NUEVAS INVESTIGACIONES SOBRE ALIMENTOS Y SALUD

¿Sabías que comer demasiadas patatas fritas aumenta el riesgo de diabetes?

Un reciente estudio advierte que abusar de las patatas fritas podría elevar el riesgo de diabetes tipo 2 en un 20 por ciento

¿Sabías que comer demasiadas patatas fritas aumenta el riesgo de diabetes?
Patatas fritas. PD

Pocas cosas despiertan tantas pasiones y debates en la mesa como las patatas, especialmente si son crujientes y doradas, recién salidas de la freidora.

Pero ¿qué dice la ciencia más reciente sobre el consumo de este tubérculo favorito y su relación con la salud?

Un nuevo estudio ha puesto el foco en las patatas fritas y su posible impacto en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.

El dato más llamativo: comer frecuentemente patatas fritas puede aumentar en torno a un 20% el riesgo de diabetes tipo 2.

La clave, según los expertos, no es tanto el alimento en sí como su modo de preparación y la cantidad que se consume a lo largo del tiempo.

Patatas: aliadas o enemigas según cómo las cocines

Las patatas, originarias de América del Sur y adoptadas universalmente, son ricas en carbohidratos complejos, vitamina C, potasio y vitaminas del grupo B. Su contenido en almidón las convierte en una fuente rápida de energía, pero también levanta recelos entre quienes quieren controlar los picos de azúcar en sangre.

La controversia surge al diferenciar entre los distintos métodos de cocinado:

  • Patatas hervidas, asadas o al vapor: Estudios recientes indican que estas versiones no solo no elevan el riesgo de diabetes, sino que podrían incluso ayudar a controlarla si se consumen con moderación y como parte de una dieta equilibrada. En personas diabéticas bien controladas, incorporar una porción diaria de patata asada ha mostrado mejorar la composición corporal y reducir ligeramente la glucosa en ayunas.
  • Patatas fritas: Aquí reside el verdadero problema. El proceso de fritura eleva el índice glucémico del alimento y aporta grandes cantidades de grasas saturadas. Varios análisis han observado que el consumo regular de patatas fritas sí se asocia a un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y obesidad. Además, pueden contribuir a otros problemas cardiovasculares si forman parte habitual del menú.

Una curiosidad científica es que enfriar las patatas cocidas después de prepararlas puede reducir hasta un 25% su índice glucémico. Este fenómeno ocurre porque parte del almidón se transforma en almidón resistente, una fibra beneficiosa para la microbiota intestinal y para mantener estables los niveles de glucosa.

Salud personal: moderación y trucos para disfrutar sin riesgos

No hay motivos para demonizar las patatas. La clave está en cómo y cuánto se consumen:

  • Evita freírlas siempre que puedas. Opta por cocinarlas al horno, hervidas o al vapor.
  • Déjalas enfriar antes de comerlas para aprovechar el efecto del almidón resistente.
  • Combínalas con verduras frescas o legumbres para reducir el impacto glucémico.
  • Limita las raciones: una porción diaria (unos 100 gramos) es suficiente dentro de una dieta equilibrada.
  • Si eres fanático/a del puré o las ensaladas frías, ¡estás de enhorabuena! Estas versiones son más amables con tu metabolismo.

Curiosidades científicas sobre la humilde patata

  • Solanina, un compuesto natural presente en la piel verde o brotes, puede resultar tóxico si se consume en grandes cantidades. Sin embargo, su sabor amargo suele ser suficiente para evitar intoxicaciones accidentales.
  • Las patatas pertenecen a la familia botánica de las solanáceas, igual que los tomates y las berenjenas… ¡y también contienen pequeñas cantidades del famoso tóxico!
  • El médico centenario John Scharffenberg compara el efecto glucémico rápido de las patatas con el helado… aunque confiesa que no piensa renunciar a ellas del todo, pero sí recomienda moderación e imaginación en su preparación.

¿Sabías que…?

  • Enfriar una patata cocida toda la noche transforma parte de su almidón en fibra fermentable por tus bacterias intestinales: es un “probiotuber” casero.
  • Aunque algunos estudios asocian sólo las versiones fritas a un mayor riesgo metabólico, aún no hay consenso absoluto entre los científicos; cada nueva investigación aporta matices diferentes.
  • El récord Guinness a la mayor cantidad de variedades cultivadas lo ostenta Perú… ¡con más de 4.000 tipos distintos!

Por tanto, si eres amante declarado/a de las patatas fritas —ese placer culpable— recuerda: menos es más, alterna con otras formas más saludables y conviértete en fan del “tupper” frío. Tu páncreas te lo agradecerá.

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