NOBEL, FUGA Y DESAFÍO AL RÉGIMEN VENEZOLANO

La travesía oculta de María Corina Machado hacia Oslo y el laberinto de su regreso a Venezuela

El viaje clandestino de María Corina Machado a Oslo revela una red de apoyos discretos y abre un nuevo capítulo de tensión sobre su posible regreso a Venezuela

Es la estampa que todos querían ver.

La imagen de María Corina Machado saludando desde el balcón del Grand Hotel de Oslo, tras más de un año en la clandestinidad, encapsula el giro dramático que ha tomado la crisis venezolana y la oposición.

No fue solo un logro logístico: supuso un desafío directo al veto de viaje impuesto por el chavismo y una prueba de fuerza política ante el mundo.

Mientras cientos de venezolanos en Noruega la recibían con gritos de «valiente, valiente», la pregunta pasaba de cómo logró salir del país a qué sucederá cuando intente regresar a Caracas, si es que decide hacerlo. Entre ambos extremos se traza una ruta marcada por acuerdos discretos, viejos contactos en el chavismo y la sombra estadounidense.

Un viaje contrarreloj y a contracorriente

Desde hace años, las autoridades venezolanas mantenían una prohibición para que María Corina Machado abandonara el país, restricción que se acentuó tras su papel central en las primarias opositoras y en la denuncia del fraude electoral del 2024. Sin embargo, en los días previos a la ceremonia del Nobel, en Oslo reinaba la incertidumbre sobre si lograría llegar a tiempo o incluso aparecer en público.

Algunos elementos clave del contexto son:

  • Llevaba más de un año oculta dentro de Venezuela, moviéndose entre casas seguras y redes locales de apoyo.
  • Pesaban sobre ella investigaciones y amenazas de detención, mientras se intensificaba una oleada de arrestos contra dirigentes opositores.
  • Desde hace una década existía una prohibición formal para viajar al exterior, que el chavismo nunca levantó.

La incertidumbre alcanzó su punto álgido cuando no se presentó a una rueda de prensa previa a la ceremonia, momento en que el Instituto Nobel admitió no saber “cuándo y cómo” llegaría. Tras ese silencio se ocultaba una operación de salida meticulosamente planeada y deliberadamente opaca.

La ruta ‘secreta’: mar, islas y una base estadounidense

La reconstrucción del itinerario, basada en fuentes diplomáticas y medios que han accedido a detalles del viaje, revela un camino inusual diseñado para minimizar el riesgo de captura mientras se envía un mensaje político.

Varios elementos se entrelazan:

  • Salida por vía marítima desde la costa venezolana hacia el Caribe, lejos de los aeropuertos bajo vigilancia.
  • Tránsito hacia la isla de Curaçao, territorio del Reino de los Países Bajos, conocido como un punto clásico para disidentes y exiliados.
  • Posterior uso de un vuelo privado, relacionado con infraestructura o apoyo logístico estadounidense, con parada en una instalación bajo control norteamericano antes de continuar hacia Europa.

Medios internacionales como The Wall Street Journal y Bloomberg informaron que la líder opositora habría contado con apoyo del gobierno Trump para diseñar y llevar a cabo esta salida poco convencional, alineándose con la postura firme que ese expresidente y su entorno han mantenido frente a Nicolás Maduro. Aunque los detalles operativos aún carecen de confirmación oficial, lo que circula en círculos diplomáticos es coherente con tres factores:

  1. La imposibilidad práctica de salir por aeropuertos venezolanos sin ser detenida.
  2. El interés estadounidense en demostrar capacidad para proteger a alguien que se ha convertido en símbolo global de la oposición democrática.
  3. La necesidad del chavismo de evitar un enfrentamiento directo que pudiera escalar internacionalmente justo durante la entrega del Nobel.

Aliados dentro del chavismo: fisuras en el sistema

Un aspecto notable del viaje es la referencia hecha por fuentes cercanas a la oposición sobre la ayuda recibida por parte de aliados discretos dentro del propio chavismo. No son apoyos políticos visibles; más bien se trata de:

  • Mandos medios y funcionarios burocráticos que miraron hacia otro lado durante controles clave.
  • Empleados de seguridad que filtraron información sobre los movimientos policiales.
  • Intermediarios económicos con conexiones tanto dentro como fuera del sistema.

Este tipo de cooperación encubierta no es nuevo en Venezuela; sin embargo, el caso específico de Machado lo pone bajo el foco público. Para el régimen, detener a quien ha sido galardonada con el Nobel de la Paz en medio de una crisis legítima habría tenido un alto coste diplomático. Para ciertos sectores internos, facilitar su salida representaba una vía para descomprimir tensiones sin romper abiertamente con Maduro.

Esa ambigüedad se manifiesta en dos dimensiones:

  • Hacia afuera, el chavismo mantiene su discurso firme denunciando conspiraciones internacionales.
  • Hacia adentro, varios actores permiten movimientos que efectivamente reducen la presión inmediata sobre la figura más visible dentro de la oposición.

La elección misma de una ruta marítima hacia Curaçao sugiere un nivel significativo de complicidad local, difícilmente explicable sin al menos cierto grado de permisividad dentro las estructuras estatales.

De la clandestinidad al balcón en Oslo

La llegada de María Corina Machado a Oslo marcó su primera aparición pública después meses sumida en el silencio y ocultamiento. No solo se trataba del acto formal para recibir el Nobel; también era un reencuentro ante sus seguidores y ante una diáspora venezolana que ve en ella un referente.

En Noruega convergieron diversos planos:

  • Simbólico: una dirigente perseguida por su gobierno es celebrada en Europa por su defensa inquebrantable hacia la democracia.
  • Político: La presencia destacada tanto de líderes latinoamericanos como europeos reforzó cómo este premio representa una validación internacional ante las denuncias opositoras sobre el fraude electoral acontecido este año.
  • Emocional: El reencuentro con su familia fue conmovedor; su hija recogió el premio en su nombre y leyó un discurso cuando aún no estaba claro si Machado llegaría a tiempo.

En sus palabras se subrayaron dos ideas centrales:

  • Este Nobel no solo es un reconocimiento personal; representa también una forma palpable de “validación internacional” respecto al resultado electoral que asegura haber ganado.
  • La lucha venezolana está intrínsecamente vinculada con la defensa global por la democracia como base para alcanzar la paz.

Este marco convierte a Machado en algo más que simplemente una líder nacional; ahora actúa como rostro visible para una causa democrática situada en un país petrolero estratégico bajo constante vigilancia desde Washington hasta Bruselas.

El papel del expresidente Trump y el factor estadounidense

La influencia estadounidense recorre toda esta historia reciente relacionada con María Corina Machado, intensificándose tras recibir el Nobel. Ella ha estado alineada con sectores considerados halcones dentro del ámbito político norteamericano; defensores acérrimos frente a Maduro e insistentes al afirmar que este régimen representa una amenaza directa para EE.UU.

Algunos puntos claves son:

  • Machado dedicó parte del reconocimiento recibido a Donald Trump, quien ha reclamado públicamente haber merecido él mismo el Nobel e incorporando además al caso venezolano dentro su narrativa internacional.
  • La Administración Trump llevó a cabo durante los últimos meses más de veinte ataques militares contra supuestos objetivos relacionados con narcotráfico tanto en el Caribe como en Latinoamérica; acciones muy criticadas por organizaciones defensoras derechos humanos así como diversos gobiernos regionales.
  • Fuentes citadas por medios estadounidenses indican que equipos asociados a esa Administración habrían colaborado trazando y garantizando seguridad durante todo este proceso migratorio.

La combinación entre recibir el Nobel, realizar esta travesía clandestina junto al respaldo explícito del expresidente Trump coloca a esta dirigente venezolana justo en medio de un conflicto geopolítico:

  • Para el chavismo refuerza esa narrativa donde Washington utiliza a figuras opositoras como instrumentos para controlar los recursos petroleros venezolanos.
  • Para ciertos sectores opositores puede significar convertirla en interlocutora privilegiada ante Casa Blanca así como influencias dentro Partido Republicano.
  • Para Europa implica equilibrar apoyo hacia Machado mientras mantienen cierta distancia respecto a agendas más agresivas provenientes desde Washington.

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