Un pueblo al que el régimen comunista quitó la religión y fe
(RD/Agencias).-El papa Benedicto XVI viaja mañana a Praga, primera etapa de su visita de tres días a la República Checa, un pequeño país de la Europa central fuertemente secularizado que necesita, «como todo el Continente», recuperar «la fe y la esperanza».
«La República Checa tras haber sufrido los dramas del pasado siglo necesita, como todo el Continente, reencontrar las razones de la fe y de la esperanza. Homenajearé a los héroes que han testimoniado el Evangelio y animaré a todos a caminar en la caridad y en la verdad», manifestó el Papa en la vigilia del viaje.
El Pontífice se va a encontrar con un país muy secularizado, de diez millones de habitantes, de los que sólo el 31,7 por ciento, según el Vaticano, o el 29 por ciento, según el cardenal de Praga, Miloslav Vlk, se declaran católicos y en el que la Iglesia Católica es vista con indiferencia, lo que dificulta el anuncio del Evangelio.
Según Vlk, otro cinco por ciento pertenece a otras iglesias y el 66 por ciento restante se declara ateo.
El Obispo de Roma, según dijeron a Efe fuentes vaticanas, lanzará un mensaje de esperanza a un pueblo al que el régimen comunista quitó la religión y fe y que veinte años después sigue sin recuperarla.
Benedicto XVI ya expresó su preocupación por la secularización que sufre el país en el discurso que dirigió a los prelados checos en 2005, cuando durante la visita que realizaron al Vaticano habló de la «devastación material y espiritual» que el régimen comunista dejó en los ciudadanos y añadió que ha llegado el momento «de recuperar el tiempo perdido, proyectando hacia adelante sin reservas los valores espirituales».
El Papa Ratzinger también denunció la escasez de sacerdotes. La Iglesia Católica Checa cuenta 1.956 sacerdotes, para un total de 3,3 millones de católicos.
En el discurso que dirigió al embajador de Praga ante la Santa Sede, Pavel Voslik, el pasado año, Benedicto XVI volvió a recordar el «tiempo oscuro de la opresión» comunista, abogó por el bien común, el progreso económico y la justicia social e hizo votos para encontrar una solución para la catedral de Praga.
La monumental catedral de San Vito está enclavada en el Castillo de Praga y aunque la Iglesia Católica reivindica su propiedad, la justicia checa la considera propiedad del Estado.
El Pontífice reiteró ante el embajador checo que la Iglesia no pretende privilegios, sino sólo desarrollar su misión y aseguró que cuando es reconocido ese derecho «toda la sociedad logra ventajas».
Aunque mantienen relaciones diplomáticas, la Santa Sede y la República Checa no tienen un Concordato, ya que en 2002 fue rechazado por el Parlamento el firmado por el gobierno de ese momento y el Vaticano.
En estos años de libertad, la Iglesia Católica ha tratado recuperar las propiedades que le fueron incautadas durante el régimen comunista, pero sus peticiones, según el Vaticano, «siguen sin atenderse».
A este respecto, el cardenal Vlk dijo hoy al diario vaticano «L’Osservatore Romano» que aunque desde la caída del comunismo gozan de libertad, muchos problemas siguen sin resolverse y «vivimos en un estado de provisionalidad, casi precario».
Vlk señaló que la Iglesia depende económicamente del Estado: paga los salarios de los sacerdotes, contribuye al mantenimiento de las oficinas diocesanas y de los edificios, «sólo -precisó- que esa financiación es el fruto de los bienes de la Iglesia en manos del Estado».
El cardenal lamentó el «alejamiento» de gran parte de la sociedad civil con la Iglesia, de la que tiene -dijo- una opinión negativa.
«La Iglesia se encuentra un poco al margen de la sociedad y es vista como una asociación privada, prácticamente insignificante», agregó.
En ese contexto, el Papa llegará mañana a Praga, en cuyo aeropuerto será recibido por el presidente, Vaclav Klaus. Después se postrará en la Iglesia de Santa María de la Victoria ante la imagen del Niño Jesús de Praga, muy vinculado a España, que coronará.
Por la tarde se reunirá con Klaus y con el Cuerpo Diplomático y el domingo se trasladará a Brno, la capital de Moravia, donde oficiará una misa a la que se espera asistan también miles de polacos, eslovacos, austríacos y de otros países vecinos.
El lunes visitará la iglesia de San Wenceslao, el patrón de los checos, y oficiará una misa en la explanada de Melnik, en Stará Boleslav. A media tarde regresará a Roma.