La hija pródiga ha regresado y se ha dado un batacazo. La vuelta de Patricia Conde a Mediaset no ha sido como se esperaba. La presentadora estrenó el 15 de mayo de 2014, ‘Ciento y la madre’ en Cuatro y tan sólo la siguió el 5,3% de la audiencia. ¿Por qué? Porque es un programa poco acertado para el prime-time, porque es demasiado largo, porque resulta antiguo y noventero y porque sólo hace gracia a ratos.
Una vez más, Cuatro no ha acertado. ¿Qué está pasando en la segunda cadena de Mediaset? ¿Qué es lo que tienen que replantearse? Entre otras cosas, su fórmula basada en el humor gamberro y humillante ya no funciona. Es cierto que la cadena tiene un target comercial y una imagen mejor que la de su competencia directa (laSexta), pero también es cierto que en la última temporada, pocos de sus estrenos han funcionado. Y eso que le ponen mucho empeño.
‘Ciento y la madre’ ha tenido una insistente campaña de promoción basada casi exclusivamente en su presentadora, Patricia Conde. Primer error. Se pensaban que la rubia era suficiente reclamo para atraer a las masas y no es así. Vale que se hizo muy famosa y muy querida con ‘Sé lo que hicisteis…’ (laSexta), pero aquel programa no tenía éxito por ella o por el resto del equipo, sino por sus contenidos polémicos y su humor irónico y satírico. Otro ejemplo más de que responsabilizar, para bien y para mal, a un presentador del éxito o el fracaso de un espacio es un error.
El problema es que no se sabía muy bien de qué iba el programa y una vez visto el estreno, tampoco. ‘Ciento y la madre’ es una gamberrada que podría ser divertida si se centrase en algo concreto y si fuera más breve. Pero no, el show es un batiburrillo de gags y bromas que no eran novedosas ni en los 90..
Lo que se vio fue un cajón desastre. Daba la sensación de que era el típico espacio piloto que la productora (en este caso ‘La competencia’) realiza como prueba para que la cadena elija con lo que se va a quedar y con lo que no.
De verdad, ‘Ciento y la madre’ no tiene sentido. Eso no sería malo, si no fuera porque no siempre hace gracia. es cierto que algunas bromas eran tronchantes (la de Conde dando instrucciones por un pinganillo a los famosos) pero las que menos. Ya hay cuatro programas grabados y hay algo que no se entiende: si se ha contado con la colaboración de personajes como Ana Obregón o María José Campanario, ¿por qué, en el estreno, se invitó a figuras tan poco llamativas como Juanra Bonet, Falete y Eva Hache? Es serio, ¿no es mejor sacar a alguien con más fuerza al principio para enganchar a la gente? Y otra cosa más, ¿por qué en este país se sigue insistiendo en la idea de que Falete es una superstar?
El resto de secciones eran imitaciones calcadas de ‘El informal’ (programa de T5 en el que ‘nació’ Conde) y cámaras ocultas en ocasiones muy crueles (como aquella en la que una chica veía cómo su novio se ligaba a una camarera).
‘Ciento y la madre’ no puede ir en prime-time. No puede. ¿Por qué no lo recortan y lo concretan? Con media hora centrada en los famosos riéndose de sí mismos y de los demás, sobra.
Otro petardo mojado fue el reencuentro entre Conde y su ex ‘archienemigo’, Jorge Javier Vázquez (ambos se criticaron mucho en la época en la que ella se metía con él en ‘SLQH’). Se nos anunció eso como si fuese un acontecimiento internacional. Había morbo, no lo dudo, pero no se aprovechó. Patricia dijo haberse apostado 100 euros con el presentador de ‘Sálvame’ a que, algún día, volvería a Mediaset España (algo que él dudada), por lo que Vázquez, lo primero que hizo al entrar en plató, fue darle el dinero a la rubia. El resto fue peloteo, abrazos, besitos, dardos camuflados y la proposición de él para que Conde se sometiera a un polígrafo.
Otras de las razones por las que el estreno de ‘Ciento y la madre’ no funcionó es porque Mediaset contraprogramó en Telecinco ‘Resurrección’, serie estadounidense de tintes sobrenaturales que se hizo con un 27,7% de cuota de pantalla.
Y por último, hablemos de Patricia Conde. Que la rubia es graciosa lo sabemos, que su humor es excesivamente hiriente y agresivo, también. Ella tiene chispa, es empática, pero poco pudo hacer ante ese batiburrillo. Gustará más o menos, pero que quede claro, Patricia Conde no es suficiente. Ni ella ni nadie.