(Mario Ponzi)- Antiguas y nuevas esclavitudes hacen aún más incierto y fatigoso el camino de África hacia su desarrollo definitivo. Egoísmos de mercado, intereses de cartel con apariencia de pietismo, excluyen de hecho al continente negro del sistema mundial que se quiere globalizado. «La única ayuda que el pueblo africano necesitaría verdaderamente -sostiene en esta entrevista el cardenal nigeriano Francis Arinze, que formó parte del séquito de Benedicto XVI durante el reciente viaje a Benín– sería la de ponerlo en condiciones de levantarse y caminar por sí solo. Tiene la fuerza para hacerlo». Pero «¿se le permitirá?» se pregunta el purpurado.
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