En una coreografía espacial digna de película, la cápsula Dragon de SpaceX ha ejecutado por primera vez una maniobra de “reboost” usando sus propios motores Draco, elevando la órbita de la Estación Espacial Internacional (EEI) y demostrando una capacidad inédita para vehículos comerciales. Este pequeño empujón, de apenas 5 minutos y 3 segundos, podría suponer un antes y un después en la gestión de la estación y su futuro.
A día de hoy, 4 de septiembre de 2025, la EEI sigue siendo uno de los laboratorios más avanzados y singulares de la humanidad, pero mantenerla “flotando” a unos 400 kilómetros de altitud no es tarea fácil. La atmósfera terrestre, aunque tenue a esa altura, sigue “rozando” la estación y la obliga a realizar periódicamente estos reimpulsos orbitales para evitar que su órbita decaiga y, en el peor de los casos, acabe precipitándose hacia la Tierra.
Draco, el nuevo músculo comercial de la EEI
Hasta ahora, estas maniobras se confiaban casi en exclusiva a naves rusas Progress, pero la situación geopolítica y la madurez de la tecnología privada han abierto la puerta a nuevos actores. Aquí entra en escena Dragon, que ha validado en tiempo real la capacidad de sus motores Draco, ubicados en el módulo “trunk” (el compartimento de carga no presurizado), para realizar un reboost de la estación.
Los motores Draco —de apenas 90 kilos cada uno— están diseñados para maniobras de control y acoplamiento, pero nunca antes se habían empleado para reimpulsar la EEI. En esta maniobra histórica, dos de estos motores funcionaron al unísono, elevando la altitud de la estación en un ensayo que ha sido seguido de cerca tanto por ingenieros de SpaceX como por la NASA.
El éxito del reboost no solo certifica la versatilidad de Dragon, sino que abre la puerta a que futuras misiones comerciales puedan participar activamente en el mantenimiento de la estación, un hito que hace apenas una década parecía ciencia ficción.
¿Por qué es tan importante un reboost?
La EEI está en una órbita baja, donde la fricción atmosférica la va frenando poco a poco. Sin reimpulsos periódicos, la estación perdería altitud y acabaría reentrando en la atmósfera. Por eso, la capacidad de realizar maniobras de reboost es esencial para prolongar la vida útil de este laboratorio espacial.
Este avance tiene varias implicaciones directas:
- Reducción de dependencia de socios internacionales: La estación no dependerá exclusivamente de las naves Progress rusas para su mantenimiento.
- Mayor flexibilidad: Cualquier nave Dragon acoplada podrá corregir la órbita si surge una emergencia.
- Impulso al sector privado: SpaceX demuestra que los vehículos comerciales pueden asumir roles críticos en la infraestructura espacial internacional.
Además, el reboost de Dragon se realizó con una nave cargada con experimentos científicos, lo que demuestra que las operaciones comerciales y científicas pueden coexistir y complementarse en la nueva era de la exploración espacial.
El futuro: ¿reboost comercial como rutina?
La validación de esta maniobra significa que, en el futuro, cualquier misión Dragon podría participar en el mantenimiento orbital de la EEI. Esto podría traducirse en una mayor frecuencia y flexibilidad en las correcciones de altitud, reduciendo costes y facilitando la logística de las misiones.
La NASA ya ha adelantado que esta capacidad será clave en la transición hacia estaciones espaciales gestionadas por el sector privado, e incluso en la preparación de misiones más allá de la órbita terrestre baja, como la futura estación lunar Gateway.
Lo que no se ve: ciencia y curiosidades a bordo
Mientras la Dragon “empujaba” la estación, a bordo se realizaban experimentos tan dispares como el estudio de células óseas humanas, simulando el deterioro que sufren los huesos en microgravedad. Estos experimentos pueden tener aplicaciones en la lucha contra la osteoporosis en la Tierra. En paralelo, sensores de radiación, cultivos de plantas y hasta pequeños robots autónomos pululan entre los módulos, en una rutina que parece sacada de una novela de ciencia ficción.
Algunas curiosidades científicas y técnicas derivadas de este reboost:
- Los motores Draco funcionan con un propelente hipergólico, es decir, dos componentes que arden espontáneamente al entrar en contacto, lo que permite una gran fiabilidad y rapidez de respuesta.
- El “trunk” de Dragon, donde se alojan estos motores, es desechado al final de cada misión y se desintegra en la atmósfera, así que cada reboost necesita una nave acoplada y lista para la maniobra.
- En la EEI, los reimpulsos suelen provocar un ligero “mareo” a los astronautas, ya que durante unos minutos sienten una aceleración mínima pero perceptible, como si la estación “acelerara” suavemente en el vacío.
- El récord de reboost más largo lo sigue ostentando una nave Progress, pero Dragon ya ha demostrado que puede asumir el testigo en el futuro.
De la ciencia ficción a la rutina orbital
La imagen de una nave Dragon elevando la órbita de la EEI ilustra el nuevo papel de las empresas privadas en la exploración espacial. Y, quién sabe, quizá en unos años sea tan común ver una nave comercial “empujando” una estación como repostar combustible en la carretera. La próxima vez que mires al cielo y veas pasar ese brillante punto de luz, recuerda que, gracias a la tecnología y a un buen empujón de Draco, la EEI sigue su viaje a toda velocidad… y con estilo.
