La Iglesia sigue atendiendo a los inmigrantes venezolanos, a pesar de las amenazas

En la frontera de Pacaraima el Evangelio no entiende de discriminaciones

Por el paso fronterizo pasan diariamente unas 500 personas que huyen de la misería y el hambre

En la frontera de Pacaraima el Evangelio no entiende de discriminaciones
El drama de los migrantes venezolanos en Pacaraima

Una de las acciones llevadas a cabo es el llamado café fraterno, que de lunes a viernes congrega a buena parte de los inmigrantes que están en la ciudad, en el que se les distribuye un café con leche y un pan

(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- Vivir en la frontera puede ser entendido desde dos puntos de vista, como lugar que establece puentes o por el contrario levanta muros. Pacaraima se ha convertido en los últimos tiempos en un lugar que muchos han aprendido a situar en el mapa. Hasta no hace mucho no pasaba de una pequeña ciudad en la frontera entre Brasil y Venezuela, poco frecuentada, a pesar de ser el único paso fronterizo terrestre entre los dos países.

Sin embargo, la crisis venezolana y la masiva llegada de inmigrantes ha creado situaciones de conflicto, incentivadas muchas veces por políticos sin escrúpulos que en busca de votos ante las próximas elecciones de octubre soliviantan a la gente, haciéndoles creer que los venezolanos les van a quitar lo que tienen, que en la mayoría de los casos no es mucho.

Andando por las calles de Pacaraima uno ve la masiva presencia de inmigrantes, a pesar de que el número ha disminuido por los graves conflictos ocurridos el pasado 18 de agosto que motivó la estampida de un amplio grupo de inmigrantes. A pesar de todo, el propio ejército brasileño, que está llevando a cabo el control de la frontera, reconoce que pasan diariamente unas 500 personas, muchos de los cuales tienen la intención de quedarse en Brasil.

En el único albergue para inmigrantes de la ciudad se encuentran los indígenas warao, unas trescientas personas según los militares brasileños que se encargan de la seguridad del recinto. El resto de los inmigrantes deambulan por las calles o de un lado a otro de la frontera, a la espera de una oportunidad para irse adentrando en territorio brasileño. Algunos caminan los más de doscientos kilómetros hasta Boa Vista, capital del estado de Roraima, cargando su escasas pertenencias.

 

La parroquia de Pacaraima intenta llevar a cabo un trabajo de acogida con los inmigrantes, lo que ha provocado no pocos recelos e incluso situaciones de tensión entre la población local. Las iras se dirigen especialmente contra el párroco, Jesús López Fernández de Bobadilla, quien llegó a la ciudad hace nueve años y que con su apoyo explícito a los venezolanos ha encontrado el rechazo de no pocos de sus feligreses. En los últimos meses se han unido a ese trabajo dos padres orionitas y dos religiosas de la Congregación de San José de Chambery.

Una de las acciones llevadas a cabo es el llamado café fraterno, que de lunes a viernes congrega a buena parte de los inmigrantes que están en la ciudad, en el que se les distribuye un café con leche y un pan, que para muchos es su única comida diaria.

 

 

No podemos olvidar, como reconoce el párroco, que la gran mayoría de los inmigrantes venezolanos que llegan a Brasil lo hacen huyendo del hambre. Junto con eso, en las últimas semanas ha comenzado un trabajo lúdico-educativo con los niños, llevado a cabo por los propios inmigrantes. Ver la sonrisa de los niños que participan de este proyecto pone de manifiesto como pequeñas acciones pueden transformar el mundo y hacer felices a quienes viven en situaciones extremas.

En referencia a la situación de tensión que se vive en la ciudad, el párroco no duda en afirmar que no va a dejar de llevar a cabo su labor humanitaria, a pesar de las amenazas y posibles represalias que pueda sufrir. Somos llamados a vivir el Evangelio, especialmente mostrando la misericordia para con aquellos que más nos necesitan, sin discriminar a nadie, venga de donde venga.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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