Izquierda Unida se deshace por los cuatro costados. Tras la alianza con Socialistas por Tenerife, lo que lleva aparejado ir también en coalición, según la circunscripción, con Los Verdes, Nueva Canarias y el clan de imputados del club de Dimas Martín, es decir el PIL, gran parte de altos cargos de la formación de izquierdas en Canarias ha decidido presentar su renuncia y largarse de la organización, entre ellos María Puig y Segundo Martínez.
Puig y Martínez, veteranos líderes de IUC, comunicaron su dimisión al coordinador general de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, la pasada semana. Los militantes de Izquierda Unida Canaria han tratado de cerrar candidaturas para las elecciones locales tras la dimisión de ambos, puesto que ésta se ha producido prácticamente en el límite legal para la presentación de las listas, que se encontraban bloqueadas por la dirección saliente.
María Puig era hasta ahora coordinadora general de la dirección autonómica de IUC. Junto a Puig y Martínez, también han anunciado que abandonan sus cargos en el Consejo Político Vicente Bolaños -ex concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria-, Carmiña Martínez y Llarena. Todos ellos ocupaban esos cargos desde hace años.
Puig, en declaraciones a El Día, manifestó que «hay unos pactos que no tienen nada que ver con la coherencia y honradez política que IUC ha defendido hasta ahora, que son los dos límites que no podemos sobrepasar», asegura. Es el caso de NC que, a su vez, «pactó el PIL» o Socialistas por Tenerife, que solo se separó del PSC por un problema de listas».
Puig aclara que la situación «no se podía asumir ni gestionar las elecciones con pactos impuestos que eran inaceptables». «¿Pero qué izquierda alternativa: el PIL? ¿NC, que posiblemente volverá a juntarse con CC?», se pregunta con ironía Puig.
«Los Verdes sí podían ser una aliado, pero los demás partidos no los veo». Y es que «tiene que haber una coherencia: a lo mejor esto es ya de una escuela que está superada, pero no sé si todos entienden el hecho de asociarse con todo el mundo. Yo no, desde luego».
