Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Demencia senil, todavía no

Este post se escribe, fundamentalmente, para mi médico. Esto no quiere decir que no sean vuesarcedes también quienes van a participar de estas reflexiones mediante su lectura y ¡ojalá! con sus comentarios, porque creo que les vendrá muy bien conocer y criticar lo que aquí se diga que, como de costumbre, va a ser mucho y bueno. Así es que, atentos.

Empiezo por decirle al facultativo en cuestión que no estoy de acuerdo con su diagnóstico. Es verdad que todo lo que se diga o haga (en este caso mi señoría) va a ser algo senil porque uno ya tiene sus años. O sea, que lo de senil vale. Pero en lo que disiento, aunque sin demasiado énfasis, es en lo de la demencia. Al menos a juicio de la RAE, es decir, de la Real Academia, lo de demencia, en su primera acepción es “locura, trastorno de la razón”; en la segunda, es decir, en la segunda acepción quizá haya de admitirle al doctor de marras que tiene algo de razón, pues dice que lo de la demencia es, para los médicos, “deterioro progresivo de las facultades mentales que causa graves trastornos de conducta”, puesto que además cita como ejemplo, en este caso, la “demencia senil”’. Por tanto, esto de mi demencia senil, o sea, el largarle a uno un diagnóstico de este tipo, dice mi señoría, que habrá que justificarlo. Es verdad que uno ya nota que no oye lo que oyen los jóvenes, ni ve lo que ven ellos, ni huele lo que ellos huelen, ni… Bueno, eso sí, pero… Si es que uno aprecia este deterioro en los demás, pero no en uno mismo. Mi señoría, de hecho, ha tenido ocasión de detectar el deterioro mental de otras personas ancianas cuando, perteneciendo a la Junta de Gobierno de un Centro de Mayores, se planteaba en las reuniones cualquier tipo de problemas que se iban a discutir después con la dirección técnica del Centro. Cuántas tonterías, santo Dios, y qué repertorio de bobadas se decían acerca de cualquier tema que se traía a colación. Yo, en todo un año jamás hice ninguna propuesta hasta que, dada mi presunta inutilidad, al cabo de un año, me indujeron a que presentase mi dimisión. Sí, algo parecido a eso que sucedido ha con la Directora del CNI que, como saben vuesarcedes, puesto que ella no presentaba su dimisión, la cesaron, pero para que la ciudadanía creyese lo que no ha creído, fue la ministra del ramo la que bautizó el evento diciendo que lo que había acontecido en realidad es que había habido una sustitución. Bien es cierto que mi señoría cree que una buena parte de la oposición al Gobierno debe haber pensado que si en lugar de la sustitución de la Directora del CNI por otra persona lo que hubiese ocurrido hubiese sido la sustitución del Jefe Consejo de Ministras y Ministros por otro ser… Sí, que el Presidente actual -y no sabemos hasta cuándo-, don Pedro Sánchez hubiese sido sustituido por otro, por ejemplo, por Alberto Núñez Feijóo, que la sustitución habrían sido más apetecible. Y es que mi señoría cree que la oposición piensa que sustituir al señor Sánchez es fácil. Y no. Porque, ¿los posibles sustitutos serían, como lo es don Pedro, doctores?, pregunto.  Sí, en Economía o en lo que sea, pero, ¿serían doctores? Pues es que si no son doctores… Claro, la ciudadanía acostumbrado se ha a ese rango de personas y ahora es difícil que vaya a darse por satisfecha con un quídam. ¿O no?

 

12-05-2022.

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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