Esta es la pregunta que se debería hacer a todos los aspirantes a funcionarios tanto en CCAA’s como en la Administración del Estado y Gobiernos Locales. Y es que muchos se han dado cuenta, con 30 años, si no 40, que quieren ser funcionarios.
El funcionariado en España es un trabajo de Servicio Público, y debería ser vocacional. Por eso realmente no importa tanto la preparación como la vocación.
Un funcionario preparado no garantiza que sea el mejor funcionario posible. Sin embargo, un funcionario no tan preparado, pero con una clara vocación de Servicio Público luchará para ser el mejor en su trabajo y garantizar que se hace el bien al ciudadano.
Por eso no entiendo a aquellos que con 40 años se apuntan a una academia de oposiciones para intentar tener un sueldo fijo, 14 pagas y un trabajo no demasiado complicado.
Obviamente aquí deberíamos dejar fuera tanto a los profesores como a Médicos y enfermeras, ya que aquí si que deben confluir las dos cosas, ser el mejor o la mejor preparada (con carreras universitarias y masters de postgrado) y tener una vocación por la docencia o por la sanidad.
El problema es que En España la mayoría de funcionarios que aprueban las oposiciones con plaza, son personas que ya llevan trabajando como interinos desde hace mucho tiempo. Porque una vez aprobadas las oposiciones, en la fase de concurso de méritos, ganan por goleada por experiencia.
¿No puedes ser funcionario con 30 años?
Efectivamente muchos lo son. Incluso con 40, gente que lleva desde los 20 años intentando conseguir plaza en unas oposiciones que le amargan la vida (de esto ya hablaremos otro día). Pero no me vengas con el cuento que con 40 años te has dado cuenta que quieres ser policía, o bombero, o quieres ser celador, u ordenanza municipal, o administrativo del estado…
Otro día contaré mi visión del funcionariado en España, en cualquier país. Contaré cómo debería ser, cómo debería trabajarse, cómo debería pasar sus periodos de formación para estar siempre al día con las nuevas tecnologías y, sobre todo, con la ciudadanía. Con alguna anécdota como formador de formadores, que solo les preocupaba los créditos para los trienios y los concursos de traslados… Esto en otro episodio de Cosas que me ponen furioso.
