Si no, podemos embarcarnos en aventuras a ninguna parte, que quizás encumbrarán a algún político, pero que luego generarán gran decepción otra vez, y sólo servirán para acentuar el resentimiento acumulado
(José Ignacio González Faus).- Estados y naciones son realidades contingentes, fruto de los vaivenes tantas veces irracionales de la historia. Ni fueron creados por Dios, ni figuran en la Torah sinaítica. Hace años escribí: «lo que quiero de los vascos es que sean mis hermanos, no que sean mis compatriotas; aquello vale más que esto». Que España y Portugal se separaran, o que Castilla y Aragón-Cataluña se unieran, fue debido a meros azares históricos que podrían haber sido de otra manera. No se debió a ningún imperativo derivado de esencias metafísicas.
¿Qué inconveniente hay pues en que Cataluña sea un pequeño país como Uruguay?. Si hubiera dicho un pequeño país «como Suiza» ya habría inconveniente: pero no por la independencia sino por la desvergüenza. Pero que sea un pequeño país como Uruguay no cambiará nada en los grandes problemas de la vida: después de eso los hombres seguirán amándose y odiándose, explotándose y ayudándose, llorando y sonriendo; y de aquí a cien años todos calvos.
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