Cuatro millones de mujeres, hombres y niños de Siria se había visto obligados a abandonar el país, ante una de las crisis más graves de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial
(Foro Gaspar García Laviana).- Los miembros del Foro Gaspar García Laviana sentimos la imperiosa necesidad de levantar nuestra sencilla y humilde voz, pero con toda energía, en favor de los emigrantes y refugiados de Siria y otros países, ante la tragedia tan grande y dolorosa que están sufriendo.
Las imágenes que nos ofrece a diario la televisión son tan crueles, dolorosas y duras, que nadie se puede quedar indiferente ante semejante drama. Según el informe de Amnistía Internacional de junio de 2015, unos cuatro millones de mujeres, hombres y niños de Siria se había visto obligados a abandonar el país, ante una de las crisis más graves de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta inhumana situación no es exclusiva de Siria, pues son también casi 60 millones los que han tenido que abandonar también su patria, como en Afganistán, Pakistán, Sudán del Sur, Etiopía, Uganda, Somalia, República Democrática del Congo, y eso sin irnos a Colombia, Guatemala o países asiáticos. Es muy lamentable que en pleno siglo XXI estemos ante un mapa de conflictos tan extenso con muchos fuegos abiertos. Parece un fracaso de la humanidad como colectivo humano ante sí misma, y sobre todo los países occidentales, y eso sin adentrarnos ante los 800 millones de personas que viven a diario y mueren debido al hambre. Las causas del hambre son también las causas de tanta emigración. ¿Quiénes son y somos los culpables?
Lo que agrava aún más la situación y como que nos vuelve a los seres humanos como salvajes unos para otros, es la actitud que los países desarrollados llevamos ya años adoptando con ellos. Somos los países productores de armas, España entre los primeros, con las que los países pobres, además de ser pobres, guerrean entre sí, se amenazan y fuerzan la huida. España lleva ya tiempo y tiempo intentando paralizarlos con vallas, concertinas, devoluciones en caliente, reclusión en los CIES, en condiciones humanas muy precarias y sin garantías para ejercer sus derechos, y tan solo a la espera de su expulsión del país. Según noticia del 2 de agosto fueron expulsados 831 inmigrantes tan solo de la Comunidad Valencia en 2014.
Ahora ante la avalancha de Siria, se evidencia el fracaso más absoluto de las políticas europeas sobre emigración y cooperación. Parece que asistimos a una subasta de personas, pero intentando ver quién se queda con menos y más preocupados en cerrar fronteras para impedirles entrar en Europa que en afrontar las graves situaciones y las causas generadoras que los obligan a marchar de sus países de origen. La llegada interrumpida de cayucos, lanchas neumáticas, asaltos en Ceuta y Melilla, arribadas a Lampedusa, Grecia, Macedonia, Hungría, etc. son la evidencia de ese fracaso.
En una reunión celebrada en Madrid a primeros de septiembre, Caritas Española, la Comisión Episcopal de Migraciones, el Sector Social de la Compañía de Jesús, CONFER y Justicia y Paz han acordado desarrollar una estrategia estatal conjunta como respuesta a la llamada del Papa Francisco dirigida a todas las Comunidades Religiosas de toda Europa. Todas estas entidades van a articular una respuesta a nivel estatal, pero al mismo tiempo, además de presionar a los gobiernos para que se comprometan a fondo con el problema, es necesario que todos nosotros, en su momento, nos impliquemos en la misma para ofrecer toda la protección de acogida y acompañamiento que nos sea posible a estas personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares y su tierra en busca de justicia, seguridad, libertad, dignidad y esperanza de vida. Es sencillamente traducir en realidad concreta las palabras de Jesús: «fui forastero y me acogisteis».