su creación en 2004, Pérez de la Fuente Producciones ha estrenado seis montajes dirigidos por su impulsor, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Medalla de Oro de las Bellas Artes 1999 y Premio Cultura de la Comunidad de Madrid 2008, que fue director del Centro Dramático Nacional entre 1996 y 2004 antes de iniciar este camino independiente abordando piezas muy diversas, de ‘Oscar o la felicidad de existir’, del francés Eric-Emmanuel Schmitt (2005), a ‘El mágico prodigioso’ (2006), de Calderón de la Barca, ‘El león en invierno’ (2007), del norteamericano James Goldman. ‘¿Dónde estás, Ulalume, dónde estás? (2007), de Alfonso Sastre, ‘La vida es sueño’, presentada también en la Volksbühne de Berlín y en el Piccolo Teatro de Milán, y ‘Puerta del Sol, un episodio nacional’, para la Conmemoración del Bicentenario del Dos de Mayo de 1808, basado en la tercera parte de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.

Esta compañía teatral, como decimos, parece haber encontrado un hueco incomprensiblemente amplio por la pereza y seguidismo del teatro español de nuestros días. Angelina ya está contratada hasta el verano en teatros de toda España. Se lo merece.

ANGELINA O EL HONOR DE UN BRIGADIER
Del 17 de diciembre al 17 de enero
PÉREZ DE LA FUENTE PRODUCCIONES
Más información en: www.perezdelafuente.es

TEATROS DEL CANAL
SALA VERDE
HORARIO
De martes a jueves a las 20.30 h.
Viernes y sábados a las 19.00h y a las 22.30 h.
Domingos a las 19.30 h.
Los días 24 y 31 de diciembre no hay representación

Dirección y escenografía: Juan Carlos Pérez de la Fuente /
Vestuario: Javier Artiñano /
Iluminación: José Manuel Guerra /
spacio sonoro: Luis Miguel Cobo /
Ayudante de dirección: Belén Santa-Olalla.

REPARTO

CHETE LERA, Don Marcial, el brigadier
SOLEDAD MALLOL, Marcela, su mujer
JACOBO DICENTA, Germán, el amante

LUIS PEREZAGUA, Don Justo, el banquero
ZORIÓN EGUILEOR, Don Elías, el médico
CARMEN ARÉVALO, Doña Calixta, mujer de Don Justo
DANIEL HUARTE, Rodolfo, novio de Angelina
PACO BLÁZQUEZ, Federico, amigo de Germán
SAMUEL SEÑAS, Representante / Criado / Capellán
ANA DEL ARCO, Carlota, amiga de Angelina
SARA RIVERO, Luisa, amiga de Angelina

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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