En las remotas montañas de Kuhistán, Pakistán, la naturaleza ha desenterrado una historia que desafía la imaginación y pone de relieve los profundos cambios que sufre nuestro planeta.
Allí, en el Valle de la Dama, un pastor local, Omar Khan, se topó recientemente con el cuerpo perfectamente conservado de un hombre desaparecido en 1997.
El hallazgo ha causado tanto asombro como preocupación: el cadáver, protegido durante casi tres décadas por el hielo, ha emergido ahora debido al acelerado derretimiento del glaciar.
La identidad, confirmada por un documento aún intacto, corresponde a Naseeruddin, un joven que desapareció tras caer en una grieta durante una tormenta de nieve, dejando tras de sí una familia y una incógnita que parecía irresoluble.
Este tipo de descubrimientos, que en otro tiempo se considerarían milagrosos, empiezan a ser cada vez más frecuentes en las montañas del mundo.
Detrás de este fenómeno se esconde una realidad inquietante: el retroceso de los glaciares ya no es solo una cuestión de paisajes que cambian, sino también de historias humanas que resurgen del pasado, y de nuevas amenazas para el medio ambiente y la salud pública.
El retroceso de los glaciares: una señal inequívoca
El caso de Naseeruddin no es un hecho aislado. A medida que las temperaturas globales baten récords año tras año, los glaciares de montaña, desde los Himalayas hasta los Alpes, están perdiendo masa a un ritmo acelerado. Según datos recientes, el año 2023/24 marcó el 37º año consecutivo de pérdida neta de hielo en glaciares de referencia. Esto ha llevado a que, en los últimos seis años, se haya registrado el retroceso más rápido de la historia documentada para estas masas de hielo.
Las consecuencias del deshielo son múltiples y afectan tanto al entorno natural como a la sociedad humana. Entre los impactos más destacados se encuentran:
- Aumento del nivel del mar, lo que amenaza a comunidades costeras y ecosistemas marinos.
- Escasez de agua potable en regiones que dependen del deshielo para su abastecimiento.
- Pérdida de hábitats para especies adaptadas a climas fríos.
- Inestabilidad geológica, ya que el hielo que antes actuaba como soporte desaparece, provocando deslizamientos y avalanchas.
- Liberación de gases de efecto invernadero, como el metano, desde suelos que permanecieron congelados durante milenios.
Todo esto, por supuesto, tiene profundas implicaciones para la salud humana y el desarrollo sostenible.
Medio ambiente y salud: una relación cada vez más visible
El retroceso de los glaciares afecta directamente a la salud pública. Más allá de la falta de agua y los riesgos asociados a los desastres naturales, el deshielo puede liberar no solo gases, sino también microorganismos y toxinas atrapados en el hielo durante décadas o siglos. Algunos científicos alertan de la posibilidad de que virus y bacterias antiguos, desconocidos para nuestro sistema inmunológico, puedan emerger a medida que los glaciares se derriten.
Por si fuera poco, la exposición de nuevos suelos puede cambiar la química de los ecosistemas acuáticos. Un reciente estudio sugiere que los suelos recién descubiertos, tras el retroceso glaciar, pueden pasar de ser sumideros de dióxido de carbono a emisores de metano, un gas con un potencial de calentamiento global 25 veces mayor que el CO₂ en períodos de 100 años. Este cambio agrava el ciclo del calentamiento y acelera la degradación del medio ambiente.
Curiosidades científicas del hielo eterno (o no tan eterno)
Detrás de la tragedia y el asombro que suscitan estos hallazgos, se esconden también anécdotas y datos fascinantes que ilustran la compleja relación entre el ser humano, la ciencia y el clima:
- En los Alpes, la ola de calor de 2022 dejó al descubierto restos de aviones estrellados y cuerpos de montañistas desaparecidos hace décadas, que fueron identificados gracias a pruebas de ADN.
- El hielo glaciar no solo conserva cuerpos: también se han hallado utensilios prehistóricos, semillas y hasta virus gigantes “zombis”, que tras miles de años en letargo han vuelto a la vida en laboratorio.
- Los glaciólogos miden el retroceso del hielo con una precisión casi milimétrica. Según sus cálculos, desde 1975 los glaciares han perdido más de 9.000 billones de toneladas de masa, lo que equivale a un bloque de hielo del tamaño de Alemania con 25 metros de espesor.
- En Perú, los glaciares tropicales han retrocedido un 40% en las últimas décadas, lo que pone en jaque la seguridad hídrica de millones de personas en la región andina.
- Si el ritmo actual de deshielo continúa, los expertos estiman que el 80% de los glaciares pequeños de Europa, África oriental e Indonesia podrían desaparecer antes de final de siglo.
Y, por si fuera poco, el retroceso glaciar puede incluso afectar a los volcanes: al perder el peso del hielo que los cubre, algunos sistemas volcánicos podrían volverse más activos y eruptivos. ¡Como si el deshielo no tuviera ya suficiente protagonismo!
Entre la ciencia y el asombro
La historia de Naseeruddin, el hombre que regresó del hielo tras 28 años, nos recuerda que los glaciares son archivos vivientes del planeta, custodios de secretos y testigos de cambios que superan la escala de una vida humana.
Cada hallazgo bajo el hielo es una cápsula del tiempo y una advertencia: el cambio climático no solo transforma el paisaje, sino que también reescribe el pasado y pone en jaque el futuro. Y, mientras tanto, los científicos siguen atentos, cronistas de un deshielo que, por desgracia, ya no es tan eterno como pensábamos.
