Mientras se ciernen críticas soterradas y amenazas cismáticas, el programa de reformas del Papa Francisco va adquiriendo consistencia y respaldo
(Marco A. Velásquez, en RyF).- Cuando en enero de 1987 Mijaíl Gorvachov anunció al Comité Central su intensión de impulsar un proceso de desburocratización de la economía y la sociedad, tenía en mente la democratización del Estado soviético. Bastaron cuatro años para producir efectos visibles que se tradujeron, en diciembre de 1991, en la disolución oficial de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en la creación de la Federación Rusa. El proceso no estuvo exento de conflictos y rupturas, incluyendo un intento de golpe que aceleró el proceso transformador.
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