Ignacio González, presidente de Centro Canario Nacionalista, está a un paso de suscribir un acuerdo para ir en las listas regionales de Coalición Canaria. Cuenta Carmen Ruano en El Blogo Feroz que el pizpireta político palmero está dispuesto a dejar atrás todas las desavenencias con los nacionalistas de la calle Galcerán a cambio de ir como número tres o cuatro en la plancha de CC al Parlamento de Canarias por la isla de Tenerife, lo que le asegura un escaño en el hemiciclo, aunque parece que pudiese ambicionar también una consejería.
Sin embargo, no son pocos los que recelan de la llegada de González. Su controvertida trayectoria en otras formaciones le precede como una carta de presentación no demasiado recomendable y suele ser fuente de conflictos más tarde o más temprano.
Ignacio González comenzó militando en la política activa en el seno del Partido Popular. Su excesivo y desmedido protagonismo hicieron que al final tuviera que marcharse por la puerta de atrás de la sede de Juan Padrón. Después de un tiempo en el ostracismo, este político se hace con las riendas de una formación en proceso de demolición, el Centro Canario Nacionalista. Esa plataforma le sirvió para tender puentes con la calle Galcerán, es decir con Coalición Canaria, pero de nuevo le volvieron las ambiciones de acumular más y más poder.
El intento de mandar más que nadie se topó con la oposición de dos terribles gallos de pelea. El recientemente fenecido Adán Martín y el entonces presidente de CC, Paulino Rivero, al que juró odio eterno y se fue de la sede nacionalista dando un portazo que se escuchó en medio Archipiélago.
En 2006 comenzó a trabajar de firme en hacer del CCN una organización fuerte, con esperanzas no de ganar las elecciones autonómicas, pero sí de meter la nariz en alguna institución. El mismo logró un acta de concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y, con el tiempo, pese al rencor manifiesto con Coalición, acabó obteniendo un área de Gobierno en la Casa de los Dragos.
Ahora, visto que el tsunami electoral del PP puede dejar sin opciones en las Islas a los partidos menos representativos, González no cambia de chaqueta, sino que se quiere colocar encima el traje a medida para seguir en el machito del poder y no duda en ponerse en manos de los sastres paulinescos.
